lunes, 28 de julio de 2014

TESTIMONIO - ÁNGELES DE LA GUARDA ¿CALAVERAS O CENIZAS EN CASA?


Cráneos o cenizas venerados como “ángeles de la guarda” en casa.

Recuerdo en mis recorridos por varios monasterios, que las monjitas tenían en el comedor un cráneo. ¿Cuál era la razón para tener un cráneo en el comedor? Recordar a la muerte y perderle el miedo. “Polvo eres y en polvo te convertirás”.

Para mí eso era una estupidez, porque no necesitas tener un cráneo para recordar que algún día te vas a morir y tienes que estar preparado… pero, la idea no estaba del todo mal… en ese caso en particular. Las monjitas no estaban del todo locas.

Pero ¿qué sucede con los que veneran un cráneo dentro de casa? Muchos creen que el muertito los va a proteger de cualquier mal si lo veneran, le rezan, les prenden velas, etc. Creen que nadie les va a robar, que su casa nunca se va a incendiar, etc. Lo peor de todo es que algunos los roban de algún cementerio.

Hace un tiempo atrás, nos solicitaron la bendición de una casa, y lo primero que encontramos fue una cabeza escondida en uno de los armarios del comedor. Una cabeza que nadie se atrevía a tocar o sacar. Una de las condiciones para bendecir y liberar la casa de cualquier mal espíritu que por ahí estuviera rondando fue que tenían que deshacerse de esa calavera.

Los dueños de casa nos permitieron sacar la calavera, ponerla en una bolsa negra y botarla a la basura fuera de casa. Hicimos las oraciones del caso y nunca más la casa se sintió afectada…. y a nosotros no nos pasó nada…. ¿qué nos podría pasar por sacar algo que no debería estar ahí?

También hay persona que acostumbran guardar las cenizas de sus difuntos en urnas dentro de casa. Gente que se ata al muertito. No hacen nada en casa que no le hubiera gustado al difunto. No hacen fiestas, no se toman un trago, no se fuman un cigarro, porque creen que las cenizas – porque sólo eso son – se podría molestar. La mente es la que, inconscientemente, mantiene al difunto en el hogar… no las calaveras ni las cenizas.

Es el colmo que en pleno siglo XXI todavía sigan creyendo en esas cosas que sólo confunden y, lo peor de todo es que, esas costumbres son heredadas.

¡Señor, creo… pero aumenta mi fe!

Cuídate de los vivos… deja en paz a los muertos.

José Miguel Pajares Clausen

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