Con lo que está cayendo, por un
lado y por otro, podemos estar tentados a dejarnos contagiar de un pesimismo
letal, que nos priva de la alegría de vivir. Y esto está ocurriendo en bastantes
sectores de la sociedad. Este pesimismo nos puede inducir a la tristeza, e la
depresión, al recurso a medios artificiales para tranquilizar los ánimos.
Realmente puede afectarnos gravemente esta epidemia si no nos defendemos.
El Papa Francisco no cesa de
llamarnos a ser el mundo, y por tanto a las personas, con ojos de misericordia.
Afirma él que no debemos ser profetas de catástrofes, ni poner cara de malos
amigos, ni gestos “avinagrados”. La vida es bella, a pesar de los borrones que
le echamos encima. Recuerda aquel aforismo: “Si lloras por que se ha puesto el
sol, las lagrimas no te dejarán ver las estrellas”.
Acabamos de empezar en la Iglesia
un tiempo precioso: El Adviento. Tiempo de esperanza, de alegría por lo que
está por venir. Y ya estamos encendiendo las luces de la ilusión y de la gracia
de Dios. Aunque somos realistas y no podemos dejar de ver lo negativo de la
vida, pero hay que levantar el corazón para alcanzar las cumbres desde donde
todo se ve con mayor perspectiva.
He encontrado un blog muy original titulado: ¿Tenemos razones para el
optimismo? De Luis Galindo. De él tomo este comentario:
Muchos de vosotros seguro que os preguntaréis ¿de verdad tenemos motivos para el optimismo? ¡Os aseguro que sí!
Y esta semana me gustaría reflexionar sobre ellos. Porque sólo es necesario
pararse y pensar un poco para darnos cuenta de la suerte que tenemos al haber
nacido en la parte del mundo en la que hemos nacido. Y así poder afirmar
tajantemente que ¡tenemos motivos para el optimismo!
. Podemos ser optimistas porque vivimos en una sociedad en la que los
avances científicos nos permiten luchar contra las enfermedades, alargar
nuestras expectativas de vida, mejorar la calidad de vida, en definitiva, una
sociedad que nos permite vivir más y mejor.
. Podemos ser optimistas porque abrimos un grifo y sale agua corriente,
porque le damos al interruptor y tenemos luz eléctrica, porque cada día
descubrimos algo que mejora nuestro día a día.
(…)
Ahora dime, ¿de verdad que no encuentras ninguna razón para el optimismo en
tu vida? ¡No se trata de conformarnos con nuestra existencia o ver sólo el lado
positivo de la vida! ¡¡¡No seamos ñoños!!! ¡Se trata de ser realistas, ver la
vida con objetividad, con sus cosas buenas y no tan buenas! Y creo que lo soy
cuando te insisto en que no tenemos razones objetivas para dejar de lado
nuestro optimismo, a pesar de que estemos viviendo en una época compleja,
porque podemos encontrar situaciones en las que nos sintamos que somos unos
privilegiados. ¡Qué no darían nuestros antepasados por vivir como lo hacemos
nosotros! ¿No sería un lujo nuestra vida en muchos otros puntos del planeta?
¿De verdad que tenemos que estar todo el día lamentándonos por no poder
comprarnos tal o cual cosa, por no poder hacer ese viaje…?
Te propongo que empieces a buscar razones diarias para el optimismo.
Incluso en esta etapa hay un lado optimista. ¡Sí! Se ha incrementado el
altruismo, somos más empáticos, más solidarios, más creativos, más innovadores…
cada vez hay más personas que dedican su vida a desarrollar su pasión, hemos
afianzado las redes familiares y los lazos de amistad, valoramos más la
naturaleza, el disfrute de las cosas sencillas que no cuestan dinero, pero
valen mucho… ¿no te parece que tenemos razones para el optimismo?
Cuando hayas encontrado las tuyas te animo a compartirlas conmigo, con
nosotros, para que entre todos encontremos la forma de afrontar la vida con
optimismo ¿Te sumas a este proyecto? ¡Vale la pena!
¿Qué te parece si nos proponemos
tú y yo a sonreír más estos días, a poner buena cara, a decir palabras amables,
a dar gracias a Dios por todo lo que nos regalas? Es posible que todos tengamos
más motivos para vivir en paz.
Juan
García Inza
No hay comentarios:
Publicar un comentario