viernes, 28 de noviembre de 2014

EL PAPA PIDE SALIR A EVANGELIZAR EN LA CIUDAD, CAMBIAR HORARIOS EN PARROQUIAS Y EVITAR CLERICALISMOS


El Papa Francisco recibió el jueves 27 de noviembre a los participantes de la segunda fase del Congreso Internacional de la Pastoral de la Grandes Ciudades, que se celebró en Barcelona del 24 al 26 de noviembre.

En su discurso el Papa habló de su experiencia personal, como "pastor de una ciudad poblada y multicultural como es Buenos Aires". De este modo, aprovechó esta "óptima ocasión" para profundizar en los desafíos y posibles horizontes de una pastoral urbana.

El primer desafío del que ha hablado es "realizar un cambio en nuestra mentalidad pastoral".

Notando el hecho de que "hoy ya no somos los únicos que producimos cultura, ni los primeros, ni los más escuchados".

Por eso, "necesitamos un cambio de mentalidad pastoral", pero no de una "pastoral relativista" que por querer estar presente en la "cocina cultural" pierde el horizonte evangélico, dejando al hombre confiado en sí mismo y emancipado de la mano de Dios.

De este modo, Francisco ha destacado que es necesario "tener la valentía de hacer una pastoral evangelizadora audaz y sin temor" porque, "el hombre, la mujer, las familias y los distintos grupos que viven en la ciudad esperan de nosotros, y necesitan para su vida la Buena Noticia que es Jesús y su Evangelio". Y para ello, ha añadido, "debemos trabajar para no tener vergüenza en el anunciar a Jesucristo".

El segundo punto abordado por el Pontífice ha sido la multiculturalidad. Realidad con la que hay que dialogar "sin miedo". Se trata -ha afirmado Francisco- de adquirir un diálogo pastoral sin relativismos, que no negocia la propia identidad cristiana, pero que quiere llegar al corazón del otro, de los otros distintos a nosotros, y allí sembrar el Evangelio. A propósito ha puesto como ejemplo a Pablo en su discurso en Atenas, "pobrecito, salió mal...pero tuvo creatividad".

La religiosidad del pueblo ha sido el tercer aspecto sobre el que ha reflexionado. "Dios vive en la ciudad. Es necesario ir a buscarlo y pararse allí donde Él está trabajando", ha indicado. Además, ha advertido sobre las religiosidades que nos son cristianas.

Pero, también ha precisado que "no podemos negar ni despreciar tal experiencia de Dios, que aún siendo a veces dispersa o mezclada, pide ser descubierta y no construida".

Asimismo, ha recordado que para el diálogo evangelizador "es necesaria la conciencia de la propia identidad cristiana y también la empatía con la otra persona".

Por otro lado, ha indicado otro doble desafío en las grandes ciudades: ser hospitalarios con los pobres y los inmigrantes y valorar su fe. Advirtiendo que es muy probable que esta fe esté mezclada con elementos del pensamiento mágico e inmanentista, "debemos buscarla, reconocerla, interpretarla y seguramente también evangelizarla".

Y finalmente el desafío de los pobres urbanos. "La ciudad, junto con la multiplicidad de preciosas ofertas para la vida, tiene una parte que no se puede esconder y que en muchas ciudades es cada vez más evidente: los pobres, los excluidos, los descartados", ha observado.

A propósito ha afirmado que la Iglesia no puede ignorar su grito, ni entrar en el juego de los sistemas injustos, mezquinos e interesados que buscan hacerles invisibles.

Para finalizar su intervención ante los participantes del Congreso, el Pontífice ha dado dos propuestas para estos desafíos. En primer lugar: "salir y facilitar".

Aspecto clave para Francisco, este cambio de mentalidad: "del recibir al salir, del esperar a que vengan a ir a buscarles".

Y para "facilitar el encuentro con el Señor" ha propuesto "hacer accesible el sacramento del bautismo", "iglesias abiertas", "secretarías con horarios para las personas que trabajan", "catequesis adaptadas en los contenidos y en los horarios de la ciudad"... De este modo, el Papa ha pedido "profundizar esos cambios necesarios en nuestras varias catequesis, sustancialmente en nuestras formas pedagógicas, para que los contenidos se comprendan mejor" y al mismo tiempo "aprender a despertar en nuestros interlocutores la curiosidad y el interés por Jesucristo".

La segunda propuesta es "la Iglesia samaritana. Estar". Este es un cambio en el sentido del testimonio.

"Con el testimonio podemos incidir en los núcleos más profundos, allí donde nace la cultura", ha afirmado. Los cristianos contribuyen a construir una ciudad en la justicia, en la solidaridad y en la paz con "el testimonio concreto de misericordia y ternura que busca estar presente en las periferias existenciales y pobres" porque "actúa directamente en los imaginarios sociales, generando orientación y sentido para la vida de la ciudad".

Y en toda esta labor social de la Iglesia, es muy importante "el protagonismo de los laicos y de los mismos pobres. Y también la libertad del laico, porque eso que nos encarcela, que no abre las puertas, es la enfermedad del clericalismo. Es uno de los problemas más graves".

Para finalizar, Francisco ha recordado los escritos del beato Pablo VI, cuando era arzobispo de Milán, que pueden ayudar en este desafío pastoral.

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