Paseaban por la ciudad y se detuvieron ante una
construcción. El Anacoreta, sonriendo, dijo a su joven seguidor.
- ¿Ves este edificio en construcción? Cuando esté
acabado, todo el mundo hablará del arquitecto. Sin embargo, ¿ves aquel peón
transportando ladrillos? ¿O aquél otro que hace funcionar la hormigonera? sin
ellos, este edificio, no se acabará nunca.
Siguieron paseando y añadió:
- Casi todo lo que hacemos en la vida puede
parecernos insignificante; sin embargo, aunque no lo creamos, todo lo que
hacemos tiene un valor infinito. Aunque sólo sea una sonrisa, abrazar a
alguien, dar unas palabras de ánimo...
Enviat per Joan Josep Tamburini
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