¿No podríamos avanzar con menos dificultades? ¿No habría un modo de
hacer más fácil el esfuerzo de cada día?
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Nacemos porque Dios nos ama. Vivimos porque nos acompaña y alienta. Avanzamos cada día hacia un encuentro magnífico, para siempre, con Él en el cielo.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Nacemos porque Dios nos ama. Vivimos porque nos acompaña y alienta. Avanzamos cada día hacia un encuentro magnífico, para siempre, con Él en el cielo.
El camino no resulta fácil. Hay momentos de cansancio y de oscuridad.
Hay tentaciones y caídas. Hay rebeldías y deseos de placer malsano.
¿No podríamos avanzar con menos dificultades? ¿No habría un modo de
hacer más fácil el esfuerzo de cada día?
Muchas dificultades vienen de fuera. Una crisis económica, un problema
en familia, un accidente imprevisto, un conflicto en el trabajo. Otras, de uno
mismo: esa pereza que retrasa mis decisiones, ese egoísmo que busca
continuamente mi propio bienestar, esa avaricia que me lleva a gastar
injustamente mi dinero.
Los momentos peores de la propia vida son aquellos en los que pequé. Son
momentos en los que me olvidé de la meta, dejé a un lado el amor maravilloso de
Dios, y preferí una cisterna vacía, agujereada, reseca (cf. Jer 2,13).
Tu Amor, sin embargo, se mantuvo encendido. Tu hijo sigue siendo hijo
también cuando ha pecado. Por eso deseas cuanto antes volver a abrazarlo,
celebrar una fiesta grande en los cielos porque se ha producido el regreso de
quien antes se había alejado de tus manos.
La misericordia, lo sé, es la palabra clave para cualquier vida humana.
Una misericordia respetuosa: no obligas a nadie a volver a casa. Una
misericordia insistente: no descansarás mientras la oveja esté perdida. Una
misericordia llena de ternura: como Padre deseas, cuanto antes, tenerme
nuevamente contigo.
La vida es un camino hacia Ti. Más allá de las caídas y las lágrimas, tu
mirada me acompaña. Desde la certeza de tu Amor, sigo adelante. Un día, así lo
espero, y sé que Tú lo deseas ardientemente, llegaremos a encontrarnos, para
siempre, en tu cielo...
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