JESÚS ESTÁ CON NOSOTROS EN MEDIO DE NUESTRAS ANGUSTIAS MÁS PROFUNDAS.
En Juan
16:33 dice “En el mundo tendréis aflicciones, pero confiad yo he vencido al
mundo”.
No tengo
que preguntarles cuantos han tenido que pasar por aflicciones, creo que todos
nosotros en alguna medida hemos tenido que tratar con las aflicciones que trae
el mundo. Si usted vive cualquier cantidad de tiempo le va a tocar a usted una
aflicción. Pero nosotros tenemos una gran promesa, una gran verdad y eso es que
Jesucristo está al lado de nosotros en cada una de nuestras aflicciones y nos
ayuda a superarlas y a salir adelante.
Si está
pasando por una aflicción, no se quede en la aflicción, siga pasando. Si le
está tocando recibir algún golpe muy fuerte, siga caminando y ojala usted me de
la oportunidad de a través de la palabra de Dios enseñarle a usted a como no
dejar que las aflicciones lo venzan a usted sino que usted venza a las
aflicciones en el nombre de Jesús.
De eso
vamos a hablar de como usted puede salir adelante a pesar del dolor que la vida
les trae. Hay 3 diferentes clases de dolores. Obviamente hay dolor físico y hay
alguna gente que vive con dolor físico toda su vida. Dios ha hecho muchos
milagros a través de la oración. El Señor no quiere que usted viva con dolor
físico, de hecho la biblia declara que el llevo nuestras enfermedades y
nuestros dolores en la cruz del calvario y que nosotros podemos apropiarnos de
su sanidad.
Hay otra
clase de dolor, es ese dolor emocional. Es el dolor que vivimos cuando sentimos
diferentes emociones encontradas, angustia, sentimos enojo, odio, ese dolor que
hay adentro de las emociones y hay mucha gente que también vive su vida
emocionalmente paralizada por el dolor emocional que están albergando en su
corazón; y también para eso hay respuesta.
Pero quizá
la tercera clase de dolor es el más doloroso, es el dolor relacional, ese es el
dolor que sentimos cuando alguien nos ha dado la espalda, cuando alguien que
hemos querido nos ha calumniado, alguien con quien nosotros vivimos y con quien
caminamos tantos años, de repente darnos la espalda y traicionarnos, decir
mentiras acerca de nosotros. Esta es la clase de dolor que muchos de nosotros
vivimos sin jamás recuperarnos de esa clase de dolor. Yo me voy a enfocar
principalmente en esa clase de dolor, porque es la clase de dolor que nos toca
a cada uno de nosotros vivir. Todos nosotros tenemos un amigo con el que
caminamos por un tiempo, que de repente, por alguna razón, nos dio la espalda,
se dio la media vuelta y se marchó, y el dolor que sentimos en ese momento fue
algo realmente inexplicable.
Algunos de
ustedes están sentados aquí hoy después de haber entregado años a un
matrimonio, de repente ese caballero o esa dama le dio a usted la espalda y
salió y le traicionó. Hay tantos dolores que el enemigo con mucha astucia trae
a nuestras vidas para traernos parálisis emocional y hay gente que se detiene
toda su vida en esos dolores y nunca salen adelante.
Confiad,
Jesús está contigo, es cierto que esos dolores duelen, pero confía Jesús está
caminando contigo y él te quiere sacar adelante, él quiere regresarte esa
sonrisa que te caracterizaba, él quiere regresarte ese gozo por la vida que tu
algún día tuviste. Esas son las buenas noticias del evangelio que Jesús está
con nosotros en medio de nuestras angustias más profundas.
Todo
depende de cómo usted y yo tratamos con esos dolores. Si algunos de nosotros
abrazamos ese dolor y lo hacemos muy nuestro y no salimos adelante, ese dolor a
usted lo va a destruir y mi deseo es ayudarle a usted a desechar ese dolor y a
seguir caminando con Jesús.
Voy a
hablarles de las cosas que usted no debe hacer con el dolor. Y es muy curioso
que estas seis cosas que les voy a hablar, son casi las que siempre hacemos; es
casi natural hacerlo y entonces quiero alertarnos a que si usted está pasando
por cualquier dolor, esto es lo primero que usted no debe hacer.
NÚMERO 1: SI USTED TIENE UN DOLOR
ADENTRO, NO LO IGNORE.
Muchos
tienen la mentalidad de avestruz, que cuando ellos tienen un dolor en lugar de
tratar con el dolor, tratan de ignorarlo, lo que no se dan cuenta es que la
cola (como el avestruz) todo el mundo la ve, todo el mundo se está dando cuenta
que usted tiene la cabeza ahí metido en la arena y su colota está arriba y todo
el mundo sabe que usted está ignorando algo que necesita tratar.
Yo escuché
la historia del hijo de uno de los presidentes de esta nación, que un día
estaba jugando el tenis y se le hizo una ampolla en el pie derecho y él pensó
que era una ampolla sencilla y tranquila, no hizo nada, no le aviso al doctor,
lo ignoro, simplemente dijo: “esa ampolla se me va a quitar” y dentro de dos
semanas estaba muerto el muchacho, porque en lugar de tratar con el dolor y
tratar con la ampolla en buscar ayuda, simplemente lo ignoro y se convirtió en
gangrena, se invadió el cuerpo de toxinas y lo mató. Así hay muchas personas
que piensan que si se quedan con la cabeza en la arena, el dolor se les va a
ir.
Han
escuchado ustedes esa frase que dice “Todo sana con el tiempo, el tiempo sana
todas las heridas” Yo no sé quién invento esa mentira, porque muchas veces
usted se ha dado cuenta que con el tiempo usted todavía tiene ese dolor ahí
adentro, y si no trata con ese dolor, y muy específicamente, si no lo pone
debajo de la sangre de Jesús y permite que el Señor rompa esas cosas, ese dolor
se le va a convertir en una ampolla, se le va a hacer gangrena espiritual y
usted es el que va a pagar el precio de la muerte, simplemente porque no trato
con el asunto. Necesitamos tratar con el asunto, necesitamos darle cara a la
cosa, no lo podemos ignorar. Muchas heridas se ponen hasta peor con el tiempo
si no las tratamos bien.
NUMERO 2: NO LE HUYAS.
Salmos 55
dice “Si tuviera alas volaría muy lejos y buscaría donde descansar, me iría
lejos muy lejos de aquí, me quedaría a vivir en el desierto, escaparía
rápidamente para protegerme de la tempestad” ¿Cuántos se han sentido así alguna
vez? Si yo tuviera donde correr, yo correría.
Muchas
veces, le huimos al problema, corremos del problema, pero cuando regresamos
¿quién cree que nos está esperando en la puerta de la casa y diciendo ¡buenas
días y bienvenido a casa!? El problema. Muchas veces cuando huimos no estamos
arreglando nada, simplemente estamos postergando la necesidad de arreglar el
asunto. Así que no le corra, no le huya, enfréntese usted a esa situación.
Mucha gente busca diferentes maneras de escaparse, de huir, algunos se escapan
en el alcohol, se van a la cantina y se toman todo el cheque de fin de semana
¿porque? Porque están tratando de huir de una situación dolorosa. Hay algunos
que se deprimen, se meten en un cuarto, cierran la puerta y están tratando de
huir, pero allá en la oscuridad de su cuarto se dan cuenta que ahí sigue
acompañándoles el dolor, no están arreglando nada con huir. Algunas se van a
comprar y eso pone peor la cosa porque al rato usted tiene tanto el problema
como el estado de cuenta de las tarjetas de crédito que llegan y luego cuando
el marido se da cuenta. No ayuda en nada huir, hay muchos métodos que utiliza
la gente, viaja alrededor del mundo para tratar de olvidarse “si solo me
pudieran dar otros aires” oímos a la gente decir, lo que necesito es que me den
otros aires, y se van a Buenos Aires, y se dan cuenta que está el mismo aire
podrido allá que en su hogar. No es que necesitamos correr a otros lugares,
necesitamos enfrentar la situación.
Tomando
drogas, teniendo relaciones sexuales ilícitas, algún adulterio, alguna cosa por
el estilo no está ayudándote a ti a confrontar el problema, necesitas dejar de
huir y confrontar el problema.
NUMERO 3: NO LO ESCONDAS.
Hay alguna
gente que piensa que si simplemente puede esconderse detrás de algo, o detrás
de alguien, ya eso va a arreglar el problema; eso no está arreglando el
problema, el dolor va a seguir ahí aunque lo trates de ocultar. Hay algunos que
lo ocultan con sus risas, con sus bromas y con su sarcasmo, pero igual adentro
están doliendo.
Me acuerdo
de la historia de un señor que fue a un psicólogo y le dijo “Señor estoy muy
triste, nada me hace reír, hace mucho tiempo que estoy triste, necesito alguien
que me ayude a reír” y le preguntaba el psicólogo ¿Qué te pasa? Es que yo tengo
una tristeza hace mucho tiempo y casi no encuentro nada, ni nadie que me haga
reír, y el psicólogo se acordó que estaba un circo en la ciudad y que en el
circo había un payasito muy divertido que hacia reír a la gente tremendo,
entonces le dijo a este señor: mire señor le hago una recomendación , está el
circo de fulano de tal en la ciudad que tal si usted va ahí, hay un payaso muy
muy bueno que hace reír a todo el mundo, le aseguro que si usted va a ese circo
ese payasito le va a hacer reír a usted y el señor inclino la cabeza y le dijo:
doctor el payasito del circo soy yo, hago reír a todo el mundo pero no puedo
reír yo. Así hay mucha gente que le gusta hacer reír a la gente, o que están
tratando de ocultar un dolor que tienen ahí adentro.
No lo
escondas, no lo escondas con tu enojo. Hay algunos que viven enojados porque
están tratando de esconder un dolor que tienen adentro. De hecho si usted
conoce gente rencorosa y enojada muy probablemente que tiene un dolor muy
adentro, tenga usted compasión con esas personas, pídale a Dios como puede
usted ser usado para ayudar a esas personas.
Hay otras
de las maneras que la gente se esconde y eso es victimizándose: “es que soy la
escoria de la tierra, y a mí nadie me quiere, nadie me entiende, nadie me ama,
vivo solita en este mundo cruel” y ahí están caminando por el mundo.
NÚMERO 4. ES PODEROSO, NO TE PREOCUPES.
Preocupación
es tratar de controlar algo que está fuera de mi control. En otras palabras es
tratar de jugar el papel de Dios, no conozco a nadie que pueda hacer el papel
de Dios. Necesitamos entregar las cosas en manos del Señor, no estar
preocupándonos. No hay nada que usted pueda hacer para cambiar las cosas que ya
pasaron en el pasado. Usted puede preocuparse, llorar, puede gritar,
arrodillarse mil horas, ayunar, usted podría hacer lo que quisiera, pero no hay
nada que va a cambiar lo que ya fue hecho. Ya lo pasado, pasado, hay que
dejarlo atrás, no hay forma de poderlo arreglar.
La mayoría
de nosotros entre más nos preocupamos en un asunto, empeora el asunto ¿por qué?
porque lo hacemos peor, le estamos dando la vuelta ahí adentro, si yo le
hubiera dicho esto cuando me dijo lo otro, si yo le hubiera contestado así,
¿cómo no le dije?, ahorita le hablo para decirle; y está dando vueltas, y eso
se está convirtiendo en dolor, en angustia. No te preocupes, necesitas dejar
algunas cosas en las manos de Dios.
Mire lo
que dice el versículo 37:8 en Salmos, “deja el enojo, abandona el furor, no te
enojes porque eso empeora las cosas” ¿Cuántos se han dado cuenta que muchas
veces lo que hacemos es empeorar las cosas cuando nos preocupamos?.
NÚMERO 5, NO TE AMARGUES.
Hay solo
una cosa peor que el dolor emocional, que el dolor relacional, y eso es la
amargura. La amargura lo va a destruir a usted si o si, garantizado 100%, la
amargura destruye vidas.
No se
amargue, me disculpo de antemano por lo que voy a decir, pero no es para
ninguno de ustedes, es para los que no llegaron el día de hoy. El preocuparse
lo vuelve a usted una bestia. Hay pastor ¿Cómo nos va a decir eso? Yo no lo
digo, lo dice la biblia, les voy a leer pero cuando escuchen este versículo no
lo use contra su esposo, no lo usen con sus hijos, esto es para usted, mire lo
que dice Salmos 73: 21-22 “Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía
punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de
ti”. El enojarse, el amargarse nos convierte como una bestia, no razonamos, no
pensamos, decimos cosas y al ratito estamos hiriendo a otras personas. Esto que
le voy a decir, es una frase poderosa: “el resentimiento no cambia el pasado,
solo arruina el futuro”.
NÚMERO 6, NO TE RINDAS.
Todavía
tengo vida y mientas tenga vida, voy a salir adelante. Hay veces que tiene
ganas de agarrar ese dolor, a lo mejor usted no entiende porque tiene el dolor
o porque tiene la amargura, usted nomas agárrelo del cuello y dígale: ¡No me
rindo en el nombre de Jesús, porque Jesús está a mi lado, y voy a salir
adelante en esta, voy a ser victorioso porque soy campeón, en el nombre de
Jesús!.
Ahora dice
usted, pero como le hago si a veces siento que el dolor me tiene a mi agarrado
del cuello, yo lo que le sugiero es esto, oiga con mucha atención. Cuando usted
no puede con algo, entrégueselo a un poder superior, y no hay nadie que pueda
mejor que nuestro Señor Jesucristo, entréguele ese dolor a él y él va a poder
sacarlo adelante.
Voy a
terminar con este versículo extraordinario que se encuentra en Salmos 34 “El
Señor siempre está dispuesto a ayudar a los que sufren”. Algunos de ustedes
están sufriendo, el Señor te dice que está dispuesto a ayudarte, y dice: “salva
a los que han perdido toda esperanza” Señor gracias porque estás dispuesto a
ayudarnos, gracias porque tú siempre estás ahí para ayudarnos a salir adelante.
“Señor, te
pido por toda esta gente hermosa que está aquí ahora, que el dolor que están
viviendo emocionales, físicos o relacionales, tú llenes ese dolor y les des a
ellos descanso”.
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