lunes, 14 de abril de 2014

NUESTRO TESTIMONIO


Estimadísimos enchufados cibernautas de Encuentra: Nuestro testimonio es imitación al Maestro.

Así plantea mi amigo Francisco la segunda parte del mensaje de Cuaresma. Un hecho no se falsifica, simplemente existe. Por eso la mejor manera de trasmitir a Cristo es hacerse otro Cristo, aunque sea un “pobre” Cristo. Con la gratuidad de la gracia es posible.

Francisco hace una distinción entre pobreza y miseria. Para el Papa miseria es una pobreza sin esperanza, sin solidaridad, con indiferencia. Una realidad especialmente dura.

Nos dice que esta miseria es “miseria material “, “miseria moral” y “miseria espiritual”, como podemos contemplar en tantas situaciones.

Por un lado en toda época y lugar Dios sigue salvando a los hombres y salvando al mundo con la pobreza de Cristo. Pero estamos llamados a imitación de nuestro Maestro a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlos, a hacernos cargo de ellos, y a realizar obras concretas con el fin de aliviarlos. Con estas miserias y en las personas que las padecen vemos el rostro de Cristo y ayudándolas, amamos y servimos a Cristo.

Para Francisco es muy necesario que nuestras consciencias se conviertan a la Justicia, a la igualdad, a la sobriedad y a compartir.

Trasmito ahora, algo que nos puede ayudar más a conocer al Papa Francisco, partiendo del ejemplo de Jesús de Nazareth.

Algunas críticas se dirigen al Papa por su falta de distancia con la gente. Se dice que afecta el sentido de lo sagrado. El Papa debería ser diferente a nosotros por ser quien es. En otras palabras, demasiada cercanía. Francisco es un Papa que anula la distancia. Pensando y repensando estas observaciones críticas, encuentro muy débil las argumentaciones. Más aún si se quiere ver que ciertas innovaciones de estilo y algunas decisiones podrían ser una forma de juicio negativo de los Papas anteriores.

Parece que para hacer perfecta la continuidad el Papa no debería haber
dejado la silla gestatoria, en realidad no debería haberla usado nunca. No recuerdo que se hable de esta silla a propósito de Pedro en el Evangelio. No estoy, por lo tanto, de acuerdo con alguien que afirme que el cambio de vivienda a Santa Marta de Francisco representa implícitamente un juicio negativo para todos los anteriores Papas. Podemos decir con tranquilidad que no tenemos nada contra el apartamento pontificio, como tampoco que hoy Francisco se encuentre más a gusto en el hospedaje de Santa Marta.

Pero la reflexión que quisiera hacer va un poco más a fondo respecto a la
falta de “distancia”. Nuestra fe cristiana nos habla de un Dios que haciéndose hombre ha anulado toda distancia. Sí Dios ha anulado toda distancia con nosotros, si se hizo hombre naciendo pobre, si fue un niño totalmente dependiente del cuidado de una madre, si se ha hecho abrazar…. Por qué el ideal para la autoridad en la Iglesia debería ser la “distancia “? Es verdad que el Papa es el vicario de Jesucristo, pero no de César Augusto, de Constantino, de Carlo Magno o Francisco José!!! Dónde está Jesús, es decir en todas las páginas del Evangelio se percibe la humildad, el servicio, la cercanía, el Amor.

Un Jesús que se conmueve, que tiene piedad de la viuda de Naim… de la Samaritana… Entonces por qué el ideal para la autoridad del sacerdote, del obispo, del Papa debería ser la distancia? Por qué el Papa no debería agacharse, abrazar, consolar, ser tierno con los pequeños y los que sufren? Por qué no debería ser accesible, cercano? Por qué el modelo debería ser aquel del príncipe y no el de siervo: el servicio? “Quien es el más grande entre ustedes, que se vuelva el más pequeño y quien gobierna lo haga como quien sirve”.

Este es el programa en detalle que con su ejemplo y su Palabra nos da Jesús de Nazareth. Quizás sería útil no confundir la más legítima preferencia por formas y estilos de vida con la centralidad del mensaje evangélico.

Por fin, en cuanto a la diferencia entre las personas y el Papa Francisco, puede decir que Francisco es muy distinto a la mayoría de las personas. En lo que a mi persona corresponde ya quisiera tener un 10% de su fe, de su misericordia, de su capacidad de anunciar el Evangelio con sencillez y profundidad, de su paz, de su alegría y de su capacidad de perdonar y abrazar a quien sufre.

Nuestro testimonio, mirar al Maestro, seguir su ejemplo, vivir como Francisco para los demás. Intentarlo no es imposible.

Viva el Papa porque Jesucristo vive entre nosotros.

Héctor Montañés Oltmann

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