El Papa
Francisco declaró santos a Juan XXIII y Juan Pablo II. Es la primera vez que
dos Pontífices son canonizados juntos. ¿Qué significado tiene el “Papa bueno” y
el “Papa viajero” sean honrados en una misma ceremonia?
Con gran
alegría de los católicos del mundo entero, Su Santidad Francisco canonizó este
domingo a dos Papas muy queridos en la Iglesia. Ambos tienen en común, que
participaron activamente en el Concilio Vaticano II, que es lo que seguramente
el Papa quiere destacar.
Para
entender la importancia de este Concilio celebrado entre 1962 y 1965, hay que
visualizar que en el siglo XX el mundo entero sufrió un profundo cambio cultural,
que cambió completamente la visión de la vida a miles de millones de personas.
El mundo
venía saliendo de una Guerra de alcance mundial, en la que se empleó alta
tecnología para destruir (aviones bombarderos, submarinos, bombas atómicas),
que produjo decenas de millones de muertos y de heridos, ciudades arrasadas y
la tragedia del Holocausto.
El
resultado final de la Guerra fue un mundo totalmente diferente: nueva
geopolítica (Guerra Fría), una generación huérfana, un gran nihilismo (la
“naúsea” de Sartre), una disminución en la práctica religiosa cristina, el
predominio de la tecnología y los inicios de la “aldea global” (Marchal
McLuhan).
Entonces,
¿qué le podía decir la Iglesia a este nuevo mundo? Elegido en octubre de 1958
como Papa, Angelo Giuseppe Roncalli, convocó la celebración de un concilio
ecuménico (con prácticamente todos los obispos católicos del mundo), para
renovar la visión que la Iglesia tenía de sí misma y entonces poder responder a
los retos de un mundo nuevo.
Por eso,
el Concilio Vaticano II es el punto de referencia vigente para entender el
papel de la Iglesia en el mundo de hoy. Fue un concilio pastoral, de renovación
de planteamientos y métodos para buscar respuestas a los temas centrales de la
paz, la familia, la cultura, el ecumenismo, la economía global, etcétera.
Por su
parte, cuando Karol Joseph Wojtyla fue elegido como Papa en octubre de 1978, la
Iglesia sufría una gran crisis interna tanto doctrinal como disciplinar, y el
mundo estaba dividido en dos bloques: Occidental (EUA) y Oriental (Rusia
soviética). Recibió un mundo sin esperanza (perdida por el terrorismo, guerras,
hambrunas, pobreza, escepticismo).
Y con sus
viajes, Juan Pablo II continuó la puesta en marcha del programa trazado por el
Vaticano II, que ya Pablo VI había comenzado. Y así el Pontífice llegado de
Polonia se convirtió el gran “testigo de esperanza” y en un luchador de la paz
mundial. El Papa Wojtyla mostró al mundo que Cristo está cerca, y lo hizo con
su propia vida, pues fue un hombre de oración, que aceptó su cruz con alegría.
Pero no
sólo eso, Juan Pablo II en sus 27 años de pontificado escribió 14 encíclicas y
decenas de documentos importantes que ayudaron a interpretar correctamente el
Concilio. Además convocó varios sínodos de obispos para dar orientación
pastoral a cada uno de los cinco continentes.
Ambos
Papas consolidaron un nuevo estilo del Papado, muy acorde con los nuevos
tiempo, pues fueron Pontífices muy cercanos a la gente, con un gran sentido de
la misericordia con los que se equivocan y con los que sufren.
Con esta
doble canonización, el Papa Francisco nos dice que el mensaje de esperanza del
Concilio Vaticano II sigue en marcha, y resalta que ahora mismo la Iglesia debe
buscar la cercanía con todas las personas, especialmente las alejadas.
Padre
Luis-Fernando Valdés
No hay comentarios:
Publicar un comentario