Leía esta noche la siguiente frase: "Una
persona ética, es decir, una persona que se ha entregado a la verdad, no debe
distinguir entre el elogio y el reproche. No escucha el elogio y no se enoja
por el reproche."
Pero esto no es nada fácil. Llevas toda una vida
entregándote, pensando en tus alumnos antes que en tus necesidades, y un día
descubres, que los demás han interpretado tu vida completamente al revés y que
no eres nadie. En esos momentos desearías oír, por lo menos, un pequeño elogio.
En esos momentos esperas que alguien tenga algo de consideración contigo.
Es entonces cuando debes mirar en tu interior y
preguntarte: ¿por qué y por quién trabajabas? Es entonces cuando notas en tu
interior esa Presencia que te llena de paz. Es sólo entonces, cuando puedes no
escuchar el elogio y no enojarte por el reproche. Y quizá te entre una gran
pena por aquellos que se creen importantes, poderosos, pero que sólo se buscan
a ellos mismos.
Os preguntaréis a qué viene esto. No os preocupéis.
Es sólo un desahogo...
Enviat per Joan Josep Tamburini
No hay comentarios:
Publicar un comentario