Afirma exorcista en México
No hay que tener miedo a escapar de sus garras, lo sabemos gracias a la
Palabra de Dios.
Por: . | Fuente: www.portaluz.org
Engañados con la idea de que la adoración a la Santa Muerte está relacionada con la fe católica, algunos fieles, bajo la promesa de que recibirán numerosos beneficios al rendirle honores, se inician en el culto de su veneración; adquieren dijes, estampillas y pinturas que la representan; figuras de yeso que colocan en un altar; le llevan ofrendas para mantenerla contenta, e incluso hay quienes llegan a tatuársela.
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Engañados con la idea de que la adoración a la Santa Muerte está relacionada con la fe católica, algunos fieles, bajo la promesa de que recibirán numerosos beneficios al rendirle honores, se inician en el culto de su veneración; adquieren dijes, estampillas y pinturas que la representan; figuras de yeso que colocan en un altar; le llevan ofrendas para mantenerla contenta, e incluso hay quienes llegan a tatuársela.
Sin embargo, suele suceder que al tiempo, ya por enterarse de que esta
imagen nada tiene que ver con Dios, ya porque su vida sólo ha empeorado desde
que comenzaron a adorarla, desean abandonar el culto; pero aquí se les presenta
un gran problema: sus iniciadores les han advertido que de no guardarle lealtad
absoluta, recibirán severos castigos. ¿Qué se le puede decir a una persona que
se halla en esta situación tan tormentosa?
El Padre Jil Portilla,
exorcista para la II Vicaría de la Arquidiócesis de México y especialista en el
tema, habla al respecto en la revista mexicana Desde la fe. Señala que
muchísima gente ha sido engañada con el rito de la adoración a este idolillo de
la muerte, que en realidad no es ninguna santa; han caído en esa trampa de que
recibirán de esa imagen numerosos favores -puntualiza el exorcista-, sólo por
rendirle culto, creándole un altar en el que habrán de colocarle flores y
alimento; sin embargo, les advierten que de renunciar a ella, caerá sobre ellos
su venganza.
Señala Portilla que mucha gente, queriendo remediar sus problemas,
acepta esa condición, sin saber que quien
realmente se esconde detrás de esa imagen es el diablo, quien los ha
comenzado a atormentar; cuando esto sucede, con frecuencia desean abandonar su
culto, pero tienen miedo de renunciar a él por temor a sufrir las
consecuencias. No obstante, señala el sacerdote, nadie debe temer a renunciar a
ese idolillo mal llamado "Santa muerte"; es verdad que el demonio
enfurece cuando alguien ya no le da culto a sus obras y busca asustarlo para
que no renuncie e sus engaños, pues su intención es llevarlo al infierno del
sufrimiento. Para no tener miedo a escapar de sus garras, tenemos como
fundamento la Palabra divina:
- "el
Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo (1 Juan
3:8)";
- "Todo
aquel que invoque el nombre del Señor se salvará… (Romanos 10:13)";
- "Sométanse,
pues, a Dios, resistan al diablo y huirá de ustedes (Santiago 4:7)";
"…
- el
diablo, como león rugiente, anda buscando a quién devorar, resístanle
firmes en la fe… (1 Pedro 5: 8-9)".
Así que si alguien invoca el nombre de Jesús, Él lo defenderá de todas
las obras del diablo, señaló el P. Jil Portilla.
Agregó que en cuanto a los que se tatúan la imagen de la Santa Muerte
han cometido dos faltas; la primera, tatuarse, pues el libro de Levítico
establece esa prohibición, ya que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo;
y la segunda, gravarse esa imagen, la cual deben quitarse de alguna manera, sin
miedo, buscando pacientemente una forma de hacerlo, pues de seguir llevándola
naturalmente continuarán sintiendo incomodidad.
Dijo que en lo referente a las imágenes que se hayan adquirido de ella, deben destruirse como todo objeto de
superstición, rociándoles agua bendita, pidiendo al Señor su protección y
rezando un Padre Nuestro y un Ave María para echar fuera el miedo a la venganza
del maligno y quebrantar sus acechanzas; jamás deben tirarse enteras a la basura,
para no correr el riesgo de que los recolectores se sientan tentados a tomarlas
o les ocasione algún temor.
Asimismo, el P. Jil Portilla señaló que quienes aún piensan que el culto
a la Santa Muerte está permitido por la fe católica, deben saber que Dios no es
el autor de la muerte, lo cual señalan claramente las Sagradas Escrituras de
las siguientes maneras: … Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a
imagen de su mismo Ser, pero la muerte entró en el mundo por envidia del diablo
y la experimentan sus secuaces… (Sabiduría 2: 23-24); No busquen la muerte con
los extravíos de su vida, no se atraigan la ruina con las obras de sus manos;
ni fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los
vivientes (Sabiduría 1:12-13), y la más convincente: por tanto, así como los
hijos participan de la sangre y de la carne, así participó Él (Jesucristo) de
las mismas para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir al
diablo, y liberar a cuantos por temor a la muerte estaban de por vida sometidos
a la esclavitud… (Hebreos 2:14-15).
Así que nadie debe engañarse, quien
le da culto a la "Santa Muerte" le da culto a las obras del diablo;
es decir, que no se debe relacionar a la fe católica con ese culto, finalizó.
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