En esta guerra, Él hace que la
bala se detenga, que se desvíe. Él decide que en este caso pasará rozando, y en
ese otro caso que alcance.
Fíjate, batalla tras batalla,
decenas de millares de soldados disparando. Y cada bala llega a su objetivo
únicamente si tiene que llegar.
Un decreto para cada bala. Cada
bala un camino. Y su camino ha sido decretado en esta sinfonía que es el mundo,
antes de que se crease el Universo.
Nunca has escuchado el rugido del León de Judá. Pero tres años de guerra
han sido decretados para purificación de la tierra. El que tenga que
comparecer, comparecerá. La paciencia de Dios ha llegado a su límite. Un basta
ha sonado en el cielo: los segadores ya han sido enviados. Después, habrá un
nuevo comienzo y el Evangelio será la ley suprema de esta tierra.
P.
FORTEA
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