Ser alumno de Joseph Ratzinger en la universidad «era una experiencia
maravillosa». Sus conferencias «eran tan populares que los estudiantes de otras
carreras que no eran teología venían a su conferencia de apertura. Tenían una
claridad y una profundidad que es muy poco frecuente». Así lo cuenta el padre
Vincent Twomey, antiguo alumno del actual Papa emérito, y miembro de su Schülerkreis
(círculo de estudiantes) que, como cada verano, se reunió en Roma el pasado
agosto. Ratzinger «era un conferenciante extraordinario porque es un pensador
original. También tiene una capacidad extraordinaria de juzgar lo que sucede en
el mundo culturalmente. Toda su teología es un diálogo». También guarda un
estupendo recuerdo de sus seminarios y coloquios, en los que el Papa emérito
«permitía a sus estudiantes expresar de verdad sus propias ideas y no los
reprimía en sus intentos, como neófitos, de convertirse en teólogos. Tenía una
paciencia y una perspicacia maravillosa sobre lo que alguien intentaba decir».
Reproducimos íntegramente una entrevista al padre Twomey, realizada por Edward
Pentin para el National Catholic Register
Noticia digital (08-IX-2014)
El Papa emérito Benedicto XVI «sonríe como solía», dice el padre Vincent
Twomey, de la Sociedad del Verbo Divino, un teólogo moral que estudió bajo la
guía de Joseph Ratzinger en los años 70.
En una entrevista concedida al National Catholic Register el 27
de agosto, el profesor irlandés habló del encuentro de este año del Schülerkreis,
un grupo de estudio de los antiguos estudiantes del Papa emérito, que se reúnen
anualmente en Roma. Benedicto XVI celebró Misa con los miembros del Schülerkreis
el domingo 24 de agosto, en el Colegio Teutónico del Vaticano.
En la entrevista, el padre Twomey también recuerda el método pedagógico
de su antiguo profesor, la unicidad de sus escritos y del legado de Benedicto.
EL 24 DE AGOSTO, EL PAPA
EMÉRITO CELEBRÓ MISA CON SUS ANTIGUOS ALUMNOS. ¿CÓMO ESTABA? ¿TENÍA BUEN
ASPECTO?
Tenía muy buen aspecto. Le pone bastante nervioso andar, como a muchas
personas mayores... tiene miedo de caerse, y con un ojo no ve muy bien. Pero
por lo demás, entró a pie, un poco más despacio de lo normal, con un bastón y
alguien a su lado. Celebró Misa con mucha autoridad, su voz era clara, y dio
una homilía maravillosa sin leerla. Después, se reunión con cada uno de
nosotros durante unos minutos, y habló con cada uno. Y estaba de pie la mayor
parte del tiempo. Se sentó un rato, pero luego se levantó y continuó. Todos le
ofrecimos que se sentara, pero quería estar de pie. Así que tiene energía. Y
alguien, una teóloga, hizo este comentario: «Sonríe como solía sonreír». Creo
que eso lo resume todo.
¿POR QUÉ EL TEMA DE ESTE AÑO
FUE LA TEOLOGÍA DE LA CRUZ?
Al final de cada encuentro, votamos un número de temas; debatimos los
temas que nos gustaría tratar al año siguiente. El año pasado teníamos tres
temas, y uno de ellos era la teología de la Cruz. Entonces se los presentamos a
Benedicto, y él decidió que sería ése. También tenía una lista de ponentes, y
eligió al que prefería.
¿Por qué la teología de la Cruz? Porque está en el centro de la teología
y de la vida cristiana: el misterio de la Cruz. Hoy en día, en el mundo
moderno, uno diría que queremos salvarnos librándonos del sufrimiento, y la
Cruz realmente es el mensaje que dice que somos salvados por el sufrimiento. El
sufrimiento de Dios en la Cruz, el misterio del Amor de Dios por nosotros
revelado en la Cruz y las implicaciones de esto para nuestras vidas son
profundos y enormes. Así que estamos en el centro mismo de la teología cuando
hablamos de la Cruz. La Cruz tiene que ver con la debilidad de Dios, que es más
poderosa que el mayor poder del hombre.
¿QUIÉN MÁS ESTABA PRESENTE EN
SUS REUNIONES, Y QUIÉN DIRIGÍA LOS DEBATES?
Los debates estaban presididos por el padre Stephan Horn, acompañado del
cardenal Koch, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad
de los Cristianos. Estaban presentes los antiguos alumnos [de Ratzinger],
aunque este año no todos, porque algunos de ellos están envejeciendo y
enfermando.
También se nos unió el nuevo Schülerkreis. Son hombres y mujeres
jóvenes que han estudiado a Ratzinger para su tesis doctoral o trabajos
postdoctorales, o lo están estudiando. Así que estábamos unos 52 para los
debates. El relator fue el profesor Karl-Heinz Menke, de la Universidad de
Bonn. Leyó dos ensayos muy buenos sobre la Cruz y la revelación del Amor de
Dios. Y cada ensayo, que era bastante largo -una hora y diez minutos- estuvo
seguido por unas dos horas de debate, por la mañana y por la tarde. Así que, en
total, cinco o seis horas. Fue muy intensivo y gratificante.
¿CUÁL PIENSA QUE ES LA ESENCIA
DEL LEGADO DE BENEDICTO?
La primacía de Dios; subrayar la primacía de Dios, y también la primacía
de la verdad y del amor; y restablecer la primacía de Dios en la teología, en
la sociedad y sobre todo en nuestras vidas.
¿PUEDE DESCRIBIR A JOSEPH
RATZINGER COMO MAESTRO EN LA UNIVERSIDAD Y EN EL MUNDO?
Era un conferenciante extraordinario porque es un pensador original.
Sobre cada tema que cogía tenía algo nuevo y original que decir. Esa
originalidad tenía su raíz en la primacía de la Escritura. Para mí, como
teólogo su teología estaba enraizada en la Escritura, en la Revelación, en
otras palabras. Y veía que la tarea de un teólogo es arrojar luz sobre la
condición humana tal como es hoy, a la luz de la revelación.
También tiene una capacidad extraordinaria de juzgar lo que sucede en el
mundo culturalmente. Así que toda su teología es un diálogo. Un diálogo con el
mundo tal como es hoy o con las voces que se alza en el mundo hoy, las voces de
filósofos, pensadores, científicos, historiadores, y se implica en un diálogo
con ellos todo el tiempo. Intenta articular la fe de manera que de verdad tenga
sentido para el mundo moderno. También dialoga con el pasado, con toda la
Tradición de la Iglesia, tanto Oriental como Occidental. Tiene un gran dominio
de la Tradición.
Por último, por supuesto, su diálogo constante con Dios: su teología
nace de una relación con Dios, que es profunda y personal. A propósito, toda su
teología se basa también en la noción de diálogo, lo cual es interesante. Para
él, Dios no es sólo Logos o Palabra, sino Dia-logos: uno que
entra en diálogo con la humanidad.
Así que en sus conferencias, especialmente en las de apertura,
independientemente del tema que eligiera -la creación, la Iglesia, la
cristología- comenzaba con un horizonte, mirando a la situación del mundo de
hoy la situación cultural, filosófica, teológica. Eran tan populares que los
estudiantes de otras carreras que no eran teología venían a su conferencia de
apertura.
Podía hablar de Kafka o de Solzhenitsyn o sobre Roosevelt, cualquier
tipo de pensador que fuera relevante al tema. Eso significaba que sus
conferencias eran absolutamente asombrosas, y tenía una capacidad maravillosa
de resumir las ideas de otros en unas cuantas frases breves y lapidarias. Así
que todas sus conferencias tenían una claridad y una profundidad que es muy
poco frecuente.
Otro aspecto eran sus seminarios y sus coloquios, que eran una
experiencia estupenda, porque tenía una capacidad extraordinaria de dialogar
con sus estudiantes. Permitía a sus estudiantes expresar de verdad sus propias
ideas y no los reprimía en sus intentos, como neófitos, de convertirse en
teólogos. Tenía una paciencia y una perspicacia maravillosa sobre lo que
alguien intentaba decir.
Así que era una experiencia maravillosa la de las aulas de seminario,
interactuando con un material realmente serio de una forma en la que todo el
mundo tenía alguna visión que dar, donde las ideas de cada uno eran respetadas,
donde se pedía la percepción de cada uno. Y esto, por supuesto, creaba un
dinamismo tremendo en sus seminarios y coloquios.
CNA/Estefania Aguirre
SOBRE ESA BASE, ¿PUEDE DEFINIR
LA DIFERENCIA ENTRE UN BUEN Y UN MAL TEÓLOGO EN NUESTROS DÍAS?
[Risas] Eso es muy difícil. Diría que un buen teólogo es alguien que
intenta hablar desde el punto de vista de Dios, de abordar las preocupaciones
reales de la humanidad, que son preocupaciones perennes, pero también ser
consciente de lo que ocurre en el mundo de la ciencia y en el mundo de la
filosofía, el mundo de la política, y ser capaz de abordar las preocupaciones
de la gente. Creo que un mal teólogo es alguien que intenta crear sus propias
ideas, que está más preocupado con sus propias ideas que con lo que la verdad
es. Creo que un mal teólogo es alguien como los escribas y fariseos, que se
enreda en la letra de la ley e ignora el espíritu. En otras palabras, se
confunden con las palabras e ignoran la Palabra de Dios que hay tras ellas.
¿QUÉ HACE QUE LOS ESCRITOS DE
RATZGINER DESTAQUEN?
Lo extraordinario de los escritos de Ratzinger es que puede llamar a una
gran y amplia variedad de personas. Su libro más famoso, llamado Introducción
al cristianismo, no se escribió en absoluto como un libro. Fue una serie de
conferencias dadas en la Universidad de Tubinga en 1967, a partir de algunas
notas que escribió, que fueron grabadas por uno de sus asistentes que las
transcribió durante sus vacaciones de verano, y entonces Ratzinger añadió los
pies de nota e hizo algunos cambios de estilo. Así que no se escribió como
libro. Pero en ese libro, que es una lectura clásica, traducida a unos 20
idiomas o más, trata de relacionarse con un público universitario y educado, de
todas las disciplinas, interactuando con ellos sobre la naturaleza de la fe y
el contenido, el contenido esencial de la fe, resumido en el Credo.
A veces no es fácil, pero las ideas no se oscurecen. Por otro lado,
cuando predica, como hizo el domingo [24 al clausurar el encuentro del Schülerkreis],
y cuando escribe meditaciones, tienen una claridad y una simplicidad que es
extraordinaria. Y no consigues esa claridad y simplicidad sin haber peleado
realmente con los temas, investigando y entrando en un diálogo con otros para
aclarar tus ideas.
Edward Pentin
No hay comentarios:
Publicar un comentario