miércoles, 26 de febrero de 2014

UNA INSCRIPCIÓN DE LOS TIEMPOS SALOMÓNICOS



Si ayer citábamos el fabuloso descubrimiento del pequeño objeto con forma de escarabajo que viene a confirmar la existencia de una ciudad mencionada en la Biblia, Ay, de cuya historicidad se dudaba (pinche aquí para conocer todo lo concerniente al descubrimiento), y hace ya algún tiempo de las pruebas arqueológicas conocidas sobre la existencia del Rey David (pinche aquí si desea informarse sobre el tema), toca hoy referirse a otro hallazgo no menos importante acontecido estos días en el mismo escenario arqueológico, Israel. Estamos hablando de la inscripción alfabética más antigua encontrada en un yacimiento arqueológico en Jerusalén, la cual dataría de los tiempos del mítico Rey Salomón y según algunos de incluso antes.

La inscripción apareció hace unos meses en Ofel, al sur del Monte del Templo, en una excavación arqueológica dirigida por la arqueóloga Eilat Mazar, del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Contiene un texto de ocho letras, tres de ellas incompletas, en escritura hebrea temprana y grabado en los restos de una gran jarra de arcilla, la cual se data en la segunda mitad del siglo X a.C., es decir, en los mismísimos días del Rey Salomón.

De acuerdo con la primera hipótesis emitida por el arqueólogo Gershon Galil, del Departamento de Estudios Bíblicos e Historia Judía en la Universidad de Haifa en Israel, y publicada en la revista académica “Strata: Boletín de la Sociedad Arqueológica Anglo-Israel”, la inscripción sería una etiqueta de vino. Según Galil, la primera parte de la inscripción indicaría que el vino era del año 20 o 30 del reinado de Salomón, y la parte media se traduciría como “vino inferior”. Según el Prof. Galil ello vendría a “demostrar que David y Salomón fueron reyes reales e importantes, y no sólo un relato mítico de la Biblia”.

Nos hallamos una vez más y como tantas a las que nos hemos referido en esta columna, ante un hallazgo que viene a demostrar la veracidad histórica, más allá de determinadas deformaciones propias de toda obra literaria, de los textos que componen la Biblia, y dentro de ella, la parte que los cristianos damos en llamar Antiguo Testamento

Luis Antequera

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