SEÑOR, ILUMINA A NUESTRA
GENERACIÓN TAN ALEJADA DE TUS CAMINOS
En los días pasados he dedicado
varios posts a este tema del matrimonio, porque son muchos los laicos de gran
vida espiritual que me han preguntado por este asunto. Y no sólo los laicos,
también es un tema muy comentado entre sacerdotes. Y no os oculto que existe
preocupación.
Por eso no es malo reflexionar
dentro de la obediencia. Evaluar la doctrina y las posibilidades dentro de la
comunión, es un sano ejercicio.
Sobre todo este asunto, me ha
ayudado mucho el email que me envió un evangélico. No voy a decir su nombre.
Pero ese email me ha resultado muy valioso. También me han resultado útiles mis
conversaciones con un chico joven que vive en concubinato, pero que es creyente
e inteligente, y que me dijo: la Iglesia no puede legislar de acuerdo al número
de personas que no siguen la doctrina. También han sido luminosas para mí las
vidas de dos buenos amigos que no se divorciaron a pesar de la mala vida que
les dieron sus esposas-arpías. Quizá más que mala vida, debería decir pésima
vida.
Ayer, sentado ante el sagrario
pensaba le preguntaba sobre el tema al Señor. Y me decía lo sencillo que sería
tenerle delante de forma visible y preguntarle.
No le preguntaría cómo querría Él
que sea el matrimonio, eso lo sabemos. Sino qué podemos hacer con tantos
millones de personas alejadas de la vida de los sacramentos.
Nuestro corazón de pastores debe
sufrir ante esta situación. Y lo que es seguro es que tenemos que caminar con
la Iglesia. No podemos cada uno dar nuestra propia dogmática del amor y la ley.
Las cosas son lo que son, con independencia de lo que piense cada uno. La
verdad es una.
Post scriptum: He tenido una verdadera inspiración sobre el tema. Ha
sido al ver esta foto que os pongo. Mañana os explicaré de qué se trata.
P.
FORTEA
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