Un día me encontraba en la fila de una tienda de
provisiones detrás de un hombre que estaba pagando su compra. Cuando terminó,
el empleado lo despidió diciendo alegremente: “¡Qué tenga muy buen día!”
Para sorpresa del empleado (y mía también), el
hombre explotó en ira: “Éste es uno de los peores días de mi vida –gritó–.
¿Cómo voy a tener muy buen día?” Y con eso salió de la tienda estallando en
cólera.
Comprendo la frustración de ese hombre; yo
también he tenido días “malos” sobre los cuales no tengo control. ¿Cómo puedo
tener muy buen día –me pregunto– cuando no tengo control sobre ello? Entonces
recuerdo estas palabras: “Este es el día que el Señor ha hecho” (Salmo 118:24).
El Señor ha hecho todos los días, y mi Padre va
a demostrar hoy su fuerza a mi favor. Él tiene control sobre todas las cosas en
él, hasta las cosas difíciles que me van a pasar. Todos los acontecimientos han
pasado por su sabiduría y amor, y son oportunidades que yo tengo de crecer en
la fe. “Para siempre es su misericordia” (v.1). “El Señor está a mi favor; no
temeré” (v.6).
Ahora, cuando la gente me despide deseándome muy
buen día, contesto: “Yo no tengo control sobre eso, pero doy gracias por lo que
sea que suceda, y me regocijo. . . pues este es el día que el Señor ha hecho.”
–DHR
Tomado de Nuestro Pan Diario 2005
Salmo 118:24.
Este es el día que el Señor ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él.
Salmo 118:24.
Este es el día que el Señor ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él.
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