EL ANACORETA Y LA ORACIÓN DE LOS ANCIANOS
El joven seguidor, tras escuchar las palabras del Anacoreta sobre la espiritualidad envejecida, preguntó:
- Entonces, ¿cómo rezan los ancianos?
El anacoreta miró a su joven seguidor, se sentó y dijo:
- Puede parecernos que a los ancianos nos es más fácil la oración. No lo creas. La enfermedad, la edad, hacen que nos cueste más concentrarnos y que, cuando lo intentamos, acabemos dormitando en la iglesia. La oración del anciano ha de ser una oración más paciente. Abandonarse en las manos de Dios. Nos cuesta más la meditación y por eso volvemos a las palabras. De ahí que, por ejemplo, recemos más el rosario. Nos es difícil reflexionar y meditar, pero nos es más fácil la contemplación. Sentarnos ante el sagrario o el icono y sentirse pacientemente en presencia del Señor. Y muchas veces nuestra oración se transforma en un repasar nuestra vida. En recordar los momentos de los que debemos estar agradecidos y aquellos de los que debemos pedir perdón. Aceptar lo que hemos vivido y dejarlo en manos de Dios...
Joan Josep Tamburini
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