El Papa
Francisco ha recordado en la homilía de este martes en la misa matutina en
Santa Marta que la vida cristiana es "sencilla".
Consiste en escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, no limitándose a "leer" el Evangelio, sino preguntarse de qué forma sus palabras hablan a nuestra vida.
Las palabras que Jesús decía sonaban nuevas, como nueva aparecía la autoridad que llevaba. Palabras que tocaban el corazón y en los que percibían "la fuerza de la salvación" que anunciaban.
Por esto, ha precisado el Papa, la gente seguía a Jesús, "por conveniencia", sin demasiada pureza en el corazón, quizá por el "querer ser más buenos".
A propósito, el Pontífice ha señalado que en dos mil años el escenario no ha cambiado mucho. También hoy muchos "escuchan a Jesús como esos nueve leprosos del Evangelio que, felices con su sanación, se olvidan que de Jesús les había devuelto la salud".
Y el Papa lo explica así: "pero Jesús continuaba hablando a la gente y amaba a la gente y amaba a la multitud, hasta que punto que dice ´estos que me siguen, esta gran multitud, son mi madre y mis hermanos, son estos´.
Y explica: ´aquellos que escuchan la Palabra de Dios, la ponen en práctica´. Estas son las dos condiciones para seguir a Jesús: escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Esta es la vida cristiana, nada más. Sencillo, sencillo. Quizá nosotros la hemos hecho un poco difícil, con muchas explicaciones que nadie entiende, pero la vida es así: escuchar la Palabra de Dios y practicarla".
Tal y como explica en pasaje del Evangelio de Lucas, es así como Jesús replica a quien le decía que sus parientes le estaba buscando. El Papa ha recordado las palabras de Jesús: "mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica".
Por eso, Francisco ha indicado que para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, basta abrir la Biblia, el Evangelio. Pero estas páginas no son leídas, son escuchadas. "Escuchar la Palabra de Dios es leer eso y decir: ´¿pero a mí esto que me dice, a mi corazón? ¿Qué me está diciendo a mí, con esta palabra?" Y así, ha observado el Pontífice, nuestra vida cambia.
"Cada vez que hacemos esto -abrimos el Evangelio y leemos un pasaje y nos preguntamos: ´¿Con esto Dios me habla, me dice algo? Y si me dice algo, ¿qué me dice?- esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón. Abrir el corazón a la Palabra de Dios. Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, pero estaban cerca de él para encontrar un error, para hacerle resbalar, y que perdiera autoridad. Pero nunca se preguntaban: ´¿qué me dice Dios en esta Palabra?´ Y Dios no habla solo a todos: sí, habla para todos, pero habla a cada uno de nosotros. El Evangelio se ha escrito para cada uno de nosotros".
Por otro lado, el papa Francisco ha recordado que poner en práctica lo que se escucha "no es fácil", porque "es más fácil vivir tranquilamente sin preocuparse de las exigencias de la Palabra de Dios". De este modo, ha afirmado que algunas pistas concretas para hacerlo son los mandamientos y las bienaventuranzas. Contando siempre con la ayuda de Jesús, también cuando nuestro corazón escucha pero finge no entender, ha precisado. Asimismo, ha indicado que Él "es misericordioso y perdona a todos", "espera a todos, porque es paciente".
Para finalizar, el Obispo de Roma ha indicado que "Jesús recibe a todos, también a aquellos que van a escuchar la Palabra de Dios y después lo traicionan. Pensemos en Judas. ´Amigo´, le dice, en ese momento en el que lo traiciona. El Señor siempre siembra su Palabra, solamente pide un corazón abierto para escucharla y buena voluntad para ponerla en práctica". Y así concluye Francisco con una oración: "Guíame, Señor, sobre el sentimiento de tus mandamientos, es decir, sobre el sentimiento de tu Palabra, para que aprenda con tu guía y la ponga en práctica".
Consiste en escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, no limitándose a "leer" el Evangelio, sino preguntarse de qué forma sus palabras hablan a nuestra vida.
Las palabras que Jesús decía sonaban nuevas, como nueva aparecía la autoridad que llevaba. Palabras que tocaban el corazón y en los que percibían "la fuerza de la salvación" que anunciaban.
Por esto, ha precisado el Papa, la gente seguía a Jesús, "por conveniencia", sin demasiada pureza en el corazón, quizá por el "querer ser más buenos".
A propósito, el Pontífice ha señalado que en dos mil años el escenario no ha cambiado mucho. También hoy muchos "escuchan a Jesús como esos nueve leprosos del Evangelio que, felices con su sanación, se olvidan que de Jesús les había devuelto la salud".
Y el Papa lo explica así: "pero Jesús continuaba hablando a la gente y amaba a la gente y amaba a la multitud, hasta que punto que dice ´estos que me siguen, esta gran multitud, son mi madre y mis hermanos, son estos´.
Y explica: ´aquellos que escuchan la Palabra de Dios, la ponen en práctica´. Estas son las dos condiciones para seguir a Jesús: escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Esta es la vida cristiana, nada más. Sencillo, sencillo. Quizá nosotros la hemos hecho un poco difícil, con muchas explicaciones que nadie entiende, pero la vida es así: escuchar la Palabra de Dios y practicarla".
Tal y como explica en pasaje del Evangelio de Lucas, es así como Jesús replica a quien le decía que sus parientes le estaba buscando. El Papa ha recordado las palabras de Jesús: "mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica".
Por eso, Francisco ha indicado que para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, basta abrir la Biblia, el Evangelio. Pero estas páginas no son leídas, son escuchadas. "Escuchar la Palabra de Dios es leer eso y decir: ´¿pero a mí esto que me dice, a mi corazón? ¿Qué me está diciendo a mí, con esta palabra?" Y así, ha observado el Pontífice, nuestra vida cambia.
"Cada vez que hacemos esto -abrimos el Evangelio y leemos un pasaje y nos preguntamos: ´¿Con esto Dios me habla, me dice algo? Y si me dice algo, ¿qué me dice?- esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón. Abrir el corazón a la Palabra de Dios. Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, pero estaban cerca de él para encontrar un error, para hacerle resbalar, y que perdiera autoridad. Pero nunca se preguntaban: ´¿qué me dice Dios en esta Palabra?´ Y Dios no habla solo a todos: sí, habla para todos, pero habla a cada uno de nosotros. El Evangelio se ha escrito para cada uno de nosotros".
Por otro lado, el papa Francisco ha recordado que poner en práctica lo que se escucha "no es fácil", porque "es más fácil vivir tranquilamente sin preocuparse de las exigencias de la Palabra de Dios". De este modo, ha afirmado que algunas pistas concretas para hacerlo son los mandamientos y las bienaventuranzas. Contando siempre con la ayuda de Jesús, también cuando nuestro corazón escucha pero finge no entender, ha precisado. Asimismo, ha indicado que Él "es misericordioso y perdona a todos", "espera a todos, porque es paciente".
Para finalizar, el Obispo de Roma ha indicado que "Jesús recibe a todos, también a aquellos que van a escuchar la Palabra de Dios y después lo traicionan. Pensemos en Judas. ´Amigo´, le dice, en ese momento en el que lo traiciona. El Señor siempre siembra su Palabra, solamente pide un corazón abierto para escucharla y buena voluntad para ponerla en práctica". Y así concluye Francisco con una oración: "Guíame, Señor, sobre el sentimiento de tus mandamientos, es decir, sobre el sentimiento de tu Palabra, para que aprenda con tu guía y la ponga en práctica".
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