ALMAS MALEFICIADAS
Escribe,
hijo mío, soy Jesús.
Me
propongo continuar con la conversación del mensaje anterior, en el que he
querido aclararte algunos aspectos de "uno" de los tantos medios con
los cuales las potencias oscuras del Infierno embaucan a las almas inexpertas,
imprudentes, siempre deseosas de novedades, débiles o indefensas, por estar
privadas de la asistencia espiritual, o por su negligencia, o por el incumplido
deber de quienes por vocación habían sido designados para cuidar su vida
religiosa, almas lisonjeadas por espejismos prohibidos, y casi siempre
engañadas...
Pero no
intento incluir a todas las almas en las susodichas categorías, porque en
efecto hay también almas buenas, santas, almas en serio camino hacia la
perfección que por Voluntad permisiva de Dios son maleficiadas, en cuanto a que
el sufrimiento que les procura el maleficio, para ellas se convierte en medio
de expiación, de purificación, de santificación, de enriquecimiento y de
redención; porque el sufrimiento, de cualquier parte que provenga, si es
aceptado con fe y generosamente ofrecido, se cambia en santificación.
- ¿Qué
almas pueden ser maleficiadas?
-
Teóricamente todas. Unas directa o indirectamente por obra de las fuerzas del
mal y otras por Voluntad Permisiva de Dios. Pero el maleficio lleva siempre en
él el sello del Infierno, también cuando es provocado por los gregarios de la
iglesia de Satanás, la masonería.
- ¿Los
maleficios son todos de la misma naturaleza?
- En
muchos aspectos sí, en cuanto a que todos llevan al maleficiado sufrimiento
espiritual y físico.
- ¿Los
maleficios son todos iguales?
- No, se
diferencian mucho entre ellos; el maleficio producido por un Consagrado reviste
siempre una mayor gravedad, sea por la intensidad de malicia o por el tiempo
que se necesita para liberar a la persona afectada; quien además se hace
culpable de maleficio evocando los Espíritus Malignos puede determinar la
naturaleza, la gravedad, el grado y el número de las presencias de los
espíritus, que generalmente son tres, pero también más; pero para cualquier
maleficio, sus efectos dependerán siempre de la libre Voluntad Permisiva de
Dios.
LA ACCIÓN PASTORAL MÁS DIRECTA
MONSTRUOSO Y CULPABLE ENGAÑO
La hora
de la liberación de un alma golpeada por un maleficio está siempre determinada
por la Voluntad Divina y puede ser anticipada por la colaboración, la fe y el
deseo de liberación del afectado, o puede ser prolongada por la falta de
colaboración, de fe y del deseo de ser librado, o también por la acción
maléfica aún en acto por parte de quien ha procurado el maleficio.
El
maleficio también puede ser mantenido o prolongado por un Designio misterioso
de Amor, dirigido a salvar almas relacionadas con el maleficiado en un plano
particular de salvación.
Hijo mío,
los tiempos se abrevian y está muy cercana la hora en la que las cosas se
podrán y deberán llamar con su verdadero nombre, porque deberá ser frustrado el
plan diabólico destinado a enmascarar estas dolorosas y malvadas realidades,
con las que se ha particularmente querido atacar a la Iglesia, sin suscitar la
justa reacción, es más, sirviéndose de los hombres de la misma se ha querido
convalidar el plan diabólico y defenderlo de todo contraataque que pudiera
obstaculizar su evolución.
Un engaño
colosal y monstruoso del que son víctimas tantas almas que pagan con sus
sufrimientos, sin recibir el mínimo auxilio o consuelo de aquellos que, en el
designio de Dios, habrían debido ser sus naturales protectores y defensores.
Hijo, por
ahora basta, como siempre, te bendigo; ámame, reza y repara.
11 de Noviembre de 1978
EXORCISMO: EL APOSTOLADO MÁS DIRECTO
Escribe,
hijo mío, soy Jesús, que desea reemprender la conversación interrumpida hace
algunos días.
Quiénes
son los que deben exorcizar.
Por
mandato divino, por deber de justicia y de caridad, son los Obispos quienes
pueden ejercer este poder, directamente o indirectamente. El poder de exorcizar
y el poder de liberar las almas de las que el demonio o más demonios se han
apoderado y liberar las almas de las potencias oscuras del mal, es el
apostolado más directo, porque, lo repito una vez más, la razón del Misterio
del Mi Encarnación es precisamente sólo esto: o sea, el rescate de las almas de
los demonios y de su feroz tiranía, con el precio de Mi preciosísima Sangre.
Todos los
bautizados de camino en la tierra ¿no deben amarse, y quererse más que
hermanos?
¿No he
dado a Mi Iglesia reglas bien precisas e indicaciones prácticas de cómo amar a
los propios hermanos, indicando también el modo de concretar el amor cumpliendo
las Obras de Misericordia Corporales y Espirituales?
Ahora bien, ¿quién más enfermo y más necesitado que
un maleficiado, que siempre sufre en el alma y en el cuerpo, quién más
necesitado de comprensión y de ayuda?
¿Quién está en condiciones de ayudar, liberar y
consolar a un maleficiado más que los Obispos, los cuales tienen la plenitud
del Carisma Sacerdotal?
SUFRIMIENTO: ARMA INDISPENSABLE
Si el Obispo es verdaderamente santo no le faltará
ni la sensibilidad de comprender, ni la Gracia de actuar eficazmente sobre
quien sufre de maleficio, pero si no es santo, ni ve ni comprende; por lo que
él mismo tendría necesidad de que se le ayudara con un exorcismo.
Hijo mío,
para afrontar al Enemigo a cara descubierta se necesita fe, valor, fuerza y
otros dones que no tienen sus raíces en la soberbia, sino sólo en la humildad;
tú podrías buscar por todas partes, pero
un bravo y fuerte exorcista lo encontrarás sólo entre los humildes, jamás entre
los soberbios; un bravo exorcista jamás lo encontrarás entre los hambrientos de
prestigio, de riquezas, de comodidades, sino sólo entre los pobres; porque
quien ama el prestigio y las comodidades que ofrece el mundo no es nunca de
Dios y no podrá nunca estar en grado de realizar un genuino apostolado
todo dirigido a la Gloria de Dios y al bien de las almas.
El
exorcista verdadero, que verdaderamente puede obrar con éxito y que, como ha
sido dicho en un mensaje anterior, casi nunca conoce los frutos de su obrar, es
aquel que está dispuesto a aceptar, y gustoso acepta, el sufrimiento como don
de Dios y como arma esencial e indispensable para su lucha, arma que atemoriza
y espanta al Adversario, y esto es para el exorcista ya parte del éxito a que
tiende.
Hijo mío, en gran parte los capciosos pretextos por
los que muchísimos Obispos ya no exorcizan encuentran en esto su explicación;
he dicho que es tiempo de hablar sin velos y sin sobreentendidos, pues bien
¿qué éxito podría tener sobre el Enemigo uno que es ya presa del mismo y su
prisionero?
En mi
Iglesia regenerada no quiero incrustaciones de ningún género; todo debe
volverse puro y limpio, como era al principio.
El Oficial que en guerra no precede a sus soldados
no es un buen oficial y no puede aspirar a la victoria; la victoria no es de los
viles sino de los valientes.
EXORCIZAR ES LA FLOR Y NATA DE LA PASTORAL
Muchas y
muchas veces te he dicho que si se cree en mi Evangelio no es posible dar a mis
palabras un sentido diferente de aquel que Yo le he dado, y Palabras relativas
al Mandato confiado a los Apóstoles son claras, simples y precisas: "Id y
predicad Mi Evangelio... curad a los enfermos y arrojad a los Demonios". Y
estas Palabras mías, como todas las demás, son eternas e inmutables. ¿Se las
cree o no se las cree?
Si se cree: ¿por qué no se ponen en práctica?
Si no se cree: ¿por qué se aceptó hacerse en Pastor
de almas, traicionando la finalidad primaria de la pastoral?
Se
excusan con el pretexto de que este deber se puede cumplir indirectamente a
través de cualquier sacerdote, delegado "ad hoc"... ¡La hipocresía
humana verdaderamente no tiene límites! Ya te he dicho, hijo mío, que no se ama
por poderes; así el bien, cuando hay todas las posibilidades de hacerlo
directamente se debe cumplir personalmente y no a través de terceros, y de este
modo sólo si estuvieren condicionados por situaciones particulares, ahora ya, ¿qué mejor bien que exorcizar, pues ¡esto
constituye la flor y nata de la pastoral!?
Además de cuanto se ha dicho hay que agregar que el
Obispo tiene el sacrosanto deber de preceder a los demás con el ejemplo y que
teniendo el Obispo la plenitud del sacerdocio, tiene también la plenitud del
Poder Sacerdotal, por lo cual el Obispo que ejerce este ministerio desprende
una fuerza y una potencia muy particular, que es propia del Carácter Episcopal.
Los
Obispos que ejercen éste su principal poder de arrojar a los Demonios
indirectamente delegando a uno o más Sacerdotes para su Diócesis a menudo
demuestran escasez de fe, falta de sensibilidad pastoral y carencia absoluta de
visión realista de una situación verdaderamente triste, porque hoy los maleficiados son muchísimos y muchísimos los que van
implorando una ayuda, que no encuentran jamás en los Obispos y casi nunca en
los sacerdotes que no creen, hasta el punto de hacer una trágica ironía con
quien tiene necesidad de otra cosa que la estupidez de sacerdotes sin fe y sin
amor.
Hijo, por
ahora basta, aunque no se ha agotado el discurso.
Te
bendigo y contigo bendigo a quienes te son queridos, ámame, reza y repara.
12 de Noviembre de 1978
QUIÉN PUEDE EXORCIZAR
Escribe,
hijo mío, soy Jesús. Continuemos con el tema de ayer sobre el exorcismo.
¿Quién
puede exorcizar? Además de los Obispos, naturalmente los Sacerdotes que tienen
esa facultad delegada por el Obispo. En la consagración sacerdotal está
incluida también la facultad de exorcizar, pero ahora hablo del exorcismo
oficial que los obispos se han reservado para sí, porque el exorcismo privado
es de todos los sacerdotes y aún de los
seglares
Como te dije en anteriores mensajes, el exorcista
debe ser siempre persona de profunda vida interior, que viva intensamente la
Vida de la Gracia, plenamente consciente y conocedor de lo que hace y, por lo
tanto, que conozca a fondo la naturaleza de la trágica lucha que ha de
sostenerse contra las misteriosas, pero reales, potencias del mal; que sepa de
las astucias y de las insidias que ellas están siempre prontas a tender contra
todos y de manera especial contra aquellos que les hacen frente sin temores y
sin miedo, pero con la necesaria prudencia.
EL PRIMERO Y EL MÁS POTENTE MEDIO DE ATAQUE
Los
sacerdotes, que después de los obispos son los que participan más íntimamente
en el Real Sacerdocio de Cristo deben
exorcizar por un primario deber de su estado, por un deber de justicia y también
de caridad.
Si el
sacerdote en realidad está convencido, como de hecho lo debe, de ser
"corredentor" con Cristo; si está convencido de que "redimir" quiere decir liberar a
las almas hechas prisioneras por las potencias oscuras del mal, no se ve
cómo pueda ignorar el primero y más potente medio de ataque contra sus
adversarios que, fuertes por la superioridad de su naturaleza, no ahorran
golpes de mano en perjuicio de las almas para hacerles daño, sobre todo cuando
son invitadas por personas perversas para posesionarse de ellas y torturarlas
de todas formas.
¡Sea dicho y afirmado una vez más, que es cosa
absurda y paradójica que un Sacerdote ignore, o afirme que no cree en los
Demonios ni en su odio por toda la humanidad, sin excepción alguna, pero especialmente
por la humanidad mejor, porque eso equivale a afirmar que ignora el
"porqué" del Sacerdocio y de su misión en medio del mundo!
Estos
sacerdotes pueden muy bien ser comparados con Oficiales de un Ejército que no
creen que deben combatir contra el enemigo que los ataca, afirmando, que no
existe, que sólo es una fábula de tiempos pasados, mientras que sus soldados
caen numerosísimos ante sus ojos.
Ésta, hijo mío, es la situación de muchísimos
sacerdotes de esta generación loca e incrédula, que asiste impasible a la
acción demoledora y disgregadora de las potencias demoníacas, sin pestañear, es
más, ¡fingiendo asombro ante quien los acusa de complicidad con las adversarias
fuerzas del mal!
LLAMAR A BUENOS SEGLARES PARA SUSTITUIR A SACERDOTES
Por esto, hijo mío, una noche de 1974 te dije que
te procuraras crucifijos para que los dieras a buenos seglares, animados de un
espíritu de fe y de caridad, que no encuentro ya en mis sacerdotes, a fin de
que esos seglares "bendigan", dado que los sacerdotes no sólo no
bendicen ya, sino que se ríen de aquellos que animados por un verdadero
espíritu sacerdotal lo hacen aún.
Desmayando los Sacerdotes en los fines primarios de
su vocación, Yo Verbo eterno de Dios, te sugerí que llamaras a buenos seglares,
temerosos de Dios, para sustituir a los Sacerdotes materializados, para
bendecir sin miedos y sin temores, asegurándote la eficacia de sus bendiciones.
Continúa,
hijo mío, pues la necesidad es grande, de hecho, Mi Iglesia rebosa de fuerzas
enemigas; está llena de ellas en su interior y cercada de asedio en el
exterior, pero tú sabes de qué parte se inclinará la suerte favorable en este
inmenso conflicto.
No
alimentes dudas, hijo mío, te confirmo que las fuerzas del Infierno se
desencadenarán cada vez más contra ti, pero no temas; te he dicho que serás
compensado con la abundancia de mi amor y que ninguno podrá nada contra ti.
Ofréceme
tus sufrimientos, que Yo transformaré en luz y gracias para tantas almas
inmersas en lo oscuro de la incredulidad.
Te
bendigo, hijo, y contigo bendigo a la Comunidad, que me es querida porque es y
será un "faro" de luz en las tinieblas.
Ámame, reza
y repara.
13 de Noviembre de 1978
TODO CONFIRMADO ES UN COMBATIENTE
Escribe,
hijo mío, soy Jesús que quiero continuar la conversación acerca de los
maleficios, que tan frecuentemente se llevan a cabo en Mi Iglesia.
Ayer te dije que ha de ser considerado como deber
del propio estado exorcizar a aquellos que son golpeados por maleficio y te
señalé también a los buenos seglares que pueden y deben exorcizar. Cierto no
serán pocos los que manifestarán asombro mientras otros fingirán escandalizarse
por estas afirmaciones, pero ni su asombro ni su escándalo pueden cambiar la
naturaleza de los hechos.
Todo Confirmado es insertado en el gran Ejército de
la Iglesia, y, como todo cristiano es insertado naturalmente con el Bautismo y
organizado en el Cuerpo Místico de Cristo, adquiriendo la Gracia que lo hace
hijo de Dios, con todos los atributos relacionados a este gran y gratuito don
hecho por Dios a todo bautizado, así todo Confirmado, en su papel de Soldado
adquiere con el distintivo propio del soldado, distintivo y carácter invisible
pero eterno, el derecho y el deber de participar en todas las actividades del
Ejército del que forma parte y de las que la principal es combatir al común
Enemigo.
El Sacramento de la Confirmación, así como el del
Orden, os hace mayormente participes del Real Sacerdocio de Cristo, Víctima por
excelencia, es más, la sola gran Víctima verdaderamente agradable y acepta al
Padre, por la cual las almas son redimidas; ahora bien, redimir quiere decir
liberar a las almas tiranizadas por el Maligno.
Además de
este primario efecto, la Confirmación
da al confirmado los Siete Santos Dones, por los que se inserta más
establemente en el Cuerpo Místico, fortaleciendo todo el Cuerpo Social de
Cristo, como por otra parte todo niño, llegado a la edad suficiente, es
acoplado en la escuela para que con el estudio pueda mejor organizarse e
insertarse en la Sociedad Civil en la que vive.
EJÉRCITO EN DESBANDADA... DERROTA INEVITABLE
Hoy en la
Iglesia no se comprenden ya estas cosas, que Por Sí mismas son muy sencillas, y
por otra parte es gravísimo que por muchos Sacerdotes hoy no sean conocidas ni
la naturaleza ni la finalidad de un Sacramento tan importante y que señala en
la vida de los niños una etapa tan grande.
No
creyendo ya en las potencias oscuras del mal, ¿cómo pueden explicar a los niños
un Sacramento instituido por Mí, Verbo eterno de Dios, para que todo hombre que
viene a este mundo Me escolte para combatir contra las fuerzas oscuras del
Infierno?
¿Por qué
te dije aquella noche que entregaras el crucifijo a "buenos" seglares
y no a todos los seglares?
La razón
es evidente: porque no todos los cristianos son buenos, no todos viven la vida
de gracia y son temerosos de Dios, y por esto muchísimos carecen de las
cualidades esenciales para la eficacia de las bendiciones.
Se te ha dicho que aquellos que son víctimas de los
Demonios no pueden tener ningún poder sobre ellos, pues bien, hijo mío, si el
mundo rebosa de mal es precisamente porque en el mundo y en mi misma Iglesia
las potencias tenebrosas del Infierno no encuentran ya resistencia alguna,
hechas naturalmente pocas excepciones; el Infierno hoy domina porque el gran
ejército de mis soldados está en desbandada y desorganizado.
¡Oh, cuántos desertores en Mi Iglesia, y no sólo
simples soldados, sino Oficiales, y altos Oficiales... y cuando en un ejército
da comienzo la hemorragia de las deserciones, se acabó, la derrota es
inevitable!
Mi Iglesia sin embargo no perecerá, porque Yo, Dios
Uno y Trino, no lo permitiré, pero Ella es ya prisionera de las fuerzas oscuras
del mal... y tú sabes lo que ha sucedido, sucede y sucederá: cosas tremendas,
en las que las almas buenas y sencillas no pueden creer, sino a duras penas.
IGLESIA PRISIONERA, PERO "VIVA"
Hijo mío,
sé lo que piensas: ¡Si la Iglesia está prisionera son inútiles los esfuerzos
encaminados a liberar a las almas esclavas del Enemigo!
No, no es
así. Te he dicho prisionera, pero aún
"viva", y si está viva, como lo está, puede aún obrar, cierto con
dificultad y sin poder contar con el éxito de sus esfuerzos, pero esto no
importa, porque la actividad es señal de vida, así como en general el humo es
señal de fuego, aunque no se le vea.
Cuando un pueblo se encuentra en un estado de
cautividad tiende a la libertad, se mueve hacia la libertad, pero se hace cauto
y prudente... así debéis actuar también vosotros, puesto que, os repito, los
militantes de la iglesia de Satanás os miran, os espían, os odian y no están
nada de inertes, es más conjuran contra vosotros; por lo tanto, actuad, sí,
pero prudentemente, cautos sobre todo en el hablar.
El reino de Satanás, aun estando cercano a una gran
derrota, ha alcanzado el máximo nivel de su potencia en la tierra y esto no se
puede ni se debe ignorar.
Hijo, Te
bendigo y Conmigo te bendicen mi Madre Santísima y San José, quienes siguen de
cerca las varias fases de vuestra lucha.
Extiendo
ésta mi bendición a todos aquellos que rezan, esperan y sufren por la Gloria de
Mi Nombre y por la salvación de las almas.
Ámame,
reza y repara.
(“Confidencias
de Jesús a un Sacerdote” – Mons. Ottavio Michelini)
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