Hace unos días…, tuve la visita en mi casa, de un
obispo pastor protestante, que quería tener una conversación conmigo. Había
leído varios libros míos, incluso estaba al tanto de estas glosas y deseaba
tener un cambio de ideas. Como sabemos la Iglesia está siempre abierta al
fomento del ecumenismo, dentro de unos cauces lógicos, pues hay teólogos,
prelados y presbíteros que con tal de fomentar el ecumenismo están dispuestos a
todo, sea lo que sea, aunque sea sacrifica tradiciones, dogmas, sacramentos,
hermenéutica evangélica… y qué sé yo. Y en el lado opuesto, tenemos otros
teólogos, prelados y presbíteros, que no aceptan nada y para ellos, lo que hay
que hacer es excomulgar a troche y moche, a todo aquel que no entre en la
Iglesia católica.
Si miramos la historia de la Iglesia, vemos que
siempre ha habido, movimientos ecuménicos, prácticamente desde que aparecieron
las primeras herejías. Frutos de estos antiguos movimientos ecuménicos, son la
14 Iglesias de rito oriental católicas, con obediencia al Papa. Modernamente
tenemos la gestión de Juan Pablo II, creando las prelaturas anglicanas, siendo
la primera la de la Gran Bretaña y tengo entendido que la segunda ha sido o va
a ser la de Australia. Indudablemente, no es una cosa de ahora. El deseo de la
unidad de todos los cristianos, late en el corazón de muchos cismáticos,
protestantes y por supuesto católicos. Pero hay que considerar aquí, que el
problema presenta mayores dificultades con los protestantes, que con los
cismáticos denominados ortodoxos, aunque no sea correcto para nosotros el
termino ortodoxos, pues implica llamarnos a nosotros heterodoxos.
La reunión a la que antes he aludido, la realizamos
en el porche de mi casa, en un soleado día, con temperatura agradable.
Inicialmente el me realizó una serio de preguntas acerca de la doctrina
católica, en puntos que sin decírmelo a su juicio no los veía muy claros.
Prácticamente en esta primera parte que duró más de una hora y media, el
escucho atentamente y siempre esperó a que yo terminara sin interrumpir mis
explicaciones. A lo largo de la entrevista en una segunda parte
inevitablemente, surgieron dos importantes temas en los que no tenemos
prácticamente ninguna controversia con los cismáticos, pero si con los
protestante, en cualquiera de sus ramas. Me refiero al tema de la Virgen y al
de la Eucaristía, con el misterio de la transustanciación. Ellos a la
Eucaristía, la llaman la partición del
pan. En resumen creo que la reunión fue enriquecedora para ambos.
En el tema de la Virgen, él a modo de disculpa
inicio el tema diciéndome, que ellos también aman y respeta a la Virgen, pero
que lo nuestro, lo estiman desmesurado. Lógicamente mi pregunta fue inmediata:
¿por qué lo estimáis desmesurado? La respuesta fue: Porque quiebra la voluntad
de Dios, ya que en el A.T. concretamente en el Deuteronomio se dice: “8 No te harás
ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las
aguas. 9 No te postrarás ante
ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios
celoso, que castigo la maldad de
los padres en los hijos, hasta la tercera
y cuarta generación, si ellos me aborrecen:” (Dt 5,8-9). También en el capítulo anterior del
Deuteronomio, se puede leer: “24 Porque el Señor, tu Dios, es un fuego devorador, un Dios celoso”. (Dt 4,24). Y Me añadió que Isaías, también
menciona los celos de Dios y efectivamente en Isaías podemos leer: “5 el trono será afianzado
en la fidelidad y sobre él se sentará con lealtad, en la carpa de David, un juez celoso del derecho y dispuesto
a hacer justicia”. (Is 16,5). Luego miré por mi cuenta y que había
una docena más de referencias a los celos de Dios pero siempre en el A:T. nunca
en el N.T.
Le argumente con dos razones: La primera es la de
que los celos del Señor siempre van referidos a las desviaciones de Israel
adorando a ídolos y fasos dioses paganos, concretamente lo podemos ver en el
primer versículo del Deuteronomio arriba copiado Recordemos cuando Moisés, tuvo
que bajar del Horeb, por orden del Señor porque el pueblo de Israel había hecho
un becerro de oro y lo estaban adorando. Mi segundo argumento consistió en
recordarle, que nada había con referencia a los celos de Dios, en el N. T. y
que faltaban todavía muchos años para que naciese la Virgen, que por cierto
ella fue una elegida de Dios mismo.
Le conté la historia de un niño que conozco y que
fue al confesionario a confesarse de querer más a la Virgen que al Señor. El
sacerdote se sonrió y le dijo: Pero hijo como va a molestarle al Señor que
alguien quiera más a su madre que a Él mismo. Nosotros amamos a la Virgen y
curiosamente aquellas almas que están enamoradas de su amor, gozan ya en esta
vida de una especial protección suya. Lo cual tiene un cierto grado de
explicación, si tenemos en cuenta que ella es María, el Acueducto por donde se
canalizan todas las gracias divinas que el Señor nos dona. Somos bastantes los
que deseamos fervientemente la proclamación de un nuevo dogma que declare a la
Virgen como Mediadora universal de todas las gracias.
Con respecto a la Eucaristía ellos no la tienen y
la sustituyen con un pobre remedo que como ya antes hemos dicho, ellos le
llaman la partición del pan. Por
supuesto que no admiten el misterio de la Transustanciación y no saben lo que
se pierden.
Todos sabemos que desde luego es duro aceptar el
misterio y por ello el Señor en estos 2000 años nos ha dado la prueba evidente
es ser el pan y el vino autentica carne y sangre de Cristo, realizando la
enorme cantidad de milagros eucarísticos de los que tenemos conocimientos.
Personalmente consideré el tema tan importante que recopilé una gran serie de
milagros en un libro titulado: Milagros
en la Eucaristía.
El Señor muy claramente dejó dicho: “En verdad, en verdad os digo que, si no coméis la
carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo le
resucitare el último día. 55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es
verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre esta en mí y yo en
él. 57 Así como me envió mi Padre vivo, y vivo yo por mi Padre, así también el
que come vivirá por mí. 58 Este es el pan bajado del cielo; no como el pan que
comieron los padres y murieron; el que come este pan vivirá para siempre. 59
Esto lo dijo enseñando en una sinagoga de Cafarnaúm. 60 Luego de haberlo oído,
muchos de sus discípulos dijeron: ¡Duras son estas palabras! ¿Quién puede
oírlas? 61 Conociendo Jesús que murmuraban de esto sus discípulos,
les dijo: ¿esto os escandaliza? 62 Pues ¿qué sería si vierais al Hijo del
hombre subir allí a donde estaba antes? 63 El espíritu es el que da vida, la
carne no aprovecha para nada. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y
son vida; 64 pero hay alguno de vosotros que no creen. Porque sabía Jesús desde
el principio quienes eran los que no creían y quien era el que había de
entregarle. 65 Y decía: Por esto os dije que nadie puede venir a mi si no le es
dado de mi Padre. 66 Desde entonces muchos de sus discípulos se retiraron y ya
no le seguían, 67 y dijo Jesús a los doce: ¿Queréis iros vosotros también? 68*
Respondiole Simón Pedro: Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida
eterna, 69* y nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios. 70
Respondiole Jesús: ¿No he elegido yo a los doce? Y uno de vosotros es un
diablo. 71 Hablaba de Judas Iscariote, porque este, uno de los doce había de
entregarle”. (Jn 6,53-71).
No hay técnica hermenéutica posible que pueda
cambiar el sentido de estas maravillosas palabras.
Mi más cordial saludo
lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario