domingo, 6 de julio de 2014

«¿QUIERES QUE RECE POR TI?»



El poder público trata de sofocar la conversación sobre fe.

Victoria Wasteney, cristiana, ergoterapeuta en Londres, ha sido suspendida durante nueve meses por haber hablado de fe con una compañera de trabajo musulmana.

Invitó a una compañera de trabajo musulmana a participar en un acontecimiento deportivo organizado por su iglesia, le regaló un libro y rezó por ella: estos son los motivos por los que una ergoterapeuta inglesa ha sido acusada de “acoso” por el sistema sanitario nacional que la ha obligado a nueve meses de suspensión y a suscribir una serie de compromisos cuyo fin es impedirle en un futuro hablar de su fe en ámbito profesional.

Pero Victoria Wasteney, de treinta y siete años, ha decidido emprender una batalla legal contra sus responsables.

LA COMPAÑERA CREÍA EN DIOS
Las dos mujeres trabajaban juntas en un equipo de treinta especialistas de terapia ocupacional en un centro de la capital, el East London Nhs Fundation Trust.

Wasteney, responsable del equipo, relatando al Telegraph su versión de los hechos ha recordado su encuentro: «En una de las primeras conversaciones que recuerdo ella me dijo que se acababa de trasladar a Londres» y que «sentía que Dios tenía un proyecto para ella».

Por esto Victoria se sintió libre de revelarle que también ella tenía fe e iba a la iglesia, «pero con mucha cautela porque en nuestro ambiente es fácil ser malinterpretado. Y visto que ella es de una fe distinta puse mucha atención en no faltarle nunca al respeto».

CONTRA LA TRATA DE PERSONAS
La relación entre ambas se volvió más profunda y un día su compañera de trabajo musulmana le dijo a Victoria que estaba interesada en las actividades contra la trata de seres humanos que llevaba a cabo su iglesia.

Entonces Victoria tomó la decisión de invitarla para que fuera a ver, invitación que repitió en más de una ocasión de manera espontánea.

EL LIBRO-TESTIMONIO DE UNA EX-MUSULMANA
Más tarde, cuando la mujer enfermó ausentándose por un tiempo para someterse a una serie de tratamientos, Victoria pensó que le gustaría recibir de regalo un libro que relata la historia de una musulmana convertida al cristianismo.

«Me lo había aconsejado un amigo», ha explicado Wasteney al Telegraph. «El libro se titula I Dared to Call Him Father (He osado llamarlo Padre, ndr). Entonces no lo había leído aún, y todavía no lo he hecho. Pero como habíamos tenido todas esas conversaciones no me parecía algo anómalo. Mi intención desde luego no era convertirla al cristianismo, de lo que se me ha acusado después».

LO IMPERDONABLE: ¡REZAR!
La tercera “culpa” de Wasteney, imperdonable según el sistema sanitario inglés, es haber rezado por su compañera de trabajo musulmana cuando ésta, un día, se precipitó hacia ella llorando a causa de sus problemas de salud y familiares.

«Le dije que ella tenía una fe sólida y que debía sostenerse en ella. Le dije: “Reza”, pero me respondió que no conseguía rezar. Entonces le pregunté: “¿Quieres que lo haga yo por ti?” y ella me dijo “ok”. Le pregunté si podía apoyar mi mano en su rodilla y ella asintió. No recuerdo si dije “Señor” o “Dios”, pero utilicé la expresión que me pareció lo más neutral posible. Después proseguí: “Creo que Tú traerás paz y sanación”».

Victoria fue informada de las acusaciones el mes de junio del año pasado y en febrero de este año ha llegado la medida disciplinar.

Victoria ha decidido impugnarla porque, en su opinión, lo políticamente correcto que se está propagando en la sanidad inglesa está sofocando cualquier conversación sobre la fe: «Yo creo en la tolerancia hacia todos, por este motivo contesto lo que me ha sucedido».

(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)

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