El grupo Abogados escandinavos por los derechos
humanos ha llevado a juicio al Gobierno sueco en nombre de una comadrona
sueca, Ellinor Grimmark, que ha
sido despedida de su trabajo en un hospital del municipio de Jönköping por
negarse a prestar asistencia a la práctica de un aborto. La demanda pide
11.655$ como compensación por daños, y 8.740$ como compensación por
discriminación.
Roger Kiska, de la Alliance Defending Freedom-Europe, que apoya la demanda, ha declarado que “ha perdido el norte una sociedad que excluye a alguien de la carrera sanitaria simplemente porque prefiere traer vida humana al mundo que destruirla”.
La decisión del municipio de Jönköping que establece “la obligación de practicar abortos como condición para emplear a una comadrona”, interfiere con la libertad de conciencia y religiosa de Grimmark al amparo de la Convención Europea de Derechos Humanos, según Ruth Nordström, directora de los Abogados escandinavos por los derechos humanos. Nordström afirma que Suecia carece de un marco legal adecuado sobre libertad de conciencia. Por su parte, Reinhold Fahlbeck, de la misma organización, ha declarado que “si el caso llega a la Corte Europea de Derechos Humanos, Suecia perderá”.
De hecho, la Resolución 1763 de la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa adoptada el 10 de octubre de 2010, estipula en su artículo 1 que “ninguna persona, hospital o institución puede ser obligada, considerada responsable o discriminada en modo alguno por negarse a realizar, acomodar, asistir o someterse a una aborto, la realización de un acto contra la vida humana, eutanasia o cualquier acto que pueda producir la muerte de un feto humano o embrión bajo ningún pretexto”.
La ley sueca permite el aborto libre hasta la semana 18 de gestación.
A cuantos hablan de la libertad de la mujer para tomar sus propias decisiones, me gustaría saber qué opinan sobre la libertad de Ellinor Grimmark para hacerlo. Y es que son muchas las cuestiones que están en juego detrás de las legislaciones monstruosas sobre aborto que tienden a imponerse últimamente en el mundo. Lo acontecido a Ellinor Grimmark no es la más importante, pero sí es una más de ellas.
Roger Kiska, de la Alliance Defending Freedom-Europe, que apoya la demanda, ha declarado que “ha perdido el norte una sociedad que excluye a alguien de la carrera sanitaria simplemente porque prefiere traer vida humana al mundo que destruirla”.
La decisión del municipio de Jönköping que establece “la obligación de practicar abortos como condición para emplear a una comadrona”, interfiere con la libertad de conciencia y religiosa de Grimmark al amparo de la Convención Europea de Derechos Humanos, según Ruth Nordström, directora de los Abogados escandinavos por los derechos humanos. Nordström afirma que Suecia carece de un marco legal adecuado sobre libertad de conciencia. Por su parte, Reinhold Fahlbeck, de la misma organización, ha declarado que “si el caso llega a la Corte Europea de Derechos Humanos, Suecia perderá”.
De hecho, la Resolución 1763 de la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa adoptada el 10 de octubre de 2010, estipula en su artículo 1 que “ninguna persona, hospital o institución puede ser obligada, considerada responsable o discriminada en modo alguno por negarse a realizar, acomodar, asistir o someterse a una aborto, la realización de un acto contra la vida humana, eutanasia o cualquier acto que pueda producir la muerte de un feto humano o embrión bajo ningún pretexto”.
La ley sueca permite el aborto libre hasta la semana 18 de gestación.
A cuantos hablan de la libertad de la mujer para tomar sus propias decisiones, me gustaría saber qué opinan sobre la libertad de Ellinor Grimmark para hacerlo. Y es que son muchas las cuestiones que están en juego detrás de las legislaciones monstruosas sobre aborto que tienden a imponerse últimamente en el mundo. Lo acontecido a Ellinor Grimmark no es la más importante, pero sí es una más de ellas.
Luis
Antequera
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