Un llamamiento de Dios es ese
momento en el tiempo en que Dios capta nuestra atención, enviándonos un mensaje
personal, específico.
Si hoy usted recibiera una
llamada, de quien usted mismo escogiera, ¿de quién sería? ¿Por qué desearía
hablar con esa persona en particular? ¿Sería por qué usted tiene cierto afecto
por ella, por qué la ha admiro por mucho tiempo, por qué quiere alguna información
en particular o quizás solo porque en realidad ama a esa persona? ¿Por qué
quisiera hablar con ella? ¿De qué quisiera hablar? Si pudiera hablar con
alguien usted quisiera, recibir una llamada de alguien que usted escogiera, ¿de
qué hablarían en esa conversación? El día de hoy quisiera hablar de un
llamamiento, que es el llamamiento más importante que usted y yo recibiríamos
en la vida. Y quisiera decirle que este es un mensaje sumamente serio, toda
persona que está presente aquí lo recibirá de parte de Dios. Y quizás diga “A
mí jamás me ha hablado Dios” Pero hoy él le hablará. A muchos de ustedes les
hablará como probablemente antes jamás lo ha hecho y terminarán siendo personas
distintas porque sabrán que han oído que Dios les habla al corazón, que no han
oído un hombre sino a Dios hablarle al corazón acerca de su vida, su vida
presente y su vida futura. Así que quisiera hablar de todo este asunto, cuando
Dios nos llama.
En 2 Timoteo 1:8-11 dice “Por
tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso
suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de
Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras
obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús
antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la
aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a la
luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido
predicador, apóstol y maestro de los gentiles”.
Si alguien nos preguntara ¿Qué es
un llamamiento de Dios? Escuche atentamente, un llamamiento de Dios es ese
momento en el tiempo en que Dios capta nuestra atención, enviándonos un mensaje
personal, especifico, un mensaje que requiere ya sea una decisión o una acción
de nuestra parte.
Lo cierto es que cada creyente
aquí presente lo ha oído de Dios, hemos oído el llamamiento de Dios, por eso
estamos aquí. Casi todos sin duda han escuchado el llamamiento de Dios.
Quisiera hablar de los aspectos
del llamamiento de Dios porque no conozco nada que sea más serio en la vida que
darse cuenta de que el Dios soberano del universo nos ha enviado a usted y a mí
un mensaje o mensajes personales y específicos con la intensión de que tomemos decisiones
o cumplamos un propósito o su voluntad para nuestras vidas o que actuemos de
manera que armonice con su propósito para ellas.
Hay varias cosas en cuanto a su llamamiento, por ejemplo, siempre son específicas, Dios jamás dice en general quisiera que hagas lo siguiente, sino que nos llama muy específicamente. En segundo lugar esos llamamientos son siempre personales, Dios no dice: “todos ustedes”, y no solo no dice eso sino que no expresa deseos ni anhelos, sino que mandatos, da órdenes y hace llamados. Y nos llama asimismo a que nos acerquemos a él.
Hay varias cosas en cuanto a su llamamiento, por ejemplo, siempre son específicas, Dios jamás dice en general quisiera que hagas lo siguiente, sino que nos llama muy específicamente. En segundo lugar esos llamamientos son siempre personales, Dios no dice: “todos ustedes”, y no solo no dice eso sino que no expresa deseos ni anhelos, sino que mandatos, da órdenes y hace llamados. Y nos llama asimismo a que nos acerquemos a él.
Así que a pensar en un
llamamiento de Dios, ¿Quién es el que hace el llamamiento? El Dios omnipotente.
Así que quisiera que pensemos en cuan serio es esto. Ya que al pensar en si en
un llamamiento de Dios lo divido en tres categorías porque es así como creo,
conforme a las escrituras que sin duda es como Dios llama. Y al dividir estos
llamamientos esta es la forma, creo yo de las escrituras, al haber visto como
Dios opera en las vidas de las personas y creo que hay un llamamiento triple.
Así que si alguno dice ¿acaso Dios me ha llamado? Lo más seguro es que sí.
El primer llamamiento es para la
salvación. Eso quiere decir que ¿ya paso una vez? No, puede llamar muchas veces
pero su primer llamamiento es para salvación.
En Mateo 11:28 dice “Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” También en
Lucas 5:32 dice “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al
arrepentimiento” Cuando el apóstol Pablo predico en Atenas dijo “Dios manda a
todos los hombres en todo lugar que se arrepientan” Y por ejemplo si vemos en
la biblia en 1 Timoteo 6:12 dice “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de
la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado” Dios llama y envía un
mensaje especifico a la gente para ayudarles a entender que son pecadores,
separados de él, perdidos eternamente sin él y ese es un llamamiento para
recibirle por medio de Jesucristo como su salvador personal.
El primer llamamiento de
salvación, es el llamamiento por el cual Jesucristo fue a la cruz, es el
llamamiento más costoso en la historia humana, porque le costó a Dios su hijo
unigénito.
Hay un segundo llamamiento, el
llamamiento a la santificación, por ejemplo, en el capítulo 4 de 1
Tesalonicense, la biblia dice que la voluntad de Dios es que usted y yo vivamos
una vida santificada. La voluntad de Dios es nuestra santificación y dice que
no nos ha llamado a inmundicia sino a santificación; ser santificado quiere
decir ser apartado por Dios, para Dios.
Pero Dios no está satisfecho solo
por la salvación, quiere una vida santificada, una vida piadosa, quiere que
andemos en presencia del poder y reconocimiento del Espíritu Santo en nuestras
vidas, a fin de que Dios pueda expresar su naturaleza divina por medio de nosotros.
¿En qué consiste la gracia de
Dios? La declaración de Dios es, yo sé que no serás perfecto, sé que no puedes
ser perfecto, mi gracia se hace cargo de tu pecaminosidad.
Eso no nos da licencia para
pecar, sino motivación, para andar piadosamente delante de él, a contemplar la
cruz y reconocer el precio que Jesucristo pago por el perdón de mi pecado.
¿Cómo podría estar satisfecho viviendo en desobediencia? Y puesto a que nuestro
salvador y dueño como podría estar satisfecho entregándole el 40%, el 50%, permítame
preguntarle ¿Quién nos creó? Dios todopoderoso, ¿con que propósito nos creó?
¿Alguna vez se ha contestado esa pregunta? ¿Alguna vez se ha contestado esa
pregunta en lo personal, Dios mío porque me creaste? Algunos después de esa
pregunta dirían, porque me creaste, ¿Quién soy yo? ¿Dios mío porque me creaste?
No soy importante, no puedo hacer nada, no puedes usarme. Todas esas añadiduras
secundarias que hacemos a las preguntas van en detrimento de nuestro
pensamiento.
Dios nos ha llamado a cada uno porque
se propuso hacerlo, porque nos ama. Dios no necesita ninguna otra razón además
de su amor por nosotros, con eso basta. Y su primer llamamiento es para
salvación, su segundo llamamiento es sobre una vida santa, hay un tercer
llamamiento, el llamamiento al servicio.
En Efesios 2:8-10 dice “Porque
por gracia sois salvo por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas.” Nuestro estilo de vida en sí, es que usted y
yo somos siervos de Dios; yo no soy más siervo de Dios que usted, lo único es
que yo tengo este rol y usted tiene el suyo, no hay tal cosa como rol sin importancia.
Una mujer en su hogar, que es
esposa piadosa criando a niños piadosos, manteniendo un lugar ordenado, esa
mujer sirve al Dios viviente, en el lugar y la forma en que él la ha llamado en
ese momento. Quizás usted sea secretaria, sea plomero, doctor, quizá sea
pintor, ingeniero, podría ser, no hay diferencia, Dios puede. Una cosa es tener
una vocación, servir al Señor es muy distinto, eso comienza con mi actitud,
comienza con la manera en que gasto e invierto mi vida.
Escuche, si vivimos la vida cristiana
y por alguna razón se la guarda para sí, no se entrega para servir al Dios
viviente de alguna manera, la habrá desperdiciado, le costará por ahora y le
costará por el resto de la eternidad y en breve momento le mostrare que así
será.
La gente dice “con tal que logre
entrar” (al cielo), mire esa es una frase diabólica, es un engaño del diablo
decir “con tal que logre entrar” es todo lo que importa, pero es que no han
puesto atención al concepto bíblico del cielo ni del juicio si opinan así.
Él nos ha dado a cada quien un
don espiritual, somos hijos de Dios tenemos un don espiritual con el cual Dios
nos ha equipado con el fin de que hagamos bien lo que él nos ha ordenado. No
importa lo que nos ha llamado a hacer, lo haremos bien si dependemos del Espíritu
Santo y si actuamos basado en nuestro don espiritual, haremos bien lo que Dios
nos ha ordenado.
Invertimos la vida o la desperdiciamos. El llamamiento de Dios es triple.
Invertimos la vida o la desperdiciamos. El llamamiento de Dios es triple.
Primero el llamamiento a la
salvación y vida eterna, el llamamiento a la vida santa, el llamamiento al
servicio fiel, ¿usted ha respondido al llamamiento? Quizás digas “estoy
pensándolo”, ¡Esa no es la respuesta! Pensar en ella no basta.
Escuche, debo decirles cuan serio
son los llamamientos de Dios, pensemos en la naturaleza en sí de los
llamamientos de Dios, por ejemplo nuestro pasaje dice “Que Dios nos llamó con
llamamiento santo”. El llamamiento de Dios es asunto serio. Recuerdo por
ejemplo que siendo niño jugábamos, mama nos decía que la comida seria a cierta
hora y no llegábamos, entonces nos llamaba, estábamos a una cuadra y oímos su
voz llamándonos por nombre. Si teníamos reloj lo veíamos aunque éramos tan
pobres que no teníamos, pero podíamos verla sabiendo que si nos llamaba era
hora de comer y no éramos muy tontos, dejábamos todo y regresábamos a casa por
dos razones; quizás una fuera porque teníamos hambre pero la segunda era más
importante “¡Ella nos llamaba!” ¿Sabe que sucedía si no le hacíamos caso? Para
nosotros como niños ese era un llamamiento importante, el llamamiento más
importante en nuestra vida no es el de nuestra madre, sino el de Dios.
Es posible que usted y yo podamos
darnos el lujo de llegar tarde a comer, pero no podemos llegar tarde a este
llamamiento; el llamamiento divino es un llamado con propósito.
Y pensemos en esto, hoy en día
usted es salvo porque Dios le escogió, le escogió con un propósito, él le ama,
desea lo mejor para usted, a planeado lo mejor para usted, espera que usted
responda estos llamamientos de salvación, de santidad y de servicio.
No solo afectará esta vida, sino
en la vida venidera, nos afecta aquí ahora y afecta nuestra recompensa en el
cielo. Si una persona dice “basta que solo sea salvo, es todo lo que me
importa”, al leer sobre la recompensa en 1 Corintios 3 y comparecer en el
juicio, lo pensaremos dos veces antes de conformarnos con eso.
También debo decir que su
llamamiento es irrevocable, Dios no dice -te llame tiempo atrás, pero tú no
hiciste lo que dije así que cambie de parecer-. Los llamamientos de Dios son
irrevocables, es imposible irrevocarlo, Dios no me llama y luego cuando surgen
problemas y hay complicaciones, sufrimos persecución, alguien no nos acepta,
nos desalentamos, nos decepcionamos y decimos bueno Señor, esto no funciona así
que regresare a lo que antes hacía. Quizás decidamos regresar, pero Dios no
anula el llamamiento santo que nos hizo, no importa lo que nos haya ordenado
hacer. El llamamiento de Dios es irreversible y ¿Cómo Dios nos llama?
Primordialmente nos llama por medio de su palabra, quizás por un mensaje, un
pasaje que leemos, el testimonio de otra persona, Dios usa todo tipo de
circunstancias para enviar un mensaje poderoso a nuestra vida de que él nos
habla, de que quiere que hagamos algo, nos habla por medio de su Espíritu
Santo, y creo que de todas las maneras en que Dios nos llama, si juntamos esas
dos, si hemos creído en él como nuestro salvador personal y dentro de nosotros
vive el Espíritu Santo, si una de las personas de la deidad vive dentro de
nosotros ¿Qué está haciendo? Recibiendo el mensaje del padre, interpretándolo a
nuestro corazón, interpretando la palabra de Dios a nuestro corazón.
Si alguien dice “yo no entiendo
el llamado de Dios” Amigo no hay un lugar en la biblia que diga que debo
obedecerlo solo si lo he entendido completamente, no está ahí, yo no tengo que
entender todo. Si él dice que lo haga, confió en que Dios omnisciente, sabio y
amoroso, todo lo que me ha llamado a hacer, lo que demanda de mí, debe ser lo
mejor. Debe ser lo mejor porque esa es la naturaleza de Dios. No hay razón para
dudar de él.
Así que a veces me llama y usted
dirá ¿Acaso Dios grita? No verbalmente, pero tiene maneras de gritar y a veces
es puro dolor, el dolor puede ser tan fuerte, que es más fuerte que la voz
humana de cualquiera porque penetra hasta lo más profundo del corazón de una
persona. ¿Por qué esforzar a Dios a enviarnos dificultad, dolor, para captar
nuestra atención? ¿Cómo nos llama Dios? Él siempre nos llama con amor, con
perdón, siempre nos llama por medio de su Espíritu, por su preciosa palabra. ¿Y
cómo respondemos usted y yo a eso? Algunos dirán Dios me ha llamado y quisiera
aplazarlo, eso no es posible.
Cada día que vivimos lejos de la
voluntad de Dios, perdemos mucho, por ahora perdemos bendiciones y más tarde
recompensas.
Yo solo me hago estas 3 preguntas
¿Ha respondido usted al llamamiento? En cuanto a su destino eterno, el llamado
a salvación. ¿Está dispuesto a responder al llamamiento de su estilo de vida? y
a decirle -Dios mío desde esta hora quiero seguir tu camino en mi vida, quiero
andar en obediencia delante de ti, quiero ser la persona que quieras, no quiero
desperdiciar mi vida un día más, no quiero excusarme, Dios mío desde hoy deseo
una transformación en mi forma de pensar, quiero ser el hombre piadoso, la
mujer piadosa que quieres que sea-.
Si está presente aquí ya sabe que
Dios le ha llamado a alguna área de servicio, podrá recordar cuando el llamó y
que usted dijo que no, podría haber sido algo bastante muy muy importante desde
su punto de vista o quizás lo fue, pero usted sabe que Dios le llamó y usted
dijo no; le dijo que estaba ocupado, lo cierto es que quizás tenga temor, lo
que haya sido. Pero en esta ocasión está dispuesto a decir al Dios vivo: “Padre
lo que quieras, a donde quieras enviarme, lo que quieras hacer en mi vida, o lo
que quieras hacer por medio de mí; la respuesta desde este momento Dios mío es
¡sí!”.
Por
Charles Stanley
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