viernes, 15 de mayo de 2015

EL PURGATORIO


EL PURGATORIO I

Hace años pensaba que había un único purgatorio con distintos grados. Cada vez me convenzo más de que dentro del purgatorio común, hay dos grandes moradas: un purgatorio de la debilidad y un purgatorio de la crueldad.

Un purgatorio para aquellos que fueron débiles pero no hicieron daño a nadie, y un purgatorio duro y riguroso para aquellos que fueron crueles.

Los débiles ya tuvieron su penitencia en el mismo pecado. Los fuertes también encontraron sufrimiento en su pecado, en su misma maldad sufrieron agriamente. Ahora bien, estoy convencido de que esa maldad de los crueles requiere de un estado especial de purificación tras la vida.


A la mera debilidad, si sólo se quedó en eso, en debilidad, no creo que la podamos llamar maldad. Pero hacer sufrir al prójimo sí que es maldad.

El débil ya aquí en la vida y en el purgatorio sufre en la medida de su debilidad. El cruel sufre aquí y después en el medida de su crueldad. Pero la debilidad es radicalmente diversa de la maldad. La transgresión es esencialmente distinta de la opresión, de la decisión de hacer sufrir al otro.

El que hace sufrir sufrirá. La palabra Justicia se materializa de un modo tan distinto en el cruel. Ay del que no tuvo compasión, porque no alcanzará compasión. La compasión divina sólo le llegará cuando se alcance la medida prefijada por Aquél que es justo.

La gente sólo teme el infierno y desprecian el purgatorio, ignorantes de que si conocieran la Justicia Divina pensarían que el purgatorio es el infierno. El purgatorio no es el infierno, pero les parecerá el infierno.

P. FORTEA

No hay comentarios:

Publicar un comentario