EL ANACORETA, LA LEY Y EL AMOR
El joven seguidor había oído decir tantas veces al Anacoreta, que lo importante era el amor y no la ley, que le preguntó:
- ¿Por qué no dejamos la ley de lado de una vez si con amar basta?
Rió alegremente el anciano y respondió:
- El problema no es ley sí o ley no. ¡Claro que necesitamos la ley! La solución es tan antigua como los profetas. Hemos de seguir la ley, pero no una ley gravada en piedra, sino una ley escrita en los corazones. Esa es la Nueva Alianza de la que habla, por ejemplo, Jeremías en el capítulo 31. Una ley humanizada, una ley leída y aceptada con y en el corazón. No una ley de piedra, sin alma, rígida, inhumana. Ese es el camino de Jesús, el camino del Reino.
Joan Josep Tamburini
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