"Por último les mandó a su hijo." (Mt 21,
37)
En la parábola, los labradores rebeldes, al ver
llegar al hijo del dueño se frotan las manos y deciden matarlo, pensando que
así se quedarán con la herencia. Jesús habla de sí mismo. Él es el Hijo enviado
a la viña de este mundo y nosotros lo seguimos matando.
Lo matamos los creyentes que lo tergiversamos y
fabricamos una religión que nos permite dominar a los otros, seguir con una
sociedad alejada del evangelio, en la que unos pocos lo tenemos todo, ante una
mayoría que no tiene nada.
Lo matamos ocultándolo de nuestra sociedad y
nuestras vidas e intentando vivir como si nunca hubiese existido.
Jesús, ante esto, exclama: "Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen".
Enviat per Joan Josep Tamburini
No hay comentarios:
Publicar un comentario