A Bob siempre le gustó armar y desarmar. Cuando era niño y recibía un
regalo en la mañana del día de Navidad, era casi seguro que antes que cayera la
noche lo hubiera desarmado para ver cómo funcionaba. Y casi siempre, lo volvía
a armar y seguía funcionando. Era un genio para estas cosas.
Una vez, su mamá estaba hablando por teléfono, él y unos amiguitos estaban
brincando en la cama cuando de pronto oyeron un ruido como si algo se hubiera
roto. Efectivamente, el marco de la cama se había quebrado y yacía en el piso.
Antes que su mamá terminara de hablar por teléfono, él había estudiado el
problema y lo había reparado de tal modo que parecía como si nunca se hubiera
roto.
Como era natural, cuando llegó a la escuela intermedia y secundaria tomó
todos los cursos que pudo en artes industriales. «Tuve algunos estupendos
profesores», recuerda. «Incluso había uno que abría el taller los fines de
semana de fiesta para que pudiera trabajar en mis proyectos».
Otro de los intereses de Bob era la música.
Cuando estaba en la secundaria decidió que quería tener una buena guitarra
de doce cuerdas. Había empezado a tocar cuando estaba en el tercer grado
después que un vecino le regaló una guitarra barata (la que por supuesto abrió
para ver cómo estaba construida). El único problema era que Bob no tenía dinero
para comprar el instrumento que quería. Eso no es problema, se dijo, la haré yo
mismo. Y la hizo ¡cómo su proyecto de trabajo manual del grado once! De hecho,
mientras estuvo en la secundaria, no hizo una guitarra, sino tres y un banjo.
Muchas personas desarrollan pasatiempos interesantes cuando están en la
secundaria. Y algunos los siguen cultivando. Otros los abandonan cuando llegan
a adultos. Pero Bob hizo algo realmente especial con el suyo. Es probable que
si usted toca guitarra, alguna vez haya entrado a una tienda de instrumentos
musicales y haya visto una guitarra marca Taylor. Sí. Ese Taylor es Bob. Bob
Taylor. Cuando era adolescente empezó a fabricar guitarras en su tiempo libre y
con el tiempo llegó a cofundar su propia compañía.
Kurt Listug ha sido socio de Bob por veintisiete años. Su pasión es el
comercio y establecer un negocio mientras Bob provee la pasión y la habilidad
técnica para fabricar guitarras. Hoy día, las Guitarras Taylor están entre las
más finas del mundo y la planta las produce a un ritmo de doscientas por día.
¿Qué llevó a Bob de ser un solitario guitarrista a emplear a más de 450
personas que trabajan en una fábrica que ocupa 124.000 pies cuadrados? La
respuesta la encontramos en su increíble capacidad e incansable dedicación por
la excelencia.
«Soy como una “mosca en la oreja”» dice Bob. «Continuamente estoy tratando
de mejorar la calidad». Y este deseo se enfoca en mucho más que sólo las
guitarras. Es cierto que Bob Taylor ha introducido numerosas innovaciones en la
industria de las guitarras. Pero su verdadero interés está en el proceso de
manufacturación y en las personas que construyen las guitarras.
«Una buena guitarra es, en realidad, el subproducto de buenas herramientas
y un buen taller», explica Bob. «Y, por supuesto, las personas son parte
importante. Armar un equipo es tan importante como fabricar el producto. Hay
que dejar que la gente sea un equipo. Eso significa crear un ambiente donde las
personas digan lo que realmente sienten. No se puede ser demasiado dogmático».
Esa actitud ha permitido que surjan y se implementen excelentes ideas.
Tomado de Maxwell, J. C.
Dios espera que pongamos en acción primero
nuestra confianza en él y luego que pongamos a funcionar los dones que él nos
ha dado. Jamás digas que no puede o no tienes. Todo lo puedes en Cristo y Dios
te lo ha dado todo en Jesús.
Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi
nombre sea anunciado en toda la tierra. Éxodo 9:16
Sino acuérdate de Yahvé tu Dios, porque él te da el poder para hacer las
riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.
Deut 8:18
No hay comentarios:
Publicar un comentario