Aquel hombre estaba siempre triste. No confiaba en
él. Siempre miraba a los demás creyendo que eran mejores y que valían más que
él. El Anacoreta, al verlo, dijo con pena a su joven seguidor:
- La peor desgracia que le puede ocurrir a una
persona es pensar mal de sí misma. Sólo si nos amamos y aceptamos, podremos
tener un proyecto de vida y realizarlo.
Enviat per Joan Josep Tamburini
No hay comentarios:
Publicar un comentario