Después de
comentar antier el tratamiento que el Antiguo Testamento hace de la que considera la gran madre de la
Humanidad (pinche aquí si se lo perdió y quiere conocerlo),
vamos a conocer hoy el que de la misma figura hace el texto sagrado de los
musulmanes, el Corán.
Aunque no nombrada en ningún momento por su nombre, como es la norma en el Corán que a excepción de la Virgen María no recoge el nombre de una sola mujer, el Corán se refiere varias veces a Eva.
El Corán recoge la creación de Eva a partir de Adán en estos términos:
“¡Hombres! ¡Temed a vuestro Señor, que os ha creado de una sola persona de la que ha creado a su cónyuge, y de los que ha diseminado un gran número de hombres y de mujeres!” (C. 4, 1).
Recoge también el episodio del Edén y la orden de no comer del Arbol del bien y del mal, lo que hace en la sura 7, llamada “Los lugares elevados”:
“¡Adán, habita con tu esposa en el Jardín y comed de lo que queráis, pero no os acerquéis a este árbol! Si no, seréis de los impíos.
Pero el demonio les insinuó el mal, mostrándoles su escondida desnudez, y dijo: “Vuestro Señor no os ha prohibido acercaros a este árbol sino por temor de que os convirtáis en ángeles u os hagáis inmortales’
Y les juró “De veras os aconsejo bien’ (C. 7, 19-21).
Al igual que el de la tentación del demonio, al que no identifica con la serpiente:
Les hizo pues caer dolosamente. Y cuando hubieron gustado ambos del árbol, se les reveló su desnudez y comenzaron a cubrirse con hojas del jardín. Su Señor les llamó: ‘¿No os había prohibido ese árbol y dicho que el demonio era para vosotros un enemigo declarado?’
Así como las consecuencias. Primero la expulsión del Edén:
“Dijeron: ‘Señor, hemos sido injustos con nosotros mismos. Si no nos perdonas y te apiadas de nosotros seremos ciertamente de los que pierden.
Dijo: ‘¡Descended!”
Segundo, el pudor:
“¡Hijos de Adán! Hemos hecho bajar para vosotros una vestidura para cubrir vuestra desnudez y para ornato. Pero la vestidura del temor de Dios esa es la mejor. Ese es uno de los signos de Dios. Quizás así se dejen amonestar.
¡Hijos de Adán! Que el demonio no os tiente, como cuando sacó a vuestros padres del Jardín, despojándoles de su vestidura para mostrarles su desnudez” (C. 7, 26-27).
Y por último las que afectarán en adelante a toda su descendencia:
Seréis enemigos unos de otros. La tierra será por algún tiempo vuestra morada y lugar de disfrute. (C. 7, 22-23).
Dijo: ‘En ella viviréis, en ella moriréis y de ella se os sacará’
El episodio se recoge en la sura 7 como vemos, aunque sus diferentes partes se repiten en otras suras como la 2, llamada “La vaca” (C2, 35-36) y en la 20, llamada “Ta ha” (20, 117-123).
Y recoge por último también el episodio del asesinato de Abel por Caín, lo que hace en estos términos tan curiosos en la sura 5, “La mesa servida”:
“Cuéntales la historia auténtica de los dos hijos de Adán, cuando ofrecieron una oblación y se le aceptó a uno, pero no al otro! Dijo: “He de matarles!”. Dijo: ‘Dios sólo aceptan de los que le temen.
Y si tú pones la mano en mí para matarme, yo no voy a ponerla en ti para materte porque temo a Dios, Señor del universo.
Quiero que cargues con tu pecado contra mí y con tus otros pecados, y seas así de los moradores del fuego. Esa es la retribución de los impíos.
Entonces su alma le instigó a que matara a su hermano y le mató, pasando a ser de los que pierden.
Dios envió a un cuervo, que escarbó la tierra para mostrarle cómo esconder el cadáver de su hermano. Dijo ‘¡Ay de mí! ¿es que no soy capaz de imitar a este cuervo y esconder el cadáver de mi hermano. Y pasó a ser de los arrepentidos” (C. 5, 27-31).
Y sin más por hoy, queridos amigos, me despido de Vds. una vez más deseándoles como siempre que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Mañana seguimos con otros temas interesantes como siempre.
Aunque no nombrada en ningún momento por su nombre, como es la norma en el Corán que a excepción de la Virgen María no recoge el nombre de una sola mujer, el Corán se refiere varias veces a Eva.
El Corán recoge la creación de Eva a partir de Adán en estos términos:
“¡Hombres! ¡Temed a vuestro Señor, que os ha creado de una sola persona de la que ha creado a su cónyuge, y de los que ha diseminado un gran número de hombres y de mujeres!” (C. 4, 1).
Recoge también el episodio del Edén y la orden de no comer del Arbol del bien y del mal, lo que hace en la sura 7, llamada “Los lugares elevados”:
“¡Adán, habita con tu esposa en el Jardín y comed de lo que queráis, pero no os acerquéis a este árbol! Si no, seréis de los impíos.
Pero el demonio les insinuó el mal, mostrándoles su escondida desnudez, y dijo: “Vuestro Señor no os ha prohibido acercaros a este árbol sino por temor de que os convirtáis en ángeles u os hagáis inmortales’
Y les juró “De veras os aconsejo bien’ (C. 7, 19-21).
Al igual que el de la tentación del demonio, al que no identifica con la serpiente:
Les hizo pues caer dolosamente. Y cuando hubieron gustado ambos del árbol, se les reveló su desnudez y comenzaron a cubrirse con hojas del jardín. Su Señor les llamó: ‘¿No os había prohibido ese árbol y dicho que el demonio era para vosotros un enemigo declarado?’
Así como las consecuencias. Primero la expulsión del Edén:
“Dijeron: ‘Señor, hemos sido injustos con nosotros mismos. Si no nos perdonas y te apiadas de nosotros seremos ciertamente de los que pierden.
Dijo: ‘¡Descended!”
Segundo, el pudor:
“¡Hijos de Adán! Hemos hecho bajar para vosotros una vestidura para cubrir vuestra desnudez y para ornato. Pero la vestidura del temor de Dios esa es la mejor. Ese es uno de los signos de Dios. Quizás así se dejen amonestar.
¡Hijos de Adán! Que el demonio no os tiente, como cuando sacó a vuestros padres del Jardín, despojándoles de su vestidura para mostrarles su desnudez” (C. 7, 26-27).
Y por último las que afectarán en adelante a toda su descendencia:
Seréis enemigos unos de otros. La tierra será por algún tiempo vuestra morada y lugar de disfrute. (C. 7, 22-23).
Dijo: ‘En ella viviréis, en ella moriréis y de ella se os sacará’
El episodio se recoge en la sura 7 como vemos, aunque sus diferentes partes se repiten en otras suras como la 2, llamada “La vaca” (C2, 35-36) y en la 20, llamada “Ta ha” (20, 117-123).
Y recoge por último también el episodio del asesinato de Abel por Caín, lo que hace en estos términos tan curiosos en la sura 5, “La mesa servida”:
“Cuéntales la historia auténtica de los dos hijos de Adán, cuando ofrecieron una oblación y se le aceptó a uno, pero no al otro! Dijo: “He de matarles!”. Dijo: ‘Dios sólo aceptan de los que le temen.
Y si tú pones la mano en mí para matarme, yo no voy a ponerla en ti para materte porque temo a Dios, Señor del universo.
Quiero que cargues con tu pecado contra mí y con tus otros pecados, y seas así de los moradores del fuego. Esa es la retribución de los impíos.
Entonces su alma le instigó a que matara a su hermano y le mató, pasando a ser de los que pierden.
Dios envió a un cuervo, que escarbó la tierra para mostrarle cómo esconder el cadáver de su hermano. Dijo ‘¡Ay de mí! ¿es que no soy capaz de imitar a este cuervo y esconder el cadáver de mi hermano. Y pasó a ser de los arrepentidos” (C. 5, 27-31).
Y sin más por hoy, queridos amigos, me despido de Vds. una vez más deseándoles como siempre que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Mañana seguimos con otros temas interesantes como siempre.
Luis
Antequera
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