viernes, 28 de noviembre de 2014

¿ES NECESARIA LA FE PARA CASARSE?


Jornada sobre Matrimonio y evangelización, en San Dámaso

Noticia digital (27-XI-2014)

La cuestión sería: ¿De qué fe estamos hablando? La Jornada sobre Matrimonio y evangelización en la Universidad San Dámaso, en la que el cardenal De Paolis trató el problema de la Comunión a los fieles divorciados y casados de nuevo, abordó también la relación entre fe y sacramento del Matrimonio.

Monseñor Giuseppe Sciacca, Secretario del Tribunal de la Signatura Apostólica y Prelado auditor de la Rota Romana, afirmó que «la falta de fe hace difícil, y a veces imposible– la comprensión de lo que significa el matrimonio. Cuando falta la fe, resulta difícil comprender qué es exactamente el ser humano, y cómo es una sana antropología sobre la sexualidad humana y el matrimonio».

Sin embargo, monseñor Sciacca aclaró que «para que entre bautizados haya verdadero matrimonio y, en consecuencia, sacramento, son necesarias dos cosas: que haya una voluntad verdaderamente matrimonial, y el Bautismo válido de los dos contrayentes». Por el contrario, «no se requiere: un particular grado de fe entre los contrayentes», porque «la relación entre fe y Matrimonio hay que buscarla en la comprensión y aceptación natural del sacramento», ya que «el matrimonio es un sacramento de Derecho natural». De ahí que «aun fieles que han perdido la fe pueden de todos modos contraer válidamente matrimonio».

Por este motivo, aunque «no hay duda de que la falta de fe, en determinados casos, puede oscurecer la realidad misma de la persona humana y de la conyugalidad, favoreciendo incluso la formación de una conciencia contraria a la verdad del matrimonio», en realidad «la Iglesia no rechaza a quien no está perfectamente preparado desde el punto de vista sobrenatural pero sí tiene la recta intención de contraer matrimonio».

Concluyendo, como explicaba no hace mucho a Alfa y Omega el Presidente del Consejo Pontificio de la Familia, monseñor Vincenzo Paglia, la fe requerida para casarse no se refiere tanto a saberse el Credo o el Padrenuestro, sino a la adhesión a los elementos esenciales del matrimonio: unidad, fidelidad, indisolubilidad y apertura a los hijos. Aunque las estadísticas de rupturas y la experiencia de los cursillos prematrimoniales muestra que la fe es un elemento decisivo para la estabilidad de la vida matrimonial. De todo se habló en el último Sínodo sobre la Familia, y se seguirá hablando...

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

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