Meditando los evangelios de Cuaresma, nos hemos
dado cuenta que la Fe de los discípulos era muy diferente antes de la
Resurrección, que después. En esa Fe prepascual los discípulos se sienten
atraídos por Jesús y llegan a dejarlo todo por seguirle; pero sus motivaciones
no son claras. Le admiran porque cura, porque da de comer...Y luchan entre
ellos para conseguir un primer puesto en el Reino. No han llegado a entender, a
profundizar en lo que dice Jesús. Esa Fe les llevará al fracaso, a abandonar a
Jesús en el momento definitivo de la Cruz.
Durante mi vida he llevado diferentes movimientos
juveniles. Esos jóvenes, al igual que los de los movimientos actuales,
admiraban profundamente a Jesús, les seducía su persona. Sin embargo, cuando se
ha tratado de dar el paso definitivo, de ser fieles, de luchar y sufrir los
momentos de Cruz, han abandonado.
Quizá en nuestro mundo hay mucha Fe
"prepascual". Y la verdadera Fe, la Fe pascual, es aquella que es
capaz de resistir en medio de la prueba. La Fe, ciertamente, es un don. Pero si
preparamos el terreno, ese don lo recibiremos con seguridad. Y ese terreno se
prepara con una formación religiosa seria, con la oración y con un sentido de
comunidad más allá de los encuentros multitudinarios de mucha alegría exterior
y poca profundización interior. Ser discípulo es seguir con todas las
consecuencias. Es vivir con plenitud todos los momentos.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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