La
novena comienza el 24 de octubre. Esta novena la rezamos por nuestros difuntos
o almas del Purgatorio, para que nuestras oraciones y sufragios de buenas obras
les aprovechen y lleguen pronto a unirse con Dios en el cielo.
Recemos más por los difuntos. Ofrezcamos por ellos misas, comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras.
Los muertos no vienen a espantar a nadie, pero rezan y obtienen favores por quienes rezan por ellos.
Recemos más por los difuntos. Ofrezcamos por ellos misas, comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras.
Los muertos no vienen a espantar a nadie, pero rezan y obtienen favores por quienes rezan por ellos.
La práctica de orar por los difuntos es antigua. El libro 2º. de los
Macabeos en la S. Biblia dice: “Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los
muertos, para que quedaran libres de sus pecados” (2Mac. 12, 46).
La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por
los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les
pidió al morir fue esto: “No se olviden
de ofrecer oraciones por mi alma”).
San Gregorio Magno afirma: “Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este
mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el
otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían
sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y
limosnas por su eterno descanso”.
De San Gregorio se narran dos hechos interesantes. El primero, que él
ofreció 30 misas por el alma de un difunto, y después el muerto se le apareció
en sueños a darle las gracias porque por esas misas había logrado salir del
purgatorio. Y el segundo, que un día estando celebrando la Misa, elevó San
Gregorio la Santa Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho tiempo. Sus
ayudantes le preguntaron después por qué se había quedado tanto tiempo con la
hostia elevada en sus manos, y les respondió: “Es que vi que mientras ofrecía la Santa Hostia a
Dios, descansaban las benditas almas del purgatorio”. Desde tiempos
de San Gregorio (año 600) se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la
costumbre de ofrecer misas por el descanso de las benditas almas.
La respuesta de San Agustín: a este gran Santo le preguntó uno: “¿Cuánto rezarán por mí cuando
yo me haya muerto?”, y él le respondió: “Eso depende de cuánto rezas tú por los
difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a
los demás, esa medida se empleará para darle a él”.
¿Vamos a rezar más por los difuntos? ¿Vamos a ofrecer por ellos misas,
comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras? Los muertos nunca jamás
vienen a espantar a nadie, pero sí rezan y obtienen favores a favor de los que
rezan por ellos.
LA
NOVENA
Oración
Final y Responso
Oh
María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el
purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede
para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la
admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu
Hijo bendito.
Oh
glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo
por las almas del purgatorio.
V.
No te acuerdes, Señor, de mis pecados.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Padrenuestro.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Padrenuestro.
V.
De la puerta del infierno
R. Saca, Señor, sus almas.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
V. Señor, oye mi oración.
R. Y llegue a ti mi clamor.
R. Saca, Señor, sus almas.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
V. Señor, oye mi oración.
R. Y llegue a ti mi clamor.
Oremos.
Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes
por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no
las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y
las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti,
no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por
Cristo nuestro Señor. Amén.
V.
Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
DÍA
PRIMERO
Por la
señal,etc.
Pésame Dios
mío… o Señor mío Jesucristo, etc.
Señor mío Jesucristo, que quieres que tengamos suma delicadeza de
conciencia y santidad perfecta: te rogamos nos la concedas a nosotros; y a los
que por no haberla tenido se están purificando en el purgatorio, te dignes
aplicar nuestros sufragios y llevarlos pronto de aquellas penas al cielo. Te lo
pedimos por la intercesión de tu Madre purísima y de San José.
Terminar con
la oración final y el responso
DÍA
SEGUNDO
Por la señal, etc..
Por la señal, etc..
Pésame Dios mío… o Señor mío Jesucristo, etc
Señor mío Jesucristo, que eres cabeza de todos tus fieles cristianos que
en ti nos unimos como miembros de un mismo cuerpo que es la Iglesia: te
suplicamos nos unas más y más contigo y que nuestras oraciones y sufragios de
buenas obras aprovechen a las ánimas de nuestros hermanos del purgatorio, para
que lleguen pronto a unirse a sus hermanos del cielo.
Terminar con
la oración final y el responso
DÍA
TERCERO
Por la
señal, etc.
Pésame Dios
mío … o Señor mío Jesucristo, etc.
Señor mío Jesucristo, que a los que pecan castigas con justicia en esta
vida o en la otra: concédenos la gracia de nunca pecar y ten misericordia de
los que, habiendo pecado, no pudieron, por falta de tiempo, o no quisieron, por
falta de voluntad y por amor del regalo, satisfacer en esta vida y están
padeciendo ahora sus penas en el purgatorio; y a ellos y a todos llévalos
pronto a su descanso.
Terminar con
la oración final y el responso
DÍA
CUARTO
Por la
señal, etc.
Pésame Dios
mío… o Señor mío Jesucristo, etc.
Señor mío Jesucristo, que exiges la penitencia aun de los pecados
veniales en este mundo o en el otro: danos temor santo de los pecados veniales
y en misericordia de los que, por haberlos cometido, están ahora purificándose
en el purgatorio y líbralos a ellos y a todos los pecadores de sus penas,
llevándoles a la gloria eterna.
Terminar con
la oración final y el responso
DÍA
QUINTO
Por la
señal, etc.
Pésame Dios
mío… o Señor mío Jesucristo, etc.
Señor mío Jesucristo, que a los regalados en esta vida, que no pagaron
por su culpa o no tuvieron bastante caridad con el pobre, castigas en la otra
con la penitencia que aquí no hicieron: concédenos las virtudes de la
mortificación y de la caridad y acepta misericordioso nuestra caridad y
sufragios, para que por ellos lleguen pronto a su descanso eterno.
Terminar con
la oración final y el responso
DÍA
SEXTO
Por la
señal, etc.
Pésame Dios
mío… o Señor mío Jesucristo, etc.
Señor mío Jesucristo, que quisiste que honrásemos a nuestros padres y
parientes y distinguiésemos a nuestros amigos: te rogamos por todas las ánimas
del purgatorio, pero especialmente por los padres, parientes y amigos de
cuantos hacemos está novena, para que logren el descanso eterno.
Terminar con
la oración final y el responso
DÍA
SÉPTIMO
Por la
señal, etc.
Pésame Dios
mío … o Señor mío Jesucristo, etc.
Señor mío Jesucristo, que a los que no se preparan a tiempo para la
muerte, recibiendo bien los últimos sacramentos y purificándose de los residuos
de la mala vida pasada, los purificas en el purgatorio con terribles tormentos:
te suplicamos, Señor, por los que murieron sin prepararse y por todos los
demás, rogándote que les concedas a todos ellos la gloria y a nosotros recibir
bien los últimos sacramentos.
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la oración final y el responso
DÍA
OCTAVO
Por la
señal, etc.
Pésame Dios
mío … o Señor mío Jesucristo, etc.
Señor mío Jesucristo, que a los que vivieron en este mundo demasiado
aficionados a los bienes terrenales y olvidados de la gloria, los retienes
apartados del premio, para que se purifiquen de su negligencia en desearlo:
calma, Señor misericordioso, sus ansias y colma sus deseos, para que gocen
pronto de tu presencia, y a nosotros concédenos amar de tal manera los bienes
celestiales, que no deseemos desordenadamente los terrenos.
Terminar con
la oración final y el responso
DÍA
NOVENO
Por la
señal, etc.
Pésame Dios
mío… o Señor mío Jesucristo, etc.
Señor mío Jesucristo, cuyos méritos son infinitos y cuya bondad es
inmensa: mira propicio a tus hijos que gimen en el purgatorio anhelando la hora
de ver tu faz, de recibir tu abrazo, de descansar a tu lado y; mirándolos,
compadécete de sus penas y perdona lo que les falta para pagar por sus culpas.
Nosotros te ofrecemos nuestras obras y sufragios, los de tus Santos y Santas;
los de tu Madre y tus méritos; haz que pronto salgan de su cárcel y reciban de
tus manos su libertad y la gloria eterna.
Terminar con
la oración final y el responso
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