Las vacaciones son para descansar, para
desconectar, decimos; pero buscamos el ruido. Creemos, que desconectar
significa no pensar. Al menos, unos días de estas vacaciones deberíamos buscar
el silencio. "Un silencio como una lluvia fina." Esto es lo que nos
dice José F. Moratiel en este texto:
"Existe el silencio de la humildad, el
silencio de la escucha.
Existe el silencio de la admiración: un silencio
que despierta en nosotros una mirada nueva.
'Deja que este silencio vaya empapando tu oración, tu
corazón, tu vida.'
Existe el silencio de la felicidad: un silencio en
el que sobran las palabras.
Existe el silencio del amor: un silencio cálido y
muy cercano, un silencio en el que se experimenta la comunión con el otro.
'Deja que este silencio vaya empapando tu oración, tu
corazón, tu vida.'
El silencio es el beso del cielo a la tierra, es el
beso que el cielo da a tu tierra.
El silencio, nuestra vida, no tiene ninguna
finalidad.
El camino del silencio es ir contracorriente, el
camino del silencio es nuestra oportunidad.
'Deja que este silencio vaya empapando tu oración, tu
corazón, tu vida.'
El silencio nos escoge, nos atrae hacia él.
El silencio se va haciendo un lugar en nuestro
interior.
En el silencio todo nuestro mundo inconsciente se
hace presente, en el silencio la luz hace presentes nuestras sombras, y a veces
nos cuesta aceptarlo.
El silencio crea un camino de relación con lo más
profundo de nuestra vida, de nuestro corazón.
'Deja que este silencio vaya empapando tu oración, tu
corazón, tu vida.'
El silencio hemos de vivirlo personalmente, de uno
en uno; aunque el grupo nos acompaña, nos hace bien, nos da fuerza para
continuar.
El silencio sólo lo vive aquél que cree en la
sencillez, en la transformación.
El silencio es, sobre todo, recibir de uno mismo, de
todo el dinamismo que hay en nuestro interior.
El silencio es el camino hacia nuestra propia
verdad.
'Deja que este silencio vaya empapando tu oración, tu
corazón, tu vida.'
Enviat per Joan Josep Tamburini
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