A los ocho años, si mal no recuerdo, aprendí lo que
es amar. Conocí al ser más maravilloso que alguien puede conocer. Lo conocí en
una reunión en el grupo “Si Señor”; luego comenzamos a encontrarnos cada noche
a las siete de la noche en su casa, cenábamos juntos, cantábamos y siempre me
enseñaba cosas nuevas (hasta ahora). Me presentó a su Madre, una mujer
increíble, llena de amor, de cariño y un corazón tan puro y transparente como
su alma; me dijo que también era mi Madre. (Se refiere a nuestra Madre del Cielo)
Yo no me negué, y es qué ¿cómo negarse ante ese regalo tan grande? Entonces ya
no amé a un ser nada más, los amé a ambos desde entonces. (a Jesús y María)
Cuando cumplí los nueve años tuve una fiesta en casa, ¿saben cuántos niños
fueron?... fueron tres; dos amigas de colegio y él (los demás eran adultos).
Fueron también los amigos del grupo; la verdad es
que jamás pensé en divertirme tanto y sentirme tan querida. Es un cumpleaños
que nunca podré olvidar y hasta el día de hoy es el mejor cumpleaños que jamás
he tenido. Aquel día, el hno. José me prestó a su Madre una vez más. Ella me
tomó en sus brazos, me cantó y me hizo dormir (descanso en el Espíritu). Fue
una noche muy bonita con gente que realmente quiero. Ellos también estuvieron
conmigo en momentos difíciles; cuando mi papá por exceso de copas se estrelló,
mi mamá y yo estábamos con él. Fue increíble como ese choque cambió a mi
familia porque mi papá cambió, gracias a ese choque él dejo el trago; y es que
todo es para bien cuando vas con ellos (Jesús y María) aunque a veces en el
momento pensemos que es lo peor que nos pudo haber pasado y no encontramos
soluciones a nuestros problemas. Bueno no voy a tocar cada año en mi vida junto
a ÉL y a su Madre porque sería hablar de muchas cosas y no alcanzarían palabras
ni espacio, creo. Sólo quiero decir que aun cuando no siempre he sido constante
con ÉL, y eso que Él sí lo ha sido conmigo siempre, yo sé que es grande, igual
que el amor que nos tiene a todos nosotros. Quiero agradecerles al SEÑOR, a nuestro
ABBA, y a nuestra MAMA SANTA MARIA por permitir que nos encontráramos con
Pepito, de encontrarme con usted y toda la gente del grupo. Porque si hay algo
muy cierto, es que juntos hemos y seguiremos aprendiendo con ayuda de ÉL y su
SANTA MADRE. No digo más tampoco, porque simplemente hay cosas que por más que
intentara de explicarlas no podría, y eso lo sabe la gente del grupo. Lo único
que me queda por decir es que nunca es muy tarde ni muy temprano para conocer a
JESÚS y a MARÍA, que todos estamos en condiciones de conocerlos siempre, que
nuestros corazones estén dispuestos. También vale recordar que no a todos nos
toca conocer a Dios de la misma manera, pero que sea cual sea la manera en la
que nos toque conocerlo, jamás van a olvidarlo. Que Dios siempre nos guíe, nos
ilumine y nos fortalezca. Que su Madre siempre nos cubra con su manto de amor
bendito y que Dios Espíritu Santo nos ilumine siempre.
Gracias Señor, por lo que tengo, por aquello que no
tengo y por lo que tendré, porque ¡todo es para bien! Gracias Señor por
permitirme ser instrumento Tuyo. Sammy Masías
Nota: Sus
padres iban a consagrarse a Dios a través del grupo, un 21 de octubre, y ella
se coló, o sea que se incluyó en la consagración. Le pregunté a sus padres si
estaba bien. Ellos me contestaron: “Si ella quiere... déjala”, como si fuera
una broma... que, al poco tiempo, se convirtió en un gran instrumento de Dios.
Los primeros mensajes, oraciones y jaculatorias que Dios y su Santísima Madre
nos regalaron, que hasta ahora usamos, las recibimos a través de ella. Esta
niña ahora es mayor de edad, y es una de las más esperadas en nuestro grupo.
Cabe recalcar que a ella, nuestra Madre del Cielo, la bautizó como su “Rayito
de Sol”. La quiero mucho.
José
Miguel Pajares Clausen
No hay comentarios:
Publicar un comentario