Cuando se acerca Halloween o el
carnaval y voy por la calle, siempre que me cruzo en Alcalá con gente que no me
conoce, me miran fijamente y, cuando me han sobrepasado, oigo a mis espaldas
que comentan entre ellos: Yo creo que sí que es.
En esta época en que se ven
tantos disfraces, hay gente que piensa que yo también voy disfrazado. Eso sí,
debo decir que en todas las ocasiones, al mirarme la cara fijamente y con
atención, saben de forma instintiva que soy sacerdote o, al menos, se quedan
con la duda.
A los curas y a las monjas,
incluso en el carnaval, se nos reconoce. Por lo menos, normalmente es así. Hoy,
cuando ha refrescado, incluso me he animado, por primera vez, a usar la capa
corta con capucha que usaba en Roma. Hasta ahora no me había atrevido, por no
llamar demasiado la atención. Pero creo que una capa corta sobre la sotana es
una prenda muy digna y estéticamente muy bella.
Dudo si usar en Alcalá el
mantello de Roma. El cual todavía es más bonito incluso que la capa corta. Pero
cuando veo que hoy día todo el mundo usa por la calle las prendas que le dan la
gana, me pregunto que por qué no voy yo a poder usar las ropas genuinamente
clericales. Y es que la vestimenta clerical no se agota en la sotana. Desde el
sombrero de sacerdote hasta los zapatos con hebilla, las posibilidades
clericales son unas cuantas. Tampoco muchísimas, pero sí unas cuantas.
Curiosamente, la costumbre actual
es enterrar a los sacerdotes revestidos con ornamentos para celebrar misa. No
se me había ocurrido hasta ahora, pero me atrevo a aventurar que eso sucede
desde que los sacerdotes ya no se visten con sotana. Lo lógico sería enterrar a
los sacerdotes vestidos con traje clerical, no con ornamentos litúrgicos. Si
alguno sabe algo acerca de cual era la práctica en siglos pasados, le
agradeceré que deje constancia de ello (y de las referencias, si es posible) en
la parte de comentarios que está a la derecha de este post.
Parece lógico reservar las vestiduras litúrgicas para los actos
litúrgicos. Pero, repito, si alguien me puede ilustrar sobre este asunto, se lo
agradeceré.
P.
FORTEA
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