LO QUE NOS LLEVA A LA
POBREZA
La pereza, la insensatez, la negligencia, el desorden y la necedad irremediablemente provocarán nuestra ruina.
La pereza, la insensatez, la negligencia, el desorden y la necedad irremediablemente provocarán nuestra ruina.
La
promesa de Dios para este nuevo año es que tendrás paz en tu territorio y te
saciará con lo mejor del trigo. Además, promete que Su Palabra correrá
rápidamente [1]. Es decir que no solo recibirás lo mejor sino que pondrá gente
delante de ti a quienes bendecirás. Así que debemos prepararnos para todo lo
bueno que vendrá, porque una cosa es que Él quiera dárnoslo y otra es que
estemos listos para recibirlo. Si Dios te da una pareja, ¿te estás preparando
para amarle, respetarle y proveerle? Muchos no reciben más bendición porque les
falta preparación de carácter y de corazón.
Lo
primero es dejar la pereza a un lado, ya que abundancia de desgracia hay en
casa del perezoso [2]. Sabemos que la pobreza no es buena ni deseable. A nadie
le gusta pasar penas para proveer en su familia o para realizar sus sueños. Por
lo tanto, es necesario quitarnos de la cabeza la idea de que prosperar no es
bueno. Si consideramos que estar económicamente bien no es necesario, ¿por qué
envías a tu hijo al colegio? Si es bueno ser pobre, pidamos al gobierno que
baje el salario mínimo, pero no es bueno, muchas cosas malas derivan de la
pobreza: pleitos, robos, incluso guerras, por lo que es necesario aprender a ser
diligentes y superarnos económicamente.
Todo se
pierde por falta de buenas decisiones. Dios nos ha dado los talentos para
producir y prosperar, pero debemos aprender a trabajar esforzadamente, de lo
contrario, cometemos pecado, somos como malvados al desperdiciar nuestros
talentos y lo que era para nosotros lo alcanzará otro hombre justo que sí sabe
aprovechar [3].
También
es determinante que enseñemos a nuestros hijos. El Señor nos habla en
Proverbios de una corrección que se refiere a la educación económica porque la
relaciona con el área financiera. Yo le doy gracias a Dios porque mi madre me
enseñó a ser ordenado con mis finanzas, desde pequeño me enseñó sabiduría
económica.
La
enseñanza es para todos, hombres y mujeres, pero especialmente para las mujeres
es importante ya que ellas administran la economía del hogar y son las primeras
maestras de los hijos. Mujer, bendice tu hogar con buena administración, para
que Dios pueda proveerte lo que necesitas para edificar tu casa [4].
La
Palabra nos insiste es que es necesario apartarnos de la necedad y de la
indisciplina que son malas y que traen pobreza y vergüenza. Déjate aconsejar
por el Señor, quien desea enseñarnos sobre disciplina y buenos hábitos en todo
sentido, incluyendo las finanzas para alcanzar honra [5]. Dile al Señor:
“Apreciaré cada palabra de cada enseñanza que me des, las voy a atesorar,
reprenderé la vergüenza y la pobreza”.
Pensar en
la abundancia no es malo, ¡es de personas diligentes! Es dar buen testimonio de
nuestra fe, porque la persona que no piensa las cosas, a quien le falta el buen
juicio, rápidamente se deja llevar por sus impulsos y malgasta sus bienes [6].
Además, la Palabra nos advierte de no andar buscando negocitos fundamentados en
mentiras, porque no solo es pecado, sino que conduce a la muerte. Como lo ves,
pensar en prosperar es un asunto serio, no es malo, es correcto. Mucha gente se
mete en problemas porque no ha sabido prosperar como Dios manda. Él quiere tu
bienestar en todo sentido, y que lo logres de la forma correcta. Por supuesto
que el amor al dinero es pecado y conduce a la destrucción, porque nuestra
intensión debe ser correcta, no tener para atesorar sino para compartir. Hay
que corregir el comportamiento económico, no codiciar o vivir solamente para
hacer riquezas. También debemos aprender a vivir felices con lo que tenemos,
esforzarnos por tener una mejor calidad de vida, pero no vivir de apariencias
con tal de que todos crean en un bienestar económico que es mentira. El
esfuerzo y la verdad deben prevalecer.
¡Planifica
tus gastos! No compres por ansiedad [7]. En el hogar, junto a tu pareja,
pregúntense: ¿qué tendrán, cuánto tendrán, qué sucederá si no lo logran? Vale
la pena hacerlo para que el dinero no afecte su felicidad. Debes tener una
meta, no te dejes llevar por ofertas o impulsos, para luego vivir frustrado,
amargado y envidioso de lo que otros logran. Escucha las enseñanzas del Señor y
aprende a decir no cuando te pidan hacer algún gasto fuera de tus
posibilidades. Ser sincero no es vergüenza, al contrario, la pobreza y la
vergüenza te esperan si no te mides.
El sabio
no desperdicia comprando demás, y aprovecha al máximo lo que adquiere. Jesús,
con todo Su poder, recogió lo que sobró cuando multiplicó los panes para dar de
comer a la multitud. Así que aprende a sacarle el jugo a lo que tienes, eso te
conducirá a una vida justa y de abundancia [8].
[1] Salmo
147:14-15 dice: El da en tu territorio la paz; Te hará saciar con lo mejor del
trigo. Él envía su palabra a la tierra; Velozmente corre su palabra.
[2]
Eclesiastés 10:18 (TLA) En la casa del perezoso pasan muchas desgracias:
primero se cae el techo, y después toda la casa.
[3]
Proverbios 13:22-25 (TLA): Las riquezas del hombre bueno serán para sus nietos;
las riquezas del pecador serán la herencia de la gente honrada. En los campos
de los pobres, hay comida de sobra; donde hay maldad, todo se pierde. Si amas a
tu hijo, corrígelo; si no lo amas, no lo castigues. Los buenos comen hasta
llenarse, pero los malvados se quedan con hambre.
[4]
Proverbios 14:1 indica: La mujer sabia edifica su casa. Mas la necia con sus
manos la derriba.
[5]
Proverbios 13:18-19 enseña: Si no aprecias la disciplina, te esperan la pobreza
y la deshonra; si aceptas que se te corrija, recibirás grandes honores. ¡Cómo
nos alegramos cuando se cumplen nuestros deseos!, ¡Y cómo le cuesta trabajo al
necio apartarse del mal!
[6]
Proverbios 21:5-6 enseña: Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a
la abundancia; Más todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la
pobreza. Amontonar tesoros con lengua mentirosa, es aliento fugaz de aquellos
que buscan la muerte.
[7]
Proverbios 20:21 aconseja: Los bienes que se adquieren de prisa al principio,
No serán al final bendecidos.
[8] Proverbios
21:20-21 (TLA) En casa del sabio hay riquezas y perfumes, en casa del tonto,
sólo hay desperdicios. Busca la justicia y el amor y encontrarás vida, justicia
y riquezas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario