lunes, 19 de enero de 2015

DE LA INCREÍBLE HISTORIA DEL SANTO NIÑO DE CEBÚ, CUYA FIESTA CELEBRÓ AYER EL PAPA EN FILIPINAS


El Santo Niño de Cebú es la primera imagen cristiana llegada a Filipinas, cosa que hace con la misma llegada de los españoles, concretamente la expedición circunvaladora de Fernando Magallanes y Juan Sebastían Elcano, en 1521.

Se trata de un niño Jesús de bellísima factura, de unos 30 cms. de altura, realizado en madera polícroma y, según se cree, en Flandes. El Niño porta , en la mano izquierda una esfera de oro representando al mundo, buena prueba de que los marinos circunvaladores sabían bien que el mundo que pretendían circunvalar era redondo (pinche aquí para conocer cuanta fantasía existe entre los historiadores sobre el descubrimiento por el género humano de que el mundo era redondo), y valiosa premonición de que alcanzarían su propósito, así como una corona de oro y varios ornamentos donados por los fieles. La imagen será bendecida por el Papa Pablo VI, con ocasión de su visita a Filipinas, el 28 de abril de 1965, y luego por Juan Pablo II en 1981.

Custodiada en la basílica del Santo Niño de Cebú, existen réplicas en la iglesia de Nuestra Señora de Atocha en Madrid, en la iglesia de San Wescenlao de los polacos en Chicago y en la iglesia de San Pablo en Tampa (Florida), e incluso una imagen muy similar llamada Mechelen o Mechlin en el Louvre.

Pero lo más interesante es su azarosa historia. En realidad, la talla no es otra cosa que uno de los regalos que hace Fernando Magallanes a la Rajesa Humamay, principal esposa del Rajá Humabon, con ocasión del bautismo de ambos el 14 de abril de 1521, a la llegada de la flota española circunvaladora que mandaba el gran marino portugués al servicio de la corona de España en 1521. Humamay será bautizada como Juana, en honor a la hija de los Reyes Católicos que aunque encerrada por loca, era la reina de España; mientras que Humabon es bautizado como Carlos en honor al Emperador, asimismo rey de España. Todo lo cual, por cierto, acontecía en los últimos días de vida de Magallanes, que habría de morir apenas trece días después con ocasión de la batalla de Mactán contra el cacique del lugar Lapu-Lapu.

Como se sabe, los españoles abandonan Filipinas, pero cuarenta y cuatro años después, curiosamente otro 27 de abril pero esta vez de 1565, una armada al mando de Miguel López de Legazpi llega a la isla y entra en combate con los nativos. Al día siguiente, el marinero español Juan de Camus encontraba en una caja de pino entre las ruinas de una casa la imagen del niño. Por miedo a represalias o a que les fuera arrebatada, los indios niegan que perteneciera a Magallanes, y aseguran que un pescador la había encontrado en tiempo inmemorial.

Como quiera que sea, la imagen es sacada en procesión y Legazpi crea la Confraternidad del Santo Niño de Cebú, de la que es nombrado su primer superior nada menos que el fraile Andrés de Urdaneta (pinche aquí para conocer mejor a este personaje fundamental de la historia de la marina española). El propio Legazpi instituye la fiesta del hallazgo de la imagen y manda iniciar en el lugar del hallazgo la construcción de la basílica en bambú y palma, primera iglesia de Filipinas, elevada a basílica menor por Pablo VI.

Aunque originalmente la fiesta del Santo Niño de Cebú se celebra el 28 de abril, Inocencio XIII, para evitar que cayera en Semana Santa, la traslada a su actual emplazamiento en el tercer domingo del mes de enero, es decir, tal día como hoy este año. En ella, los fieles portan su imagen, así como la de la Virgen de Guadalupe de Cebú, en procesión. La fiesta es seguida por el llamado Festival Sinulog al siguiente domingo.

El Santo Niño de Cebú es considerada popularmente como santo patrón de Cebú, si bien en 2002, el Card. Arzobispo de Cebú, Mons. Ricardo Vidal, declara a Nuestra Señora de Guadalupe como tal.

Y con esta historia más que interesante, -no me digan que no- me despido por hoy, queridos amigos: que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos. Mañana más. Se lo prometo.

Luis Antequera

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