LOS ANGLICANOS LE HACEN UN GUIÑO AL DEMONIO
Hace ya muchos años, décadas, que la iglesia Anglicana es, en las Islas Británicas, poco más que un envoltorio, bastante lucido, para un vacío que se adapta sin cesar y con grandes desvelos a lo políticamente correcto. De vez en cuando aparecen sorpresas, cada vez más escasas, como la homilía en la boda de los príncipes Guillermo y Catalina, pero lo cierto es que lo que había de bueno en la iglesia anglicana ha ido pasándose a la Iglesia católica en un goteo que no cesa.
Las noticias que nos llegan desde Inglaterra confirman estas impresiones.
Como explica Damian Thompson en el Telegraph, el último movimiento anglicano ha consistido en eliminar la tradicional referencia a “rechazar al Diablo” en el rito del bautismo, que se sustituye por una vaga referencia al mal en todas sus formas, eso sí, sin que aparezca otra de las modernas palabras tabú: pecado. Como escribe Thompson, "gracias a la sensible diplomacia de los liturgistas de la Iglesia de Inglaterra, siempre ansiosos por no estigmatizar a personajes impopulares, el Demonio ya no será humillado en los bautizos". En un estilo que recuerda al de C. S. Lewis, Thompson acaba su artículo señalando que «fuentes cercanas al infierno han declarado que el Demonio ha acogido con agrado la noticia de que ya no es mencionado por su nombre. "Acepta que es una figura controvertida, pero el ser señalado singularmente era hiriente", ha comentado».
No es de extrañar que el número de anglicanos practicantes, ya muy bajo, esté en caída libre. Se cumple una vez más aquello de que cuanto más uno intenta ser relevante (a los ojos del mundo), más irrelevante acaba siendo.
Jorge Soley
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