¿QUÉ HACE QUE UN ACTO SEA BUENO?
¿Qué sucede con los actos buenos si vienen de alguien que no cree en Dios?
Un médico descubre una vacuna que salva millones de seres humanos... ¿qué hace que ese acto sea bueno? Si viene por ejemplo de alguien que es ateo que no cree en Dios... ¿lo hace bueno porque hace el bien? ¿por la cantidad de gente a la que ayuda? ¿porque Dios intrínsecamente está ahí como está en TODAS partes y sucesos?
Si ese médico, además de ateo, es el ser más egoísta del universo y sólo lo hizo por ganar millones, ¿sigue siendo un acto bueno de acuerdo a la voluntad de Dios? Porque en la esfera espiritual, es fácil decir si no viene de DIOS; si no hacemos su voluntad, ¿pero en la otra esfera?
No hay dos esferas. Preguntamos qué hace bueno un acto. La respuesta de Santo Tomás creo que sigue siendo válida: depende de la suma de tres factores: (1) el "objeto," o sea, qué hizo la persona; (2) la "intención," es decir, qué pretendía lograr con lo que hizo; (3) las "circunstancias," esto es, qué repercusiones tendrá ese acto en el contexto y la situación en que se realiza.
Tomemos el caso del ateo que, llevado por la codicia, difunde una vacuna que salva millones de vidas. Suponemos que las circunstancias están a favor de la bondad de esa difusión. El objeto conseguido es claramente bueno. La intención está viciada; no es buena. Pero hagamos esta pregunta: Si el ateo se da cuenta de que su propia intención es pura codicia, ¿qué es mejor, que difunda o que no difunda su descubrimiento? Uno ve que para la Humanidad es mejor que sí lo difunda, aunque su intención no sea ni mucho menos perfecta. Por eso dice Santo Tomás que al preguntar por el acto en sí lo decisivo es el OBJETO, incluso más allá de la intención.
Hay otro factor que le da primacía al objeto. Según el mismo autor, la repetición de actos buenos crea "hábitos" buenos. Los hábitos ya no son puntos aislados en la historia de una vida, sino que son trazos o rasgos que se van haciendo parte de nuestro propio ser. En ese sentido, el hacer muchos actos buenos lleva potencialmente a amar el bien, y a transformar el corazón hacia la bondad en su manera de obrar.
Es interesante ver que en su diálogo con agnósticos y ateos, el Papa Francisco ha seguido esta línea, que es más bien clásica, como se ve por el autor que he mencionado, Santo Tomás. Como de costumbre, se han entendido mal sus palabras por parte de algunas personas, pero creo que es legítimo interpretar lo que él dice de la siguiente forma:
"Aunque seas ateo o agnóstico, y aunque no tengas una motivación espiritual o sobrenatural para realizar lo que los creyentes afirmamos que es bueno, busca con la sinceridad de tu conciencia y con la luz de tu inteligencia el bien que puedes hacer [o sea, concéntrate en el OBJETO bueno]. A medida que vayas caminando [el verbo "caminar" es muy importante para Francisco], descubrirás que un bien que toma raíz en tu vida reclama otro bien, incluso mayor; en ese camino muy probablemente nos encontraremos, porque nuestra fe es que Dios es el Bien absoluto".
Catholic.net
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