sábado, 6 de diciembre de 2014

HOMBRE Y MUJER EN EL PAPA FRANCISCO


Se ha celebrado en Roma un coloquio internacional sobre la complementariedad del hombre y la mujer organizado por la Congregación de la Doctrina de la Fe.

No es un asunto baladí. Supone reflexionar sobre un tema clave de la realidad existencial de ser hombre y ser mujer. La admisión de las dos palabras, sin acompañamientos adjetivos, representa una provocación para ciertos progresismos. En el fondo de muchas propuestas educativas subyace una concepción de que ser hombre y ser mujer es algo cultural. Yo puedo elegir ser hombre o ser mujer. La educación para la ciudadanía tenía este soporte.

Admitir la complementariedad es admitir la realidad del hombre y de la mujer como dos entidades valiosas aunque necesitadas mutuamente. Por eso la define con acierto: <>: es una palabra preciosa, con múltiples matices. Se puede referir a diversas situaciones en las que un elemento completa al otro o lo suple en una de sus carencias. Sin embargo, complementariedad es mucho más que esto. Los cristianos encuentran su significado en la primera carta de san Pablo a los Corintios, donde el apóstol dice que el Espíritu ha dado a cada uno dones diversos, de modo que, como los miembros del cuerpo humano se complementan para el bien de todo el organismo, los bienes de cada uno contribuyan al bien de todos. Reflexionar sobre la complementariedad no es más que meditar sobre las armonías dinámicas que están en el centro de toda la creación. Esta es la palabra clave: armonía. El creador hizo todas las complementariedades para que el Espíritu Santo, que es el autor de la armonía, construya esta armonía”.

Esta complementariedad se expresa en la familia. Allí comenzamos a apreciar nuestros dones y los de los demás. Incluidas las tensiones respectivas. La familia es también el ámbito donde se resuelven las tensiones.

Sería necio que concibiéramos la complementariedad como algo estático. Cada hombre y mujer tiene un cúmulo de posibilidades que ejercita en cada circunstancia concreta. “Cuando hablamos de complementariedad entre el hombre y la mujer en este contexto, no debemos confundir tal término con la idea superficial de que todos los papeles y las relaciones de ambos sexos están encerrados en un modelo único y estático. La complementariedad asume muchas formas, porque cada hombre y cada mujer da su propia aportación personal al matrimonio y a la educación de los hijos. La propia riqueza personal, el propio carisma personal y la complementariedad se convierte así en una gran riqueza. Y no solo es un bien, sino que es también belleza”.

Habla el Papa de un aspecto importante. Cuidar los ambientes También el de la familia. Hemos vivido demasiado confiados. “La crisis de la familia dio origen a una crisis de la ecología humana, porque los ambientes sociales naturales, necesitan ser protegidos. Incluso si la humanidad ahora ha comprendido la necesidad de afrontar lo que constituye una amenaza para nuestros ambientes naturales, somos lentos –somos lentos en nuestra cultura, también en nuestra cultura católica-, somos lentos en reconocer que también nuestros ambientes sociales están en peligro. Es indispensable, por tanto, promover una nueva ecología humana y hacerla ir hacia delante”.

Pocas veces el Papa ha hablado directamente de la unión entre personas que tienen atracción hacia el mismo sexo. Pero muchas veces ha dejado claro su pensamiento. También aquí.

“Hay que insistir en los pilares fundamentales que rigen una nación: sus bienes inmateriales. La familia sigue siendo la base de la convivencia y la garantía contra la desintegración social. Los niños tienen derecho a crecer en una familia, con un papá y una mamá, capaces de crear un ambiente idóneo para su desarrollo y su maduración afectiva. Por esta razón, en la exhortación apostólica Evangelii gaudium, he puesto el acento en la aportación <> del matrimonio a la sociedad, aportación que <> (66) Es por ello por lo que os agradezco el énfasis puesto por vuestro coloquio en los beneficios que el matrimonio puede dar a los hijos, a los esposos mismos y a la sociedad”.

Termina el Papa con unas palabras preciosas. El corazón humano es feliz en el matrimonio. Es una de las vocaciones que responde a lo más profundo de su corazón.

“En estos días, mientras reflexionáis sobre la complementariedad del hombre y la mujer, os exhorto a poner de relieve otra verdad referida al matrimonio: que el compromiso definitivo respecto a la solidaridad, la fidelidad y el amor fecundo responde a los deseos más profundos del corazón humano. Pensemos, sobre todo, en los jóvenes que representan el futuro: Es importante que ellos no se dejen envolver por la mentalidad perjudicial de lo provisional y sean revolucionarios por la valentía de buscar un amor fuerte y duradero, es decir, de ir a contracorriente: se debe hacer esto… No se puede hablar hoy de familia conservadora o familia progresista: la familia es familia. No os dejéis calificar por este o por otros conceptos de naturaleza ideológica. La familia tiene fuerza en sí misma”.

Julio Sáinz Torres

No hay comentarios:

Publicar un comentario