viernes, 28 de marzo de 2014

ALCANZAR LA INALCANZABLE ESTRELLA


La felicidad no estriba en tener, sino en dar; en dar y darse, desinteresadamente, con amor y sin condiciones.

Había un hombre que todos los días –al rezar- le decía a Dios: “¿Cómo permites, Señor, que haya tanta injusticia y maldad en el Mundo, sin hacer nada por remediarlo? Y un día Dios le respondió: - «El mal, como el bien, nace de la propia libertad de elección del hombre. Y sí que hago por remediarlo: Te he enviado a ti y a otros muchos como tú, siglo tras siglo, para que despertéis la conciencia de los hombres, luchéis contra la injusticia, y defendáis al oprimido. ¿Qué has hecho tú?».

Para un servidor, la felicidad es más un camino que una meta. Una vez que aceptemos y seamos capaces de dar sentido a los sinsabores de la vida, es entonces cuando realmente podremos llegar a alcanzar la estrella inalcanzable; un estado de paz con nosotros mismos que nos liberará de todo miedo y ansiedad. Y si eso aún no fuera la felicidad, lo cierto es que comenzará a asemejársele.

No es lo mismo amar que querer. Amar es generosidad y entrega incondicional. El verbo querer es activamente posesivo, y así podemos llegar a creer – equivocadamente - que la felicidad estriba en la posesión particular de personas o cosas, cuando – realmente - la posesión en sí misma, no el amor, lleva la espina de la amargura en su esencia; el miedo a la pérdida de lo poseído.

No, no es eso. La felicidad no estriba en tener, sino en dar; en dar y darse, desinteresadamente, con amor y sin condiciones.

En esta vida podemos luchar contra el dolor, o sufrirlo. Nosotros, con nuestros actos u omisiones, somos los que elegimos entre ayudar o ser objeto de ayuda. Entre dar, o tener que pedir.

La primera elección, la de "ayudar", es consciente y voluntaria; la segunda, la de "ser objeto de ayuda", es involuntaria, al acabar "siendo objeto de ayuda", precisamente todos aquellos que – desde siempre y en su insolidaridad - intentan escurrir el bulto frente a la desgracia ajena.

Tú eliges. Eres libre.

Autor: Antonio Gil-Terrón Puchades

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