Este poema de Thomas Merton, es una oración en ese
momento en el que, aunque es de noche, empiezan a vislumbrarse las primeras
luces en el horizonte. También se puede aplicar como metáfora, en esos momentos
de la vida en que, tras "no ver nada", empezamos a vislumbrar la
solución a nuestros problemas.
"Cuando los campos repletos empiezan a oler a
amanecer y los valles cantan en su sueño, la luna peregrina vierte sobre la
solemne oscuridad sus cascadas de silencio, y después parte, subiendo por la
larga avenida de los árboles.
Las estrellas ocultan, en el claro, su luz, como
lágrimas, y tiemblan donde un tren corre, perdido, aullando hacia los misterios
de la distancia del este, donde el fuego llamea, en algún lugar, sobre un
montón de ciudades.
Ahora asciende el fuego en las ventanas de esta
capilla, mi alma, tu infantil y claro despertar.
Enciende en la noche del campo tu sabia lámpara que
no duerme.
Pues, desde la severa torre, el campanario azotado
por el viento, de pronto vienen las campanas, novios, y llenan la resonante
oscuridad con amor y temor.
Húndete, alma, de tus aguas someras hacia la
eternidad y diluye tu asombro en este manantial de hondo lago.
Tocamos los rayos que no podemos ver.
Sentimos la luz que parece cantar."
(Thomas Merton. " Abadía Trapense. Maitines")
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