El Papa
Francisco ha pedido que la teología se desarrolle en un clima marcado por la
serenidad, pues de otra manera es imposible llevar a cabo una buena reflexión.
En nuestro tiempo, no hay teólogo más sereno que Joseph Ratzinger; es decir, el
ahora Papa emérito Benedicto XVI. Somos muchos los que nos apoyamos en sus
libros para precisar mejor el contenido de nuestras clases y esto no es
casualidad. Cualquiera que abra alguna de sus obras literarias, podrá
encontrarse con una mente maestra, capaz de transmitir rigor intelectual y
humanidad al mismo tiempo. Nada que ver con la imagen mediática del inquisidor
a ultranza. Es una suerte que aún siga con nosotros, pues ha sabido llevar a
cabo un trabajo tan significativo como el de San Agustín de Hipona. Para poder
abordar mejor temas polémicos como el caso de los divorciados vueltos a casar,
es imprescindible tomar como referencia a Ratzinger, aquel teólogo alemán que
ha conseguido que muchos alejados se acerquen a la fe después de haber
explorado su pensamiento.
¿Qué aspectos del trabajo intelectual del Papa emérito deberían retomarse e imprimirse en todas las facultades de teología del mundo?
EQUILIBRIO:
Su análisis refleja equilibrio. No hay rigor ni laxitud. Hoy día, el gran problema de muchos -dentro y fuera de la Iglesia- es que llevan a cabo lecturas marcadas por los extremos ideológicos. Desde los que son meros legalistas, hasta los que justifican todo a partir de una perspectiva acrítica y, por ende, buenista.
POLÍTICAMENTE incorrecto:
Nunca disfrazó los puntos fuertes de la verdad. Al contrario, supo entrar de lleno en la tensión de la dictadura del relativismo sin dejarse doblegar. ¡Qué importante es contar con hombres y mujeres que digan lo que piensan!
NIVEL INTELECTUAL:
¿Quién dijo que la fe y el rigor académico son ideas contrapuestas? En lugar de quedarse en las propuestas sentimentalistas -que lamentablemente siguen pensando en muchos ambientes- consiguió elaborar un análisis de la realidad, valiéndose no solamente de la teología, sino de otras ciencias y disciplinas del conocimiento, como la filosofía, el derecho o la historia.
CONCLUSIÓN:
Sigamos adelante con el estudio y promoción de las obras teológicas emprendidas por el Papa emérito Benedicto XVI. No tengamos miedo de ofrecérselas a las nuevas generaciones, enriqueciéndolas con la visión de S.S. Francisco.
¿Qué aspectos del trabajo intelectual del Papa emérito deberían retomarse e imprimirse en todas las facultades de teología del mundo?
EQUILIBRIO:
Su análisis refleja equilibrio. No hay rigor ni laxitud. Hoy día, el gran problema de muchos -dentro y fuera de la Iglesia- es que llevan a cabo lecturas marcadas por los extremos ideológicos. Desde los que son meros legalistas, hasta los que justifican todo a partir de una perspectiva acrítica y, por ende, buenista.
POLÍTICAMENTE incorrecto:
Nunca disfrazó los puntos fuertes de la verdad. Al contrario, supo entrar de lleno en la tensión de la dictadura del relativismo sin dejarse doblegar. ¡Qué importante es contar con hombres y mujeres que digan lo que piensan!
NIVEL INTELECTUAL:
¿Quién dijo que la fe y el rigor académico son ideas contrapuestas? En lugar de quedarse en las propuestas sentimentalistas -que lamentablemente siguen pensando en muchos ambientes- consiguió elaborar un análisis de la realidad, valiéndose no solamente de la teología, sino de otras ciencias y disciplinas del conocimiento, como la filosofía, el derecho o la historia.
CONCLUSIÓN:
Sigamos adelante con el estudio y promoción de las obras teológicas emprendidas por el Papa emérito Benedicto XVI. No tengamos miedo de ofrecérselas a las nuevas generaciones, enriqueciéndolas con la visión de S.S. Francisco.
Carlos J.
Díaz Rodríguez
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