El joven seguidor, con cara de preocupación,
preguntó al Anacoreta:
- Viendo la miseria que hay en el mundo, los niños
que mueren de hambre, los sin techo...me pregunto, cómo la pobreza puede ser
una virtud.
Sonrió el anciano y respondió:
- Lo que acabas de describir, evidentemente, no es
una virtud. Es una gran desgracia contra la que debemos luchar con todas
nuestras fuerzas.
Hizo una pausa y prosiguió:
- Posee la virtud de la pobreza, el que se contenta
con lo que tiene y no intenta acumular despojando a los demás. Es pobre aquel
que se considera menesteroso y dependiente de los demás y de Dios. El que vive
con sencillez de forma abierta y agradecida. El que se siente unido a los demás
en lo bueno y en lo malo. El que se considera hermano de todos los hombres.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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