jueves, 17 de abril de 2014

CUANDO DIOS LLAMA


Un llamamiento de Dios es ese momento en el tiempo en que Dios capta nuestra atención, enviándonos un mensaje personal, específico.

Si hoy usted recibiera una llamada, de quien usted mismo escogiera, ¿de quién sería? ¿Por qué desearía hablar con esa persona en particular? ¿Sería por qué usted tiene cierto afecto por ella, por qué la ha admiro por mucho tiempo, por qué quiere alguna información en particular o quizás solo porque en realidad ama a esa persona? ¿Por qué quisiera hablar con ella? ¿De qué quisiera hablar? Si pudiera hablar con alguien usted quisiera, recibir una llamada de alguien que usted escogiera, ¿de qué hablarían en esa conversación? El día de hoy quisiera hablar de un llamamiento, que es el llamamiento más importante que usted y yo recibiríamos en la vida. Y quisiera decirle que este es un mensaje sumamente serio, toda persona que está presente aquí lo recibirá de parte de Dios. Y quizás diga “A mí jamás me ha hablado Dios” Pero hoy él le hablará. A muchos de ustedes les hablará como probablemente antes jamás lo ha hecho y terminarán siendo personas distintas porque sabrán que han oído que Dios les habla al corazón, que no han oído un hombre sino a Dios hablarle al corazón acerca de su vida, su vida presente y su vida futura. Así que quisiera hablar de todo este asunto, cuando Dios nos llama.

En 2 Timoteo 1:8-11 dice “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles”.

Si alguien nos preguntara ¿Qué es un llamamiento de Dios? Escuche atentamente, un llamamiento de Dios es ese momento en el tiempo en que Dios capta nuestra atención, enviándonos un mensaje personal, especifico, un mensaje que requiere ya sea una decisión o una acción de nuestra parte.

Lo cierto es que cada creyente aquí presente lo ha oído de Dios, hemos oído el llamamiento de Dios, por eso estamos aquí. Casi todos sin duda han escuchado el llamamiento de Dios.

Quisiera hablar de los aspectos del llamamiento de Dios porque no conozco nada que sea más serio en la vida que darse cuenta de que el Dios soberano del universo nos ha enviado a usted y a mí un mensaje o mensajes personales y específicos con la intensión de que tomemos decisiones o cumplamos un propósito o su voluntad para nuestras vidas o que actuemos de manera que armonice con su propósito para ellas.
Hay varias cosas en cuanto a su llamamiento, por ejemplo, siempre son específicas, Dios jamás dice en general quisiera que hagas lo siguiente, sino que nos llama muy específicamente. En segundo lugar esos llamamientos son siempre personales, Dios no dice: “todos ustedes”, y no solo no dice eso sino que no expresa deseos ni anhelos, sino que mandatos, da órdenes y hace llamados. Y nos llama asimismo a que nos acerquemos a él.

Así que a pensar en un llamamiento de Dios, ¿Quién es el que hace el llamamiento? El Dios omnipotente. Así que quisiera que pensemos en cuan serio es esto. Ya que al pensar en si en un llamamiento de Dios lo divido en tres categorías porque es así como creo, conforme a las escrituras que sin duda es como Dios llama. Y al dividir estos llamamientos esta es la forma, creo yo de las escrituras, al haber visto como Dios opera en las vidas de las personas y creo que hay un llamamiento triple. Así que si alguno dice ¿acaso Dios me ha llamado? Lo más seguro es que sí.

El primer llamamiento es para la salvación. Eso quiere decir que ¿ya paso una vez? No, puede llamar muchas veces pero su primer llamamiento es para salvación.

En Mateo 11:28 dice “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” También en Lucas 5:32 dice “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” Cuando el apóstol Pablo predico en Atenas dijo “Dios manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan” Y por ejemplo si vemos en la biblia en 1 Timoteo 6:12 dice “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado” Dios llama y envía un mensaje especifico a la gente para ayudarles a entender que son pecadores, separados de él, perdidos eternamente sin él y ese es un llamamiento para recibirle por medio de Jesucristo como su salvador personal.

El primer llamamiento de salvación, es el llamamiento por el cual Jesucristo fue a la cruz, es el llamamiento más costoso en la historia humana, porque le costó a Dios su hijo unigénito.

Hay un segundo llamamiento, el llamamiento a la santificación, por ejemplo, en el capítulo 4 de 1 Tesalonicense, la biblia dice que la voluntad de Dios es que usted y yo vivamos una vida santificada. La voluntad de Dios es nuestra santificación y dice que no nos ha llamado a inmundicia sino a santificación; ser santificado quiere decir ser apartado por Dios, para Dios.

Pero Dios no está satisfecho solo por la salvación, quiere una vida santificada, una vida piadosa, quiere que andemos en presencia del poder y reconocimiento del Espíritu Santo en nuestras vidas, a fin de que Dios pueda expresar su naturaleza divina por medio de nosotros.

¿En qué consiste la gracia de Dios? La declaración de Dios es, yo sé que no serás perfecto, sé que no puedes ser perfecto, mi gracia se hace cargo de tu pecaminosidad.

Eso no nos da licencia para pecar, sino motivación, para andar piadosamente delante de él, a contemplar la cruz y reconocer el precio que Jesucristo pago por el perdón de mi pecado. ¿Cómo podría estar satisfecho viviendo en desobediencia? Y puesto a que nuestro salvador y dueño como podría estar satisfecho entregándole el 40%, el 50%, permítame preguntarle ¿Quién nos creó? Dios todopoderoso, ¿con que propósito nos creó? ¿Alguna vez se ha contestado esa pregunta? ¿Alguna vez se ha contestado esa pregunta en lo personal, Dios mío porque me creaste? Algunos después de esa pregunta dirían, porque me creaste, ¿Quién soy yo? ¿Dios mío porque me creaste? No soy importante, no puedo hacer nada, no puedes usarme. Todas esas añadiduras secundarias que hacemos a las preguntas van en detrimento de nuestro pensamiento.

Dios nos ha llamado a cada uno porque se propuso hacerlo, porque nos ama. Dios no necesita ninguna otra razón además de su amor por nosotros, con eso basta. Y su primer llamamiento es para salvación, su segundo llamamiento es sobre una vida santa, hay un tercer llamamiento, el llamamiento al servicio.

En Efesios 2:8-10 dice “Porque por gracia sois salvo por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Nuestro estilo de vida en sí, es que usted y yo somos siervos de Dios; yo no soy más siervo de Dios que usted, lo único es que yo tengo este rol y usted tiene el suyo, no hay tal cosa como rol sin importancia.

Una mujer en su hogar, que es esposa piadosa criando a niños piadosos, manteniendo un lugar ordenado, esa mujer sirve al Dios viviente, en el lugar y la forma en que él la ha llamado en ese momento. Quizás usted sea secretaria, sea plomero, doctor, quizá sea pintor, ingeniero, podría ser, no hay diferencia, Dios puede. Una cosa es tener una vocación, servir al Señor es muy distinto, eso comienza con mi actitud, comienza con la manera en que gasto e invierto mi vida.

Escuche, si vivimos la vida cristiana y por alguna razón se la guarda para sí, no se entrega para servir al Dios viviente de alguna manera, la habrá desperdiciado, le costará por ahora y le costará por el resto de la eternidad y en breve momento le mostrare que así será.

La gente dice “con tal que logre entrar” (al cielo), mire esa es una frase diabólica, es un engaño del diablo decir “con tal que logre entrar” es todo lo que importa, pero es que no han puesto atención al concepto bíblico del cielo ni del juicio si opinan así.

Él nos ha dado a cada quien un don espiritual, somos hijos de Dios tenemos un don espiritual con el cual Dios nos ha equipado con el fin de que hagamos bien lo que él nos ha ordenado. No importa lo que nos ha llamado a hacer, lo haremos bien si dependemos del Espíritu Santo y si actuamos basado en nuestro don espiritual, haremos bien lo que Dios nos ha ordenado.
Invertimos la vida o la desperdiciamos. El llamamiento de Dios es triple.

Primero el llamamiento a la salvación y vida eterna, el llamamiento a la vida santa, el llamamiento al servicio fiel, ¿usted ha respondido al llamamiento? Quizás digas “estoy pensándolo”, ¡Esa no es la respuesta! Pensar en ella no basta.

Escuche, debo decirles cuan serio son los llamamientos de Dios, pensemos en la naturaleza en sí de los llamamientos de Dios, por ejemplo nuestro pasaje dice “Que Dios nos llamó con llamamiento santo”. El llamamiento de Dios es asunto serio. Recuerdo por ejemplo que siendo niño jugábamos, mama nos decía que la comida seria a cierta hora y no llegábamos, entonces nos llamaba, estábamos a una cuadra y oímos su voz llamándonos por nombre. Si teníamos reloj lo veíamos aunque éramos tan pobres que no teníamos, pero podíamos verla sabiendo que si nos llamaba era hora de comer y no éramos muy tontos, dejábamos todo y regresábamos a casa por dos razones; quizás una fuera porque teníamos hambre pero la segunda era más importante “¡Ella nos llamaba!” ¿Sabe que sucedía si no le hacíamos caso? Para nosotros como niños ese era un llamamiento importante, el llamamiento más importante en nuestra vida no es el de nuestra madre, sino el de Dios.

Es posible que usted y yo podamos darnos el lujo de llegar tarde a comer, pero no podemos llegar tarde a este llamamiento; el llamamiento divino es un llamado con propósito.

Y pensemos en esto, hoy en día usted es salvo porque Dios le escogió, le escogió con un propósito, él le ama, desea lo mejor para usted, a planeado lo mejor para usted, espera que usted responda estos llamamientos de salvación, de santidad y de servicio.

No solo afectará esta vida, sino en la vida venidera, nos afecta aquí ahora y afecta nuestra recompensa en el cielo. Si una persona dice “basta que solo sea salvo, es todo lo que me importa”, al leer sobre la recompensa en 1 Corintios 3 y comparecer en el juicio, lo pensaremos dos veces antes de conformarnos con eso.

También debo decir que su llamamiento es irrevocable, Dios no dice -te llame tiempo atrás, pero tú no hiciste lo que dije así que cambie de parecer-. Los llamamientos de Dios son irrevocables, es imposible irrevocarlo, Dios no me llama y luego cuando surgen problemas y hay complicaciones, sufrimos persecución, alguien no nos acepta, nos desalentamos, nos decepcionamos y decimos bueno Señor, esto no funciona así que regresare a lo que antes hacía. Quizás decidamos regresar, pero Dios no anula el llamamiento santo que nos hizo, no importa lo que nos haya ordenado hacer. El llamamiento de Dios es irreversible y ¿Cómo Dios nos llama? Primordialmente nos llama por medio de su palabra, quizás por un mensaje, un pasaje que leemos, el testimonio de otra persona, Dios usa todo tipo de circunstancias para enviar un mensaje poderoso a nuestra vida de que él nos habla, de que quiere que hagamos algo, nos habla por medio de su Espíritu Santo, y creo que de todas las maneras en que Dios nos llama, si juntamos esas dos, si hemos creído en él como nuestro salvador personal y dentro de nosotros vive el Espíritu Santo, si una de las personas de la deidad vive dentro de nosotros ¿Qué está haciendo? Recibiendo el mensaje del padre, interpretándolo a nuestro corazón, interpretando la palabra de Dios a nuestro corazón.

Si alguien dice “yo no entiendo el llamado de Dios” Amigo no hay un lugar en la biblia que diga que debo obedecerlo solo si lo he entendido completamente, no está ahí, yo no tengo que entender todo. Si él dice que lo haga, confió en que Dios omnisciente, sabio y amoroso, todo lo que me ha llamado a hacer, lo que demanda de mí, debe ser lo mejor. Debe ser lo mejor porque esa es la naturaleza de Dios. No hay razón para dudar de él.

Así que a veces me llama y usted dirá ¿Acaso Dios grita? No verbalmente, pero tiene maneras de gritar y a veces es puro dolor, el dolor puede ser tan fuerte, que es más fuerte que la voz humana de cualquiera porque penetra hasta lo más profundo del corazón de una persona. ¿Por qué esforzar a Dios a enviarnos dificultad, dolor, para captar nuestra atención? ¿Cómo nos llama Dios? Él siempre nos llama con amor, con perdón, siempre nos llama por medio de su Espíritu, por su preciosa palabra. ¿Y cómo respondemos usted y yo a eso? Algunos dirán Dios me ha llamado y quisiera aplazarlo, eso no es posible.

Cada día que vivimos lejos de la voluntad de Dios, perdemos mucho, por ahora perdemos bendiciones y más tarde recompensas.

Yo solo me hago estas 3 preguntas ¿Ha respondido usted al llamamiento? En cuanto a su destino eterno, el llamado a salvación. ¿Está dispuesto a responder al llamamiento de su estilo de vida? y a decirle -Dios mío desde esta hora quiero seguir tu camino en mi vida, quiero andar en obediencia delante de ti, quiero ser la persona que quieras, no quiero desperdiciar mi vida un día más, no quiero excusarme, Dios mío desde hoy deseo una transformación en mi forma de pensar, quiero ser el hombre piadoso, la mujer piadosa que quieres que sea-.

Si está presente aquí ya sabe que Dios le ha llamado a alguna área de servicio, podrá recordar cuando el llamó y que usted dijo que no, podría haber sido algo bastante muy muy importante desde su punto de vista o quizás lo fue, pero usted sabe que Dios le llamó y usted dijo no; le dijo que estaba ocupado, lo cierto es que quizás tenga temor, lo que haya sido. Pero en esta ocasión está dispuesto a decir al Dios vivo: “Padre lo que quieras, a donde quieras enviarme, lo que quieras hacer en mi vida, o lo que quieras hacer por medio de mí; la respuesta desde este momento Dios mío es ¡sí!”.

Por Charles Stanley

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