domingo, 24 de mayo de 2015

POSESIÓN DIABÓLICA


EXCLUSIVO: POSESIÓN DIABÓLICA EN LA CASA DE UNA COLABORADORA DE LOS FOROS DE LA VIRGEN MARÍA

Pedimos oración para liberar de la posesión al hijo de una colaboradora nuestra.

Tenemos el raro privilegio de poder pedir tu oración y la de una gran base de lectores, por un tema que nos toca de cerca. Te solicitamos que pongas en tus oraciones el pedido por la liberación y sanación de Juan, el hijo de Susana. Pero no te pedimos que lo hagas a ciegas. En este artículo te contamos la historia en detalle.

Ora por el exorcismo de Juan, haz campaña en este hashtag #Ora por Exorcismo De Juan

Aquí publicamos un testimonio que es único, la narración desde adentro, con sus entretelones, de alguien que convive con un familiar poseído, que tuvo que dedicarse a estudiar el tema de las posesiones para ayudarle, y está batallando con su diócesis para que ésta le asista adecuadamente.

Hay cosas de la “cocina” que no se saben sobre los exorcismos, porque por ejemplo, podemos tener la idea de que levantamos un tubo de teléfono y al ratito tenemos un exorcista trabajando y no es así; requiere toda una tarea de lobby para que la diócesis envíe un exorcista y haga su trabajo con constancia, lo que puede demorar meses y años, y mientras tanto la posesión se arraiga cada vez más, y como le dijo el Padre Fortea a nuestra colaboradora, que en casos en que los demonios estén mucho tiempo en el poseso, por más que se les expulse, puede quedar un daño psicológico.

Pues bien, esta es la historia de Susana y Juan – nombres de fantasía usados para no revelar su verdadera identidad – madre e hijo de una familia católica que vive en EE.UU. La madre es una profesional que nació y estudió en un país latinoamericano y se mudó con su familia a EE.UU. por razones laborales. Las fotos de Susana y Juan tienen difuminados los rostros por razones de privacidad.

Cuando leas este relato comprenderás que se trata de algo excepcional, porque es el testimonio de una madre que se ha dedicado amorosamente a sacar a su hijo del trance de la posesión, de una manera diríamos profesional, no sólo orando permanentemente, sino también estudiando el tema de las posesiones para poder discernir los síntomas de su hijo, entrevistándose con afamados exorcistas y demonólogos y buscando todo tipo de colaboraciones dentro de la Iglesia.

MIRA SU TESTIMONIO

LA HISTORIA DE CÓMO EL MALIGNO SE FUE APODERANDO DE LA MENTE Y EL CUERPO DE MI HIJO

Esta es una historia de fe, perseverancia y amor, una historia que todavía continúa día a día en nuestras vidas. Una historia donde el enemigo de Dios, el maligno quien odia a Dios y los humanos, “hecho a la imagen de Dios”,  va buscando la destrucción de las almas, la muerte; induciendo al hombre al pecado para apartarlo de Dios. El padre de las mentiras, el padre del engaño, el asesino desde el comienzo.

Es la batalla que luchamos día a día para liberar a mi hijo del poder del maligno, quien ha llegado a confundir a los mismos expertos en este ámbito.

Tal vez, lo más importante de esta experiencia es haber aprendido amar a Dios, debido a la gran paradoja que conlleva esta palabra, maligno, y cómo él y la tragedia que él ha traído a nuestras vidas, nos ha acercado a conocer mucho más a Dios, a la Virgen María madre de Dios y madre nuestra, a la religión católica, más que cualquier otra experiencia en nuestras vidas.

Me preguntaba ¿Cómo es que el maligno pueden hacer tanto daño sin darnos cuenta, cómo cayo mi hijo allí, cómo no me di cuenta que estaba pasando? ¿Como no sabia antes de que el maligno si existe, que puede destruir la mente y la vida de un ser humano?

La respuesta sólo la conseguí a través de Dios, a través de Su palabra; la Biblia, en la vida de los Santos y conocidos exorcistas, como el Padre José Antonio Fortea y el Padre Gabriele Amorth y otros, así pude conseguir la respuestas a ese mundo invisible que no podemos ver pero que existe.

Actualmente, los demonios han llegado a distorsionar la percepción y estado mental de mi hijo, dominando su razonamiento y cuerpo la mayoría del día.

ACERCA DE MI HIJO

Mi hijo, al igual que yo, es introvertido, preferimos estar en grupos pequeños. Podría decir que era un muchacho tranquilo, de su casa. A través de la Escuela Secundaria, obtuvo buenas calificaciones. Practicaba ciclismo con otro amigo casi todos los días, e iban a las competencias juntos. Tenía otro amigo con quien compartía las salidas los fines de semana, y jugaba tenis.

Se graduó de bachillerato a los 17 años. Era amable, generoso, cariñoso, trabajaba de voluntario sirviendo a los demás. No era perfecto, pero era un buen muchacho; era mi hijo. Iba a misa los domingos conmigo y a veces rezaba el rosario conmigo.

Ya casi cumpliendo los 18 años se mudó a otra ciudad para acudir a una buena universidad. Dos años pasaron y mi hijo estaba contento y estudiando mucho.

Sin embargo, los compañeros no eran los amigos adecuados; a finales del año 2007, juega la Ouija con sus compañeros de cuarto.

Desde es momento, nadie pensó en las consecuencias; empezó la cuenta hacia atrás, la pesadilla; al maligno se le dio la oportunidad de entrar por la puerta prohibida; mi hijo comió de la manzana prohibida.

Desde ese momento el maligno empezó atacar la mente de mi hijo. A raíz de eso, también comienza a jugar juegos de videos, “El Diablo” en particular, donde se le venera en el juego. Y luego empieza a dejar de acudir a clase, comer o dormir. A la final, abandona la universidad y comienza alejarse de Dios.

Después de intentar varias veces regresar a la universidad sin lograr mantenerse en los cursos; decido que debe regresar a casa hasta resolver el problema.

Regresa, deprimido, muy delgado, pues no comía ni dormía, se mantenía aislado en su cuarto. Yo no sabía cómo ayudar; no sabía que había pasado, no entendía el porqué de esa actitud.

Se consulta a un psiquiatra, quien diagnostica; una depresión, ansiedad, y además adicción a los juegos. Comenzó a tomar medicamentos, los cuales no le ayudaron a pesar de que se cambiaron varias veces.

Insistí en que debía trabajar en algo, ya que su carrera como ingeniero parecía haber quedado en el pasado. Consigue trabajar en una compañía de fletes, pero tiene serios problemas de ansiedad y miedo que no lo dejaban dormir, vivía con mucho miedo. Se mantenía muy preocupado y muy agitado todo el tiempo, y deja el trabajo.

A principios del año 2011, comenzó a actuar de manera completamente diferente, más aislado, no hablaba, y no tenía ninguna actividad recreacional.

Sin embargo, continuaba yendo a misa conmigo, pero no comulgaba, a pesar de que se confesaba, pero se mantenía diciendo que Dios no lo había perdonado. No importa las veces que se confesara, era una obsesión. Se convirtió en una persona retraída y solitaria.

EL RITUAL SATÁNICO

En junio de ese mismo año, de repente veo a mi hijo bajando corriendo por las escaleras muy asustado, agitado, perturbado, confundido, mirando de un lado a otro y decía que escuchaba voces, no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Salgo corriendo para la iglesia. No puedo explicar por qué me lo llevé a la iglesia, solo que debía llevarlo allá.

Una vez que llegamos a la iglesia el sacerdote de la parroquia habla con él, cuando sale el sacerdote me dice que tiene que hablar con el obispo y pedir permiso para rezarle. Después llegó el permiso, él me pidió que viniera dentro de su oficina, donde mi hijo estaba esperando.

El sacerdote comenzó a rezar, y mi hijo comenzó a tener convulsiones. El padre, también viene a la casa varias veces a bendecirlo. Al mismo tiempo, de estos eventos, ya yo había oído muchos ruidos en la casa, los cuales todavía continúan en ciertas partes de la casa, sin embargo los ruidos en la cocina y algunos otros ruidos han cesado. Yo veía sombras negras en la casa y sentía la presencia de algo en la casa. Sin embargo, algunos ruidos continúan, especialmente cuando mi hijo entra en una de sus crisis.

Después que el sacerdote le reza, las sucesos se calman, y mi hijo vuelve a la lucidez de nuevo, me explica lo que había pasado; el ángel de la luz se había aparecido, me habló de los espíritus Íncubos y Súcubos, de cómo lo paralizaban en la noches sin dejarlo mover, que lo obligaron a casarse con un espíritu, y obedecía órdenes de los demonios porque lo habían amenazado.

Entró en la Internet buscando lugares que hacían referencia a “ángel del amor” buscando deshacerse de los espíritus. Pero todo empeoró pues creyendo que con el ritual iba a eliminar a los espíritus que lo molestaban, estaba abriendo las puertas a satanás, y seguía las órdenes de los demonios.

De allí se convirtió en un esclavo de satanás. El maligno le decía que siguiera haciendo los rituales porque esta era su casa. Lo que mi hijo realizo fue una libación; vertía agua mezclada con vinagre, sobre él.  Se convirtió en la victima de sacrificio para el maligno.

Su ignorancia lo llevo a entregarse de victima a Satanás. Según el diccionario de la Real Academia, libación significa: “Ceremonia religiosa de los antiguos paganos, que consistía en derramar vino u otro licor en honor de los dioses”; en este caso a Satanás.

Mi hijo se vertía el líquido todas las noches mientras recitaba un hechizo o brujería que consiguió en el Internet, durante 4 o 5 días. Se suponía que tenía que hacerlo durante 7 días. Gracias a Dios no completo los siete días. Dios lo salvo de algo peor. El Ángel de la guarda intervino.

En el libro “Deliverance from Evil Spirits“, de Michael Scanlan, T.O. R., y Randall J. Cirner, página 34, cita a Justin Mártir diciendo: “Además, posteriormente se somete al ser humano, por medio de la escritura mágica, en parte por el temor a que le inculcaron y los castigos que se les inflige, y en parte instruyéndolos en el uso de los sacrificios, incienso, libaciones, que ellos realmente necesitan después de convertirse en esclavos de su pasión de concupiscencia; y entre los hombres que crearon todas las especies de pecado”. “La Segunda Apología, los Padres de la Iglesia”  por Justino Mártir.

San Patricio señala en su escrito “La Confesión” que una noche mientras estaba durmiendo satanás lo tentó, que era la tentación más fuerte que el había sentido en su cuerpo y que siempre la recordaría mientras estuviera en ese cuerpo.

Satanás se tumbó en mi como una gran roca y no podía mover ninguna parte de mi cuerpo.”

LA DIÓCESIS

Después de la primera liberación, el caso fue remitido a las diócesis y la persona encargada, el diácono le reza a mi hijo a finales de ese año; seis meses después del primer episodio.

Según la Iglesia Católica la persona a la que se le va hacer un exorcismo debe ser evaluado por médicos competentes.

Después que el sacerdote realizo el exorcismo, llevé a mi hijo a dos psiquiatras, uno de ellos miembro de la Asociación Internacional de Exorcistas, quienes confirmaron que mi hijo padecía de influencias diabólicas, y no de una enfermedad metal. Además, se le hicieron resonancia magnética, GEE y análisis de sangre. Todo salió normal. Sin embargo, mi hijo continuó con convulsiones por algún tiempo más, además de seguir escuchando las voces.

Mi hijo comenzó a asistir a misa una vez más, a comulgar, a ir a la adoración al Santísimo, y reunirse con un grupo de jóvenes católicos durante un año. Parecía que las cosas iban encaminadas a la normalidad, sin embargo que equivocada estaba.

Mi hijo sigue con convulsiones y escuchando voces, pero no tan altas. Mientras tanto, trabajaba y estudiaba y empezó a realizar trabajo de voluntario de nuevo. Pero cada vez que iba ayudar  o realizar actividades las voces le gritaban con odio, le decían “te odio” y las voces aumentaban a tal punto que entraba en una confusión que no podía concentrarse.

Pasa otro año más, y a pesar de todo lo que mi hijo hacia para mantenerse cerca de Dios, las voces continuaban al igual que las convulsiones.

Durante ese año trato de mantenerme en contacto con el diacono pues algo mas estaba ocurriendo, el maligno seguía en la vida de mi hijo a pesar de todo su esfuerzo. A pesar de acudir a su oficina y tratar de comunicarme con el diácono, éste seguía muy ocupado para atendernos.

Yo sabía que algo no estaba bien, pensaba que a lo mejor mi hijo tenía algún problema mental, pero algo me decía que no era así, especialmente cuando veía esa mirada de odio, esa indiferencia, esa dejadez, esa pereza, ese mal humor, esa blasfemia a Dios. Su personalidad estaba cambiando, tenía rabia todo el tiempo, y veía en él una mirada de odio; algo para mi imposible.

Finalmente, el diácono nos atendió, después de un año, y nos dice que él tenía el don de ver cosas o el don de discernimiento y que no veía nada en mi hijo. Que mi hijo no estaba poseído porque no estaba “levitando”. Mi hijo no estaba levitando pero algo maligno había en él que estaba cambiando su personalidad y yo sabía que esa conducta no venía de mi hijo.

Han pasado muchos años desde que todo comenzó; ocho años. Me di cuenta que sólo las oraciones lo calmaban, e incluso cuando podía comulgar, a mi parecer ayudaba mas que la confesión – con la confesión el diablo puede seguir manipulando los pensamientos y seguir insistiendo que Dios no lo ha perdonado, o seguir indagando en pequeñeces, pero con la comunión, Dios va sanando poco a poco.

Llegó un momento, a mediados del año 2013, que ya era casi imposible separar a mi hijo de la personalidad maligna, se había convertido en un extraño para nosotros y nosotros para él.

Además, se había dado a los demonios una amplia oportunidad para ocultarse, para arraigarse, lo que lleva a la iglesia y otros observadores externos a evaluar el estado de mi hijo únicamente en términos mentales.

A mediados de ese año es internado en el hospital por dos semanas debido a su estado mental. Llamo a la diócesis para que me ayude pues mi hijo estaba muy mal, pero ellos indicaron que debíamos “esperar que los medicamentos hicieran efecto.”

La diócesis ya había diagnosticado anteriormente, por defecto, que mi hijo sufría de “opresión”. Los primeros síntomas aparecieron en consonancia con tal estado, pero su condición se fue deteriorando en gran medida, y nuestros repetidos esfuerzos, para que la iglesia católica en Estados Unidos y ésta diócesis en particular, realizara específicamente una re-evaluación completa e inmediata del caso o un examen mas profundo fracasaron.

Pensamos que la diócesis descartó el hecho de que mi hijo no estuviera poseso y solo era una obsesión porque él se quejaba constantemente acerca de las voces, pero en gran parte aparecía racional, comprometido con Dios y nunca mostró el comportamiento demoníaco y personalidad que hemos visto cada vez más pronunciado y que ha ido controlando su personalidad con el paso del tiempo, sobre todo en el rechazo durante la misa, algo que mi hijo no era ni siquiera consciente.

Al realizarse el exorcismo al principio de las manifestaciones ayudo a que mi hijo pudiera regresar poco a poco a una vida normal, pero era necesario continuar con los exorcismos; y sin querer culpar a las personas involucradas, no supieron que hacer en el momento indicado, por su inexperiencia.

 

 

LA BÚSQUEDA DE INFORMACIÓN

Buscando comprender la situación de mi hijo, nos llevo a investigar la literatura actual, en particular, los libros y escritos de exorcistas de renombre mundial como: el Padre José Antonio Fortea, Padre Gabriele Amorth, Padre Malachi Martin, Padre John A. Hardon, S.J. Padre Dominic Szymanski, O.M.C., Padre Chad Ripperger, Francis MacNutt, San Padre Pio, Beato Francisco Palau, otros Santos y Beatos, y otros más.

Todos son claros en que se requiere una intervención inmediata en estos caos; el exorcismo.

En esta búsqueda hemos aprendido que estos demonios son particularmente magistrales en ocultarse y engañar incluso a aquellos con experiencia en este campo.

Nuestra experiencia personal – de varios años y la experiencia de compartir el sufrimiento con él – en combinación con los escritos de estas figuras líderes en el ámbito- nos lleva a la fuerte convicción de que él está severamente demonizada o poseído y desesperadamente requiere de un exorcismo.

El Padre Fortea hace una descripción de los demonios ocultos “abditi”,  en su libro “Exorcista”, pg. 78, el cual se ajusta a lo que habíamos observado.

“Se esconden en el interior de la persona poseída sin mostrarse a sí mismos de ninguna manera… cuando el sacerdote ora, los demonios se resisten y no dan ninguna señal de estar presentes…. los demonios abditi son capaces de resistir hasta 2 horas de exorcismo sin dar la menor señal de presencia… una persona ni siquiera siente ligeramente mal durante el exorcismo”.

Durante un exorcismo a mi hijo en Polonia,  – sí, viendo la falta de ayuda en EE.UU. me voy a Polonia – hubo esa misma reacción, descrita por el Padre Fortea, durante las oraciones, los espíritus malignos le decían a mi hijo que no se moviera, que ellos eran sus amigos. Mi hijo movía los dedos de las manos y las piernas.

Este viaje a Polonia lo realizamos con la ayuda de un amigo sacerdote polaco que nos puso en contacto con un exorcista en Polonia.

Nos dimos cuenta, que la aparición del personaje satánico y el comportamiento se manifestaba ampliamente en privado en la casa, en nuestra presencia. Pero el demonio escondía esos atributos en compañía de otros, y aparentaba una personalidad más sociable sugiriendo que las cosas estaban bien.

Esta dicotomía alcanzó su extremo justo antes de que nos vimos obligados a internarlo en el hospital. Tenía pensamientos delirantes, pensando que yo estaba poseída y quería irse de la casa a conseguirse con su novia (el no tenia y había tenido una novia en todo estos años), y su plan era correr a buscar a su “esposa” imaginaria.

Mi hijo quería tener una novia, y el maligno lo sedujo con la idea de una “novia”, que se convirtió en una obsesión.

Al día siguiente tuvimos que llamar al 911. Al llegar la policía mi hijo mostró una actitud calmada con la policía, hablo coherente y amablemente. Pero a lo que la policía salió de la casa de inmediato regresó esa personalidad con rabia, una personalidad completamente diferente y un tono de voz que no era el de mi hijo. Quería obtener las llaves del carro para poderse ir a buscar su “novia”.

A este punto mi hijo pierde el sentido de la realidad y entra en una oscuridad donde puede ver, pero no entender lo que está frente a él. El demonio toma completamente control y sumerge a mi hijo en una oscuridad total, donde la única realidad es la que el maligno ha distorsionado a tal punto que mi hijo no puede distinguir la verdad de la mentira.

Yo lo comparo con el conocido mito de la caverna, que utiliza Platón como explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento, según la teoría del conocimiento… “una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto…”

La condición mental de mi hijo se fue complicando aún más, lo cual dificultaba desenredar nuevamente las dimensiones espirituales y mentales. Aún así, muchos de los síntomas, identificados por el Padre Fortea y los otros expertos, sugieren fuertemente un proceso de posesión demoníaca que en última instancia condujo a su condición psicótica.

Los autores dejan claro que la participación en rituales ocultos inicialmente abrió la puerta, pero la observación de otros comportamientos emergentes desde ese punto también nos lleva a creer firmemente en una causa subyacente.

El Padre Fortea dice: “la posesión normalmente se produce después de la participación en los ritos ocultistas – como en el caso de mi hijo –, mientras que los resultados de la esquizofrenia son por causas orgánicas”.

Mi hijo se puede identificar claramente en este punto, pues su estado mental se ha deteriorado y todo comenzó con las prácticas ocultas – Ouija a partir de 2007, y los rituales en un sitio de Internet en 2011, que solidificó efectivamente el control maligno.

El Padre Fortea también dice que “cuando un estado de trance está presente o aparece una personalidad demoníaca, podemos estar seguros de que estamos tratando con un verdadero caso de posesión demoníaca”.

Él describe casos en los que “no se nota ningún trance, pero su voz es diabólica… y ordena a los presentes dejar de orar”

Evidentemente esto se mostró en un par de veces cuando estaba orando por él, donde me pedía que parara de orar porque él ya estaba bien.

Hemos presenciado el surgimiento de la personalidad del demonio en varias ocasiones en la iglesia, durante las oraciones y en el hogar.

El cambio en la personalidad es sorprendente; de un tipo humano suave a una persona enojada, agresiva, arrogante, cínica y “carente de todo bien”, no hay la menor empatía por nadie, ni por su propia madre. También a menudo vimos la evidente clásica sonrisa demoníaca.

El Padre Fortea describe fenómenos extraordinarios como a menudo se manifiestan en la posesión. Para nosotros, el ejemplo más notable se produjo cuando fuimos a Polonia, cuando el ayudante del exorcista es quien entra en trance poco después que se comenzó el exorcismo a mi hijo.

El diablo estaba en plena diatriba “Yo soy Lucifer”, “te mataré, F ## sacerdote”. Su cuerpo se dobló hacia atrás, brazos y piernas, salían de su boca los sonidos de un león, y muchos otros comportamientos agonizantes y horribles en lo que parecía un intento de distraer al exorcista.

El demonio habló en polaco, inglés y español. El ayudante sabe hablar inglés y polaco pero no sabe español.

El Padre Fortea señala en su libro “Exorcista” que solo ha visto tres casos de este tipo pero sin trance. En este caso el ayudante estaba en trance, Lucifer hablaba y gritaba por él, por una hora.

El Padre Fortea describe también al demonio “aperti”, lo que coincide con lo que presenciamos en mi hijo, con sus “ojos bien abiertos, dando miradas de ira y rabia”.

Desde luego, podemos relacionarnos con otros ejemplos de posesión o demonización severa: “ataque desde el interior” descrito por Francis MacNutt en su libro sobre la liberación. Estos incluyen contracciones corporales, cambios en las expresiones faciales de voz y cambio dramático en el tono y el lenguaje.

Mi hijo hablaba un lenguaje gánster de la gente de color de los barrios en Estados Unidos, blasfemaba,  era amenazante y confrontaba a los demás.

El Padre Fortea describe esta segunda personalidad como “un personaje malvado… lleno de odio y rabia”.

En cuanto a la cara, citando a F. MacNutt, pg. 82 “es como si el espíritu maligno es el que está mirando”… odio, burla, el orgullo… todas las características que vimos exhibidas en mi hijo.

MacNutt también capta nuestra situación perfectamente cuando dice: “Ahora que el espíritu maligno ha salido a la superficie, usted ya no está directamente en contacto con la persona a la que ha estado orando”.

Según el Padre Fortea la aversión a todas las cosas sagradas – repugnancia a los objetos religiosos, es una característica esencial de la posesión. Mi hijo ha demostrado este aspecto muchas veces, pero los demonios también han construido muros para bloquear ciertas oraciones y no tener ninguna reacción al colocarle una cruz enfrente.

Cuando mi hijo entra en trance, todos los objetos religiosos que se encuentran en su cuarto son tirados debajo de la cama, o a la calle, el Cristo lo colocaba boca abajo. Podía salir espantado de la iglesia, o a la hora de la consagración no se arrodillaba, o simplemente se sentaba o salía corriendo de la iglesia inventando una excusa. Según MacNutt, las víctimas pueden estar tan atormentadas que se ven obligadas a levantarse y salir de la misa.

 ¿SERÁN VARIOS DEMONIOS?

Todas las indicaciones de nuestras observaciones apuntan a muchos demonios dentro de mi hijo, incluyendo los de primer orden que son más difíciles de eliminar, como se indica por los autores.

MacNutt los describe como que aparecen demonios de lo oculto, la lujuria, la falsa religión, legalismo, e incluso almas que hacen actuar a mi hijo como una persona de color de los barrios bajos de EE.UU.

Mi hijo habla con los demonios, o los demonios hablan en voz alta -a veces es muy baja, pero hablan muchas veces. Una vez menciono “seis mil” yo voy entrando al cuarto a lo que decía eso, y le pregunto si eso es el número de los demonios que están adentro pero enseguida contesto “no le hablen a ella” y repitió lo mismo, en ese momento me di cuenta que no debía preguntar más nada.

Según F. MacNutt, los espíritus ocultos son los más tenaces y difíciles de expulsar… tratarán de bloquear cualquier oración de sanación. Los espíritus más poderosos tienen espíritus menores bajo su control.”

Dice que se pueden encontrar “varios espíritus que actuarán como bloqueadores. Cuando emergen, la personalidad humana parece estar sumergida y se sustituye por la personalidad demoníaca… quien será el que hablara con usted.”

Tales descripciones coinciden estrechamente nuestras experiencias.

SEPARANDO LA PARTE MENTAL DE LA ESPIRITUAL

Como dicen muchos de los exorcistas; los síntomas de la influencia demoníaca son a menudo los mismos que los de la enfermedad psicológica. El Sacerdote John Hardon menciona en su escrito sobre “Demonología” que mantengamos en mente que la posesión significa que el diablo controla el cuerpo de la persona (tengo videos donde mi hijo mueve los brazos, cuerpo y piernas involuntariamente). Además, debemos recordar que el fenómeno externo de la posesión puede asemejarse a los síntomas de la enfermedad o perturbación psíquica.

El riesgo es que la persona que muestra perturbaciones psicológicas  sea descartado como un simple sicótico y no se considere que está bajo la influencia diabólica

Desde mediado del año 2013 hasta mediados del año 2014, mi hijo se mantuvo completamente psicótico, dominado por la paranoia y en un comportamiento delirante, una vez mas en noviembre de ese año tuve que internarlo en el hospital por muy poco tiempo. Mi hijo se mantiene con medicamentos, los cuales, hasta este momento no han sido de ninguna ayuda (se ha cambiado de droga también).

Cuando entra en trance puede tener hasta 20mg de Haldol y él está despierto día y noche. Pero la diócesis insiste en que lo mantenga en las drogas. El aumento de la dosis no suprimió tampoco el comportamiento psicótico,  las voces o su pensamiento distorsionado.

Llegamos al punto donde mi hijo buscó la ayuda de la diócesis antes de entrar en su discapacitación y se le fue negada varias veces, pues la diócesis insistía que mi hijo era el que tenia que buscar la ayuda y no yo, a pesar que el la buscó y ya él no estaba en posición de hacerlo sin mi ayuda. Al punto donde su psicosis no le permitía ver la realidad e impedía aceptar ninguna ayuda creyendo que Dios no lo había perdonado y que nadie más que Él podría ayudarle a salir de esta situación.

Llega el desaliento, la incredibilidad de que Dios lo va ayudar, infundida y creada por el maligno. La existencia de un Dios lejano que no lo va ayudar porque el es un pecador y no lo ha perdonado.

Todo maniobras del maligno para desesperar a la persona y llevarla a que cometa la locura de quitarse la vida. Si, también, mi hijo pensó en quitarse la vida. Pero gracias a Dios y que nuestros Ángeles Custodios siempre estaban allí para prevenir cualquier tragedia.

La aversión a todo lo sagrado se agudizó al punto que dejo de ir a misa, comulgar y rezar. Se comunicaba con los espíritus malignos por escrito, todo lo escribía.

La diócesis no quería comunicarse conmigo a pesar de la situación psicótica de mi hijo.

Mi hijo se aisló completamente, pasaba días encerrado en su cuarto a oscuras, no comía o bebía nada. No dejaba que lo tocara, no hablaba y tampoco me dejaba entrar en su cuarto.

Era un ser lleno de rabia, que emitía sonidos o hablaba solo sin yo poder hacer mas nada sino rezar. Las manifestaciones de su estado mental incluyendo el aislamiento, los episodios delirantes, el retiro, la paranoia y la absoluta falta de iniciativa, claramente son una manifestación diabólica ya que los medicamentos prescritos no han tenido ningún efecto.

Mientras tanto yo rezaba afuera de su cuarto, todos los días, todo el día.  Me llego a botar a la calle la silla donde me sentaba a rezar todos los días, así como los CD de música que colocaba.

Pero poco a poco se fueron viendo algunos avances modestos, comenzando por comer y dejarme rezar el Rosario en su cuarto.

A mediados del año 2014, el psiquiatra miembro de la Asociación Internacional de Exorcistas, con quien me mantuve en contacto, convenció a la diócesis que mi hijo necesitaba ayuda espiritual.

Viene a la casa la directora del grupo de la diócesis con el exorcista y el sacerdote rezo unas oraciones a ver si mi hijo tenía alguna manifestación física, lo cual fue negativo.

No hubo seguimiento y no pude comunicarme con ellos de nuevo sino después de otros cinco meses más, en noviembre de ese mismo año, de nuevo gracias al siquiatra (mi Ángel Custodio y el de mi hijo).

También, a mediados de ese mismo año, el mismo amigo sacerdote polaco me contactó con otro exorcista en un estado cercano, quien accedió a rezar por mi hijo, cosa muy rara pues ningún exorcista en Estados Unidos acepta casos de otra diócesis, pero Dios es muy grande.

Así que le rezó a mi hijo, hubo una leve mejora, le hizo seguimiento y a la siguiente semana rezó de nuevo y mi hijo tuvo otro leve mejoramiento. Sin embargo, el exorcista pensó que no estaba poseso porque no había ninguna manifestación física. A pesar de todo a los pocos días, su mejoría fue tal que pude sacarlo de la casa y llevarlo a una misa de sanación con un sacerdote que el exorcista me indicó.

El milagro ocurrió una vez más y mi hijo salió de los delirios. Su mente estaba tan clara que me dijo que al día siguiente iría a confesión. Esto no ocurrió, pues el maligno no se rinde tan fácilmente, pero gracias a la sanación mi hijo de allí en adelante podría salir más frecuentemente de los delirios.

Por supuesto, había unos días mejores que otros, pero nunca dejé de rezar. De allí en adelante mi hijo puede rezar el rosario conmigo, no sostenía el rosario, pero seguía el rosario en voz muy baja o al menos estaba presente. Para mi pesar no acudía a misa. Unos días no podía ni rezar, otros volvía a su encierro, pero yo seguía rezando todo el día.

Finalmente, en noviembre del año 2014, el exorcista de la diócesis regresó a rezar a la casa en busca, de nuevo, de una manifestación física que el maligno no les quería dar.

Nunca dieron importancia a lo que yo podía decirles,  o los videos que les enseñaba, pues ellos me informaron que “ellos tenían que verlo”. Esta vez ellos acordaron venir una vez a la semana hasta que vieran una manifestación.

La manifestación no se dio como ellos querían, porque el maligno ya sabía que día y a qué hora venia y mi hijo salía de la casa corriendo en pánico. Otro signo, conocimiento de eventos en el futuro.

El exorcista dijo que no sabía si eran problemas mentales o síntomas diabólicos porque él piensa que la oración no lleva a una persona a esa conducta.

El Padre Amorth es muy claro cuando explica que la persona puede tener una mejoría o puede empeorar cuando sale a la superficie la personalidad del maligno. Este le ordenaba a mi hijo salir de la casa.

El maligno se manifestó o salió a la superficie cuando el exorcista de la diócesis rezó en junio, al otro día el maligno se agitó tanto que surgió la persona llena de rabia, esa persona que no acepta que la toques. Después cuando rezó una vez en noviembre surgió al otro día, otra vez esa personalidad con rabia, odio, la persona de color; violenta.

Él no se me acercaba mientras yo rezaba, sino tenía una posición de enfrentamiento. Ese día salió al frente de la casa y se puso de rodillas (es como si estuviera rezando pero su cuerpo se mueve de un lado a otro) en frente de la casa de un vecino, por supuesto llego la policía y se lo llevo al hospital de nuevo.

Llamé al sacerdote de la parroquia, quien ya sabía del caso de mi hijo, y le informo sobre mi hijo. En la tarde el sacerdote acude al hospital y le reza. Cuando llego yo a la hora de la visita, veo a mi hijo fuera de trance, no lo podía creer, le pregunto cómo había salido y por supuesto el no sabía. Cuando es el enfermero quien me dice, su hijo está muy diferente de cuando entró, cuando entró no hablaba con nadie, ni siquiera habló con el sacerdote.

Cuando mi hijo entra en trance y le rezan, se queda inmóvil, no responde y no habla. Me di cuenta que había sido el sacerdote de la parroquia quien lo había sacado del trance.

El exorcista lo fue a visitar al día siguiente, pero no a orar. Me dijo que se veía muy bien, pero que sería bueno que lo dejara por un tiempo en el hospital, a lo que no contesté. A mi hijo lo admitieron un miércoles, ya el viernes le estaban dando de alta. El siquiatra no se entendía por qué mi hijo estaba allí, pues la descripción del reporte de la policía y cómo mi hijo respondía coherentemente a el médico, eran dos situaciones completamente diferentes.  Todavía, el trabajador social, dudando, le ofrece a mi hijo que se quedara unos días más, cinco en total, y mi hijo acepta. Pero ya el lunes el siquiatra le da de alta.

Mi hijo describe el trance como una fuerza que lo lleva allí y después el no sabe como salir de allí. Por supuesto una vez que entra en el trance el puede recordar pequeñas cosas al momento de entrar, pero una vez en el trance ya nada de lo que ha dicho o hecho recuerda.

En noviembre cuando regresa el exorcista, solo para rezarle a mi hijo, ya el maligno sabía la hora el día y quienes venían, y mi hijo salía corriendo. La diócesis lo tomó como falta de voluntad, de cooperación por parte de mi hijo, como si él no quería cooperar. Para ellos no es una fuerza demoníaca que lo impulsaba actuar sino la falta de voluntad de mi hijo.

La Beata María Bolognesi estuvo poseída debido a un hechizo, dicen los testigos que cada vez que ella veía a un sacerdote salía corriendo aterrorizada; una fuerza le prevenía de entrar a la iglesia y los siquiatras estaban convencidos que blasfemaba porque estaba loca. “Místicos de las Iglesia”.

A pesar de que el exorcista pudo sólo rezar dos veces. Hubo una leve mejoría; íbamos a pasear en el carro, mi hijo salió de su cuarto después de tener siete meses encerrado.

En diciembre nos reunimos en casa de mi hija que vive en otra ciudad. Se sentó en la mesa a comer la cena de Navidad en familia. Poco a poco empezó a rezar conmigo y salir más del cuarto. Les digo de nuevo; yo no paro de rezar en el día. El a veces está sentado sin hacer nada o decir nada, pero yo estoy a su lado rezando, leyendo la Biblia, evangelios, etc.

A finales de noviembre, el psiquiatra interviene de nuevo a favor de mi hijo y la diócesis decide al fin hacer un exorcismo, el cual no es un exorcismo completo sino una combinación con oraciones de liberación.

¿AL FIN UN EXORCISMO?

Pero antes mi hijo debía firmar un consentimiento para realizar el exorcismo y excluir el derecho  de demandar legalmente a la diócesis. La directora con el psicólogo de la diócesis acuden a la casa con el documento para que mi hijo firmara.

Por supuesto no le digo a mi hijo cuando van a venir pues temía que saliera corriendo, pero el maligno sabía el día y la hora que venían, y cinco minutos antes salió corriendo de la casa.

Me dejaron el documento para que mi hijo firmara y no sabía cómo iba hacer para que mi hijo firmara, sabía que el maligno iba a prevenir la aceptación, pero después de rezar una semana, mi hijo en un momento lucido firma el documento.

Después que mi hijo firma, la diócesis acepta venir hacer el exorcismo, con la condición de que ellos no iban a sostener físicamente a mi hijo, pues temían una demanda.

Llega el día, un día de enero de este año 2015. Ya a este punto el maligno está más débil pues no sabe cuándo vienen pero sabe que vienen. Llegó el día y a lo que entra el exorcista, la directora y el psicólogo, mi hijo trata de salir corriendo de la casa, pero ya estaban dos personas para ayudarme a sostenerlo, entre los tres lo sostuvimos, me tira al suelo y con su rodilla me aprieta el pecho. Sé que no es mi hijo en ese momento el que me está haciendo daño. Se soltó y corría de un lado a otro, el exorcista empieza a rezar, después de 20 minutos, mi hijo se calma y se sienta.

El exorcista quiere que mi hijo mire el crucifijo, lo cual le cuesta, y el exorcista empieza a pedirle a mi hijo que colabore que sin su ayuda no puede hacer nada.

También le pide que renueve su promesa bautismal, la cual le fue muy difícil hacerlo, en ese momento le digo solo di “si” mi hijo no pronunciaba muy bien el “si” y el exorcista volvía a decirle que eso no era suficiente que era necesario un “si” claro.

Después de terminar el exorcismo, mi hijo puede pensar y hablar con claridad. El grupo le hizo preguntas a mi hijo que el pudo contestar. Firma otro documento que debe ir a confesarse para seguir con el exorcismo.

La conclusión de la directora es que ellos vieron claramente que mi hijo batalló, no colaboró, después estuvo sumiso, (pero no de verdad, más que todo esperando salir de eso), después no podía renovar su promesa bautismal y después lo pudo hacer. Le dejaremos saber si el grupo está de acuerdo en realizar otra sesión”

Le contesté diciéndole que el maligno siempre iba hacer lo posible para que no ser detectado, o al menos esconder la seriedad de la posesión, y algunas veces se ve forzado a revelar su presencia con el exorcismo, o a veces es necesario más sesiones antes de que se descubra. Que el maligno demostró su presencia al hacer constantemente el signo del cacho del diablo con la mano.

Además, el demonio reacciona de diferentes maneras a los rezos y algunas personas poseídas se mantienen inmóviles y en silencio. La primera reacción del maligno fue querer salir corriendo de la casa y después inmóvil durante las oraciones.

De nuevo la batalla para que la diócesis continúe con el exorcismo / liberación, como lo llaman ellos.

Mi hijo muestra claramente la influencia demoníaca; aversión a lo sagrado: dejar de ir a misa y recibir los sacramentos, corre a la presencia de un sacerdote, blasfema, se llena de odio, un comportamiento asocial, le repugnan los objetos religiosos,  y un comportamiento muy extraño; y tiene conocimiento de eventos en el futuro.

El Padre Chad Ripperger, F.F.S.S.P. PhD. en su libro “Introducción a la Ciencia de la Enfermedades Mentales”  pagina 533, señala que la persona es responsable de su estado, a menos que esté poseída… El maligno afecta la facultad cognoscitiva, la imaginación, la memoria y los sentidos.

Gracias a Dios mi hijo ha mejorado con las oraciones y se pudo confesar. El sacerdote de la parroquia, tan gentil, vino hasta la casa para confesarlo, pero la primera vez mi hijo salió corriendo pero la segunda si lo atendió y se confesó. A los días fuimos a misa y comulgó. Las dos primeras veces le costo entrar a la iglesia y comulgar, pero todavía le cuesta participar en la misa.

Las oraciones y la comunión han tenido un efecto calmante, todavía hay signos de empatía, pero una leve voluntad de luchar.

Ahora entiende que Dios es la salvación para liberarse del maligno. Su mente está más clara. Tiene una convicción de que Dios es misericordioso e omnipotente que antes no podía entenderlo, sino que sentía que había un Dios distante que estaba fuera de su alcance.

Los signos físicos, miradas demoníacas se han reducido, a pesar que todavía veo como su mirada se pierde en un momento y da señales de perturbado o molesto, pero continua el movimiento de brazos en especial sus manos, que cuando lo abrazo parecieran que me pegaran, especialmente cuando digo la verdad que Jesús nos ensena en la Biblia, me da unas fuertes palmadas.

Todavía hay el movimiento involuntario de los labios, articula palabras que no llego a entender y que al preguntarle el no tiene conocimiento de que ha dicho algo, así como el involuntario gesto permanente del signo del cuerno del diablo, más que antes, aunque el estado delirante ha desaparecido casi completamente y su aislamiento ha mejorado mucho también.

Salimos a caminar, aunque siempre es difícil, le cuesta, pero ahora puede razonar más y ver que esas cosas son buenas para él. Que Dios quiere que viva la vida. Que Dios tiene un propósito para él. Que Dios lo ama, que Dios es bueno, misericordioso, verdadero y omnipotente. Sigo rezando continuamente para que Dios envíe la ayuda necesaria a mi hijo.

En mi busca de la verdad, consigo también hablar con el Padre Fortea, quien amablemente y pacientemente me escucho toda la historia y me dice que mi hijo sufre de un caso muy severo. Me dice, “no lo conozco pero es un caso severo y además puedo discernir un problema psicológico”.

Agrego que ha pasado mucho tiempo poseído y esto ha afectado su mente. A pesar de esa noticia, creo en los milagros y se que con la Gracia de Dios mi hijo volverá a ser el de antes, mejor que antes. Sé que tomará mucho tiempo, pero sé que con el amor de Dios todo se puede.

También, conseguí comunicarme con el anterior exorcista de la diócesis quien me dirigió a una psicóloga en el área, quien tiene experiencia en este tipo de casos mentales.

Ella ha escrito un libro sobre los casos mentales relacionados con la posesión diabólica. Logre llevar a mi hijo, quien se sintió a gusto con ella, pues es muy amable, ella le hizo hincapié  en que Dios es más poderoso que el maligno, y que él debe comprender que debe luchar por su vida.

Con este diagnóstico y el del psiquiatra tendré un caso bastante fuerte para presentarle a la diócesis para que sigan ayudando a mi hijo. Alabado sea Dios.

LO ÚLTIMO

Pasaron dos meses más sin oír de la diócesis. Esta vez el Ángel de la Guarda actuó por medio del sacerdote de la parroquia, a quien le pido que hable con la diócesis y que de testimonio del caso, ya que él ha sido testigo de los cambios positivos que ha originado en mi hijo el exorcismo que se efectuó en enero.

¡¡¡Aleluya!!! Regresaron, en dos semanas han realizado tres exorcismos/liberación. Mi hijo no esta liberado todavía, pero hay la esperanza, la fe de que va ser libre.

Mi hijo ha mejorado tanto en tan poco tiempo que tenemos un viaje planificado para ir a Medjugorje a pedirle a la Virgen María por su liberación.

Por favor recen por nosotros, recen por la liberación de mi hijo pero también para que haya más conciencia de los nuevos peligros que nuestros hijos enfrentan debido al maligno.

Recen para que se pueda ayudar a todas esas personas que han caído en las cadenas del maligno y no han podido conseguir la ayuda necesaria. No olvidemos que la Virgen María quiere que recemos siempre. La oración me ha ayudado en cada momento para seguir luchando. ¿Quién como Dios? ¡¡Nadie como Dios!!
Fuentes consultadas:
http://www.webdianoia.com/platon/text

No hay comentarios:

Publicar un comentario