Se le veía inquieto. No sabía esperar. Todo tenía
que obtenerlo de inmediato, si no, protestaba ruidosamente. El Anacoreta lo
hizo sentar y le dijo:
- La impaciencia es una enfermedad de nuestra
sociedad. Todo lo queremos al instante. No aceptamos la espera. Sin embargo,
saber esperar es conveniente. La espera nos permite saborear las cosas antes de
que se produzcan. La espera nos ayuda a reflexionar y a que, cuando suceda,
valoremos realmente lo que nos ocurre. Vivimos acelerados y eso no nos hace
ningún bien.
Le miró a los ojos y concluyó:
- Saber esperar y saber detenerse cuando ya has
obtenido lo que querías, te ayudará a interiorizar y a profundizar las cosas.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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