miércoles, 14 de octubre de 2015

NO ES RAZÓN PARA CASARSE


A veces, conocemos a una pareja, intuimos que su relación va a estrellarse y, sin embargo, no somos capaces de decirles nada. ¿Prudencia, miedo, cobardía? ¿Temor a no ser comprendidos o a ser rechazados? En la mayoría de las ocasiones, quizás sea por prudencia, pero en otras, posiblemente sea por no tener claro como decirlo, o falta de atrevimiento y fortaleza.

Lo que quizás sea más paradójico, es que ese fracaso del que venimos hablando, probablemente, lo esté viendo en mis hijos o incluso en mí mismo y no sea capaz de decirles nada ni, personalmente, de tomar decisiones.

Algunas veces hay relaciones que nacen viciadas, o se vician con el tiempo. Las mimbres de las que están hechas tampoco son sólidas, cuanto más duren, más sufrimiento van a acarrear.

Por tanto, es peligroso dar pasos hacia adelante porque es acercarse al fracaso y tener cada vez más dificultad para deshacer la relación.

Una de las razones para no casarse sería pensar en adquirir un compromiso solo por lástima, se piensa que se puede hacer feliz a la otra persona y eso produce un cierto atractivo.

Generalmente esta motivación termina en fracaso porque, inconscientemente, se está esperando que el otro, de alguna manera, agradezca lo que he hecho por él. Lógicamente esto no va a ser así. Es decir, que como matrimonio y como ejemplo de solidaridad hacia el otro, se va hacia el desastre con la consiguiente frustración personal.

Otra razón puede ser que la chica se haya quedado embarazada. En estos casos, quizás haya que esperar a que las cosas se “enfríen” y luego tomar decisiones. En el terreno afectivo no se deben tomar decisiones en caliente. Es multiplicar los sentimientos y dar menos cabida a la inteligencia, que siempre tendrá algo que decir. Se puede argumentar: “Es que si se enfrían no se casan” Pues con más motivo para esperar. Si eso es así más vale no casarse. Es una señal de que el matrimonio no iba a funcionar.

La belleza física si es lo único que nos atrae del otro, es una buena razón para pensárselo con prudencia. Quiere decir que el otro, nos atrae como cuerpo, pero con quien vamos a compartir la vida es con la persona. Tenemos que tener en cuenta que la sexualidad por sí sola no mantiene una relación.

Las ganas que se tienen de independizarse o liberarse de los padres, puede ser una razón para casarse en más ocasiones de las que se piensa. Por decirlo de alguna manera, las ganas de ser “normal”, de tener la vida establecida, de ser dueño de mí mismo. Espero que se entienda lo que quiero decir. Esta situación se da con mucha más frecuencia de la que, a primera vista, nos podría parecer. Hay que ser cautos. Es muy probable que esa independencia buscada se tenga en mayor medida cuando se vive con los padres que después. El matrimonio no es para ser independientes. Aunque para casarse haya que ser libres.

Una situación que últimamente está desuniendo mucho, es casarse con alguien que tiene alguna adicción.

Especialmente las mujeres piensan que si dejan a un chico en ese estado, es que son malas personas, lo cual produce en ella un sentimiento de culpa que las hace seguir con la relación.

Tienen que pensar que ellas no son especialistas en adicciones y que en el fondo se van a dar cuenta de que pueden ayudar poco. El noviazgo está para conocerse y, aunque parezca poco romántico o muy duro, con una persona que tenga adicciones hay que pensarse detenidamente si se es capaz de compartir la vida diaria y la afectiva con ella.

Concretamente, la adicción a la pornografía en internet está rompiendo muchos matrimonios y en el noviazgo se le da menos importancia de la que tiene. La adicción a páginas sexuales en internet es frecuentísima, especialmente en personas que tienen una vida plana, sin creencias, y según muchos expertos, incapacita para querer. La adicción hace que se pierda la libertad y sin libertad es imposible amar.

También convendría tener en cuenta, para pensarse detenidamente la conveniencia de casarse, situaciones en las cuales no se ha roto el cordón umbilical con la madre. Especialmente los hombres.

Genera conflictividad y es de difícil solución. La persona que no ha roto esa dependencia de su madre se encuentra entre dos aguas y bloqueada. Generalmente, sin carácter para salir adelante. Quien ha llegado a una situación como la que estamos hablando tendrá que esforzarse en mejorar su inteligencia emocional, para resolver la situación, sin generar otra más difícil.

Pensar que van a decir mis amigos o conocidos o haber tenido relaciones sexuales no son razones para casarse. Es fácil de entender, pero difícil de llevar a cabo.

No he querido ser exhaustivo, pero sí lo suficiente para hacer pensar en situaciones que se dan con cierta frecuencia y que pueden hacer que un futuro matrimonio sea un fracaso.

José María Contreras

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