El Señor
tan sólo habló y los cielos fueron creados. Sopló la palabra, y nacieron todas
las estrellas. Salmo 33:6 (NTV)
El poder
de las palabras se remonta a la creación misma del universo. En el salmo 33:6
en la versión NTV dice: “El Señor tan solo habló y los cielos fueron creados”
el poder omnipotente de Dios se despliega por medio de una orden pronunciada en
una palabra hablada, el énfasis más fuerte del texto es contundente: El Señor
tan solo habló. Dios no usó de movimientos, de fuerza, o de un ejército para
que creara algo, tampoco llamó a los
ángeles, sólo habló y de la nada los cielos fueron creados y nacieron todas las
estrellas.
Cuando
Dios creó al hombre lo hizo a su imagen y semejanza, y la misma autoridad de
las palabras que él tiene, la reflejó en nosotros para que la utilicemos bajo
nuestra esfera de influencia en la tierra. Esta es la revelación más grande que
pueda existir acerca del poder de las palabras; que dentro de nuestro ámbito en
el mundo, todo lo que hablamos tiene un efecto.
“Y
nosotros creemos que Dios creó el universo con una sola orden suya. Lo que ahora
vemos fue hecho de cosas que no podían verse.”. Hebreos 11:3 (TLA)
Los
ángeles no poseen un cuerpo terrestre para habitar la tierra, pero Dios nos
formó con un cuerpo físico para que habitemos y gobernemos en la tierra. Es
natural para nosotros gobernar la tierra, porque pertenecemos a ella, nacimos
en ella para gobernarla (Génesis 1:28). Mientras estemos habitando este mundo,
tenemos autoridad sobre él y sobre todo lo que sucede.
SERÁS COMO MI BOCA
“«Si te
vuelves a mí, yo te restauraré, y tú estarás delante de mí. Si entresacas lo
precioso de lo vil, serás como mi boca. (...)” Jeremías 15:19
Aquí el
Señor nos dice algo grandioso: “Serás como mi boca”, pero pone una condición
“Si entresacas lo precioso de lo vil”. Si cumplimos la condición que es dejar
de hablar palabras corrompidas, deshonestas, palabras de derrota, maldad,
temor, duda, crítica, envidia y toda clase de pecados. Si logramos volvernos al
Señor para llenarnos de él y limpiar nuestra lengua, entonces, todo lo que
oremos y declaremos tarde o temprano se cumplirá.
LA ORACIÓN Y LA DECLARACIÓN
Las
oraciones son respondidas cuando están acorde a la voluntad de Dios (1 Juan
5:14), cuando son sinceras (Sal. 145:18) y cuando se hacen de forma constante
(Col. 4:2).
Una de
las partes de la oración es declarar, decir, confesar, hablar lo que está en
nuestro corazón y declarar proféticamente lo que va a suceder. En la oración
tienes que pedir, interceder, confesar, adorar, dar gracias, pedir perdón y
declarar lo que va a suceder.
¿DÓNDE DICE LA BIBLIA QUE
HAY QUE DECLARAR?
Lo dice
en Marcos 11:23
“Porque
de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en
el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo
que diga le será hecho”. (RV1960)
Otra
versión dice: Les aseguro que si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y
tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice
sucederá, lo obtendrá. Marcos 11:23 (NVI)
Nuestra
autoridad al pedir o declarar proféticamente se pierde cuando no hay un corazón
sincero, cuando hay un pecado reiterado que lo bloquea o cuando se hacen
oraciones religiosas solo para impresionar a los demás, esto anula las
recompensas de Dios (Mateo 6:16). También pasa lo mismo cuando tratamos de
impresionar a Dios (Lucas 18:9-14).
Todo lo
que hablamos tiene o tendrá un efecto, las palabras son el arma espiritual más
poderosa que pueda existir. Lo que decimos continuamente es lo que creemos, en
nuestros diálogos cotidianos esta la verdad de nuestro corazón.
La
descripción más detallada de esta revelación está en Santiago 3, es un texto
largo que debemos conocer bien, solo voy a tomar algunos puntos. Por ejemplo:
“¿Quién,
entonces, es una persona perfecta (madura)? Sólo quien es capaz de dominar su
lengua y de dominarse a sí mismo”. Santiago 3:2
“(la
lengua) Es una de las partes más pequeñas de nuestro cuerpo, pero es capaz de
hacer grandes cosas. ¡Es una llama pequeña que puede incendiar todo un bosque!”
Santiago 3:5
Muchas de
las cosas que te agobian se producen por tus propias palabras, cuando no hablas
conforme a lo que dice la biblia sobre ti, entonces te encuentras hablando en
contra de ti mismo.
“Con la
lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las
personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y
maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así”. Santiago 3:9
Mira lo
que dice la traducción en lenguaje actual en proverbios 18:21
“La
lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar
sufren las consecuencias”.
Dar vida
y muerte a nuestros sueños, dar vida y muerte tanto a todo lo bueno como a todo
lo malo, nuestras palabras pueden anular la maldición y desatar la bendición, y
viceversa. Dios se valió de la palabra escrita y hablada para dar la salvación
a la humanidad, para impartir los misterios más profundos y las verdades más
sencillas del evangelio. El poder está en
lo que decimos y creemos.
Bendice
con tus palabras todo lo que hagas, di palabras de fe, sanidad y prosperidad.
Dios tiene un plan para restaurar todo lo que perdiste, todo lo que te quiso
destruir, no dejes de tener un vocabulario optimista, lleno de vida, lleno de
la palabra de Dios. Porque tus palabras llenas del Espíritu Santo crearán un
futuro maravilloso, sanarán tu pasado y cambiarán tu presente.
En
conclusión, las palabras no son inocentes. Abre tu boca para desatar el destino
profético que Dios tiene para tu vida.
Esteban
Correa
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