Aquí hay diez cosas que tu mamá nunca te contó.
1. LA
HICISTE LLORAR… MUCHAS VECES.
Ella lloró cuando se enteró que estaba
embarazada. Ella lloró cuando tu naciste. Ella lloró la primera vez que te
cargó. Ella lloró de felicidad. Ella lloró por miedo. Ella lloró por
preocupación. Ella lloró porque te quería tanto. Ella sentía tu alegría y tu
dolor y lo compartía contigo, no importa si lo sabías o no. Lloró si te
enfermabas.
2. ELLA
QUERÍA EL ÚLTIMO PEDAZO DE LA GALLETA.
Pero cuando ella te vio mirar con eso grandes
ojos, lamerte alrededor de la boca con esa lengua pequeña, no se la podía comer.
Porque ella sabía que iba a ser mucho más feliz si la galleta iba para tu
pequeño estómago, en vez del de ella.
3. LE
DOLIÓ.
Cuando la jalaste del pelo, cuando la cogiste
con esas uñas afiladas que parecían imposibles de cortar. Le dolió mucho. Cuando
le dabas pecho y le mordías el seno, eso también dolió. Le partiste las
costillas cuando pateabas en su vientre. Agrandaste su estómago por nueve
meses. Y le diste un dolor infernal cuando llegaste a este mundo.
4.
ELLA SIEMPRE ESTABA ASUSTADA.
Desde el momento que naciste ella hizo todo en
su poder para protegerte. Ella se volvió como una mamá oso que protege a su
osito. Ella era la mujer que quería decir NO, cuando la vecina preguntaba si te
podía cargar. Porque en su mundo nadie te podía cargar tan seguro como ella. Su
corazón dio unas vueltas cuando tomaste tus primeros pasos. Ella se mantenía
despierta en las noches para asegurarse que llegaras a casa y te despertaba
temprano para que tuvieras tiempo de ir al colegio. Cada vez que te doblabas un
dedo o te caías ella estaba cerca. Cada vez que tenías una pesadilla o fiebre
estaba ahí para levantarte de la cama. Ella siempre estaba ahí para ver que
estuvieras bien.
5. ELLA
SABE QUE NO ES PERFECTA.
Ella es su peor crítica. Ella sabe todos sus
defectos, y a veces se odia a sí misma por eso. Pero cuando se trata de ti es
cuando es más dura con sí misma. Ella quiere ser la mamá perfecta, y no quiere
hacer errores – pero como es humana obviamente cometió errores. Probablemente
sigue tratando de perdonarse por ellos. Ella quisiera de todo corazón poder
viajar en el tiempo y hacer las cosas diferentes, pero no se puede. O
sea que sean buenos con ella y piensen que hizo lo que
más pudo.
6. ELLA
TE MIRABA CUANDO DORMÍAS.
Habían veces cuando se quedaba despierta hasta
las tres de la mañana y oraba para que te durmieras. Prácticamente no podía
mantenerse despierta cuando te cantaba y pedía que ”por favor, por favor,
duérmete”. Cuando por fin te dormías te acostaba, y por un momento se
desaparecía todo su cansancio. Esto pasaba cuando estaba sentada al lado tuyo
de la cama y miraba tu carita de ángel expresar más amor de lo que creía que
era posible.
7. TE
CARGÓ MUCHO MÁS QUE NUEVE MESES.
Tú necesitabas ser cargado/a. Así que lo hizo.
Ella aprendió como cargarte mientras limpiaba, mientras comía. Hasta te cargaba
mientras dormía, porque así era la única manera que podía dormir. Sus brazos se
cansaban y le dolía la espalda, pero ella te cargaba porque tú querías estar cerca de ella. Ella te acariciaba, te amaba,
te besaba y jugaba contigo. Tú te sentías segura en sus brazos, feliz en sus
brazos. Tú sabías que eras amada en sus brazos. Así que te cargaba mucho y todo
el tiempo que necesitabas.
8. SU
CORAZÓN SE PARTÍA CADA VEZ CUANDO ESTABAS LLORANDO.
No había ningún sonido que era tan horrible como
cuando llorabas, o ninguna vista tan horrible como cuando tus lágrimas pasaban
por las mejillas. Ella hacía todo en su poder para que no lloraras más. Y cuando no podía hacerte parar de llorar su corazón se
partía en mil pedazos.
9. TU
SIEMPRE VENÍAS DE PRIMERO/A.
Ella podía estar sin comida, sin ducharse o sin
dormir. Ella siempre ponía tus necesidades de primero, antes que los suyos.
Ella pasaba todo el día asegurándose que tú
tuvieras todo lo que necesitabas, y cuando el día se había acabado no tenía
energía para sí misma. Pero el próximo día se despertaba y hacía todo otra vez,
porque tú significabas tanto para ella.
10. ELLA
LO HARÍA TODO DE NUEVO.
Ser madre es uno de los trabajos más duros que
uno puede tener y no es raro que te acerques a los límites de lo que eres capaz
de hacer. Tu lloras, te duele, tratas, fallas, trabajas y aprendes. Pero,
también sientes una cantidad de felicidad tan grande que no creías que era
posible, también sientes más amor de lo que tu corazón aguanta. A pesar de todo
el dolor, tristeza, noches tardes y madrugadas que obligas tu mamá a pasar,
ella lo haría todo otra vez por ti, así de importante eres para ella.
O
sea que la próxima vez que la veas, dale las gracias.
Déjala saber que la amas. Nunca lo puede escuchar demasiadas veces.
Natasha Craig
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