El día de los fieles difuntos la Iglesia recuerda a los creyentes fallecidos. Pareciera que este día es una fiesta de muerte, sin embargo el tenor más importante de esta fiesta es la esperanza en la resurrección y la vida inmortal. En este día recordamos nuestra mortalidad y también que estamos llamados a participar de la vida inmortal del Cristo.
Durante
las fiestas en que se conmemora a los difuntos cristianos hay un ambiente de
duda que muchas veces invade a los fieles. Pues, si Cristo ha vencido a la
muerte ¿Por qué recordamos a los difuntos? ¿Acaso les damos culto y honramos su
muerte? Para celebrar estas fiestas en honor de los fieles difuntos debemos
tener en cuenta que ellas mismas no tienen sentido si no se festejan con
esperanza en la vida inmortal y en la resurrección.
En la
actualidad es muy fácil hablar de la muerte desde una manera superficial. Mucho
se hace para entender la aceptación de la muerte propia y la de un ser querido.
Sin embargo estos ejercicios no terminan por dar un argumento fuerte para creer
en una vida inmortal después de este mundo. El hombre actual clama, muchas
veces sin saberlo, por una razón que lo aleje del miedo de la muerte. Si ésta
es el fin, entonces el horro de la nada se cierne sobre nosotros. Parece que no
hay más que vacío ante el drama de la muerte.
La mejor
forma de vida es la que nos prepara para la muerte, a fin de que podamos saber
si nos está permitido esperar algo después de la muerte. ¿Es la muerte el
límite de la existencia humana? La filosofía ha tratado de responder a esta
pregunta desde sus comienzos hace 2500 años. Sin embargo también podemos tener
una mirada hacia la verdad si ponemos nuestra fe en quien se dice ser la Vida
misma y amante de los hombres. En los primeros años del cristianismo Jesús fue
representado como un filósofo pues un hombre tal enseñaba a los otros el
verdadero camino de la vida bienaventurada. Cristo nos muestra este camino a
través de su sacrificio y su Resurrección.
El
misterio central del cristianismo es la Resurrección de Jesús, en la cual él ha
mostrado ser Dios y ha salvado y plenificado a los hombres, pues tomó la
naturaleza humana y la puso cerca del Padre. Es por esto que las referencias a
la muerte dentro del cristianismo se hacen casi siempre con referencia a la
plenitud de la vida divina. Es decir, el cristianismo confía en un Dios que
está vivo, y que para plenificar a su creatura, el hombre, asume su naturaleza
mortal y muere en la cruz. Sin embargo, como Dios es vida en sí misma, y la
vida deja de ser tal si acepta la muerte. Si Dios es principio de vida,
entonces él mismo destruye a la muerte y plenifica la vida del hombre asumiendo
su naturaleza y llevándola al resurgimiento. Por eso en Cristo, verdadero Dios
y verdadero hombre se ha mostrado la plenitud de lo humano glorificado por lo
divino.
EL
TRIUNFO DE CRISTO ES TODO NUESTRO
San
Ambrosio solía decir: “Cristo es todo nuestro.” Y es por eso que el triunfo de
Cristo es nuestro triunfo, pues la vida que ha recobrado es vida que trae a los
hombres. Ahora bien, si Cristo resucitó, ¿por qué hay tantos hombres muertos
desde el tiempo de Cristo? Sin duda todos queremos ver la resurrección de los
muertos, sin embargo no podemos conocer si esta resurrección tendrá existencia
en un punto del tiempo o si se hace de otro modo.
En suma,
lo que los cristianos celebramos en el día de los fieles difuntos es la
esperanza que tenemos en la vida inmortal gracias al testimonio de la
Resurrección de Jesús. No celebramos a los muertos en tanto que muertos, sino
que los recordamos como hijos de Dios llamados a tener la vida eterna por medio
del Hijo que se hizo hombre.
CONFRONTAR
LA MUERTE Y LA OSCURIDAD CON LA LUZ DE LA ESPERANZA
No
podemos dejar de hacer relación a la festividad de Halloween conforme a lo que
hemos reflexionado. Originalmente el Halloween fue una festividad celta en la
que se celebraba la fertilidad de la tierra y comenzaba el año nuevo. Debido a
que la fecha era considerada mágica se creía que esa noche, en torno a los
finales de octubre, dejaba abiertas las puertas del más allá, por lo que los
espíritus de los muertos podían entrar en contacto con los vivos.
Los
cristianos creemos que las almas de los difuntos esperan el Juicio Final para
llegar a su destino definitivo según sus actos en la vida. Mientras tanto
oramos por la purificación de las almas de los que murieron en amistad con Dios
pero que aún no estaban completamente puros. La actitud principal que rige el
carácter el cristiano ante la muerte es la esperanza que sale del sepulcro
vacío en el domingo de Pascua. Ante la oscuridad del Halloween, que celebra la
muerte en tanto que muerte, el Día de los fieles difuntos celebra la esperanza
de la vida inmortal que ha conseguido Cristo con su victoria. Esforcémonos por
mostrar nuestra esperanza en un mundo que da culto irracional a la muerte.
Mostremos que Cristo ha vencido y que algún día esperamos ser partícipes de su
victoria.
Gabriel González
Nares
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