El joven seguidor se desanimaba, porque intentaba cambiar y corregir sus defectos y no lo conseguía. El Anacoreta, sonriendo, le dijo:
- No me extraña. Quieres cambiar demasiado deprisa.
Empiezas con mucho empuje y te cansas y pierdes fuerzas enseguida.
Lo miró con afecto y añadió:
- Su quieres cambiar, haz de realizar día a día
pequeños cambios en tu vida. Sólo así llegarás a realizar auténticas mejoras,
verdaderos cambios, en tu manera de ser.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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